14. Solo mía

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Agustín.

Beso esos labios rojizos, delicados y suaves. Son perfectos. Cada vez que la beso siento un sensación extraña. ¿Qué diablos es?

La tumbé en el sofá con delicadeza y bese su cuello. Se que a ella le encanta que lo haga, igual que a mí. Se podría decir que Carolina Kopelioff es perfecta.

– Agustín... – Le quite la blusa que tenía puesta dejando expuestos sus pechos, bese cada uno de ellos, bajando hasta su abdomen.

– Carolina, te juro que me vas a matar. — Estaba tan duro que dolía. Como es posible que está simple chica me ponga de está manera.

Roce mi miembro con su feminidad y ella gimió.

Mi mano se desliza por su vientre desnudo. Desabrochó el botón del sus Jeans, bajándolos después. Quedó solo en bragas. Así que, aquí viene lo mío, meto los dedos debajo de sus bragas y al instante jadea contra mi boca.

– Estás tan mojada, Carolina. – susurro en el hueco de su cuello y lo beso. 

Sonríe. Mis dedos se deslizan en su interior con facilidad de lo mojada que está. Se que lo está disfrutando. Por la manera en la que arquea su espalda, muerde sus labios y cierra sus ojos. Mis dedos se movían de arriba, abajo, en círculos. 

— ¡Oh, Dios! –  Mierda, sus gemidos son perfectos.

Acelero mis movimientos y sus piernas comienzan a temblar.

— Agustín... Ah, tienes que parar. — Ni siquiera puede hablar. Mierda, se siente tan bien verla de esa manera.

— Eres hermosa.

Sus músculos se comienzan a atensar. Hasta que se corre en mis dedos. Estos mismos los llevo a mi boca y los chupo. Sabe delicioso.

– Bien, creo que eso es todo por hoy. Tengo tantas ganas de follarte pero se que en cualquier momento llegará Belén y no quiero que nos interrumpan.

Sus mejillas se tornan de un color rojizo. Comenzó a vestirse de nuevo. La miro por unos cuantos segundos. Quisiera saber la respuesta de que es lo que sentía al verla, que es este maldito sentimiento. 

– Creo que me iré a dormir. – Se levanta del sofá y camina hacia las escaleras.

– ¿Puedo ir contigo?– Me sonrió y me miro algo confusa. – Tranquila, No vamos hacer nada.

Asintió. Fuimos hacía su habitación y ambos nos recostamos sobre la cama mirando hacia el techo. Nos quedamos en silencio por unos minutos y no era para nada un silencio incómodo.

— Quiero que me cuentes sobre ti Carolina. – Me miro sorprendida.

— No hay mucho que decir. Te aburría seguramente.

— Tú jamás. Anda, dime absolutamente todo sobre ti.

No se que carajos estoy haciendo. Pero quiero saber de ella, quiero saber cada mínima cosa de ella, saber todo sobre Carolina Kopelioff.

— Bien...Tengo 18 años, nací aquí. Supongo que Belén ya te dijo que nuestro padre nos abandonó cuando éramos pequeñas. Él era alcohólico y siempre insultaba a mi mamá y a Belén. Por alguna extraña razón a mi no, yo era su "Favorita" Y no sabíamos por que. Él un día salió por la noche y no volvió jamás.  Mamá lloró día y noche por meses. Yo no lo lograba entender era muy pequeña. Pero sabía que algo estaban al – Asiento – En la primaria me molestaban por mi estatura. Decían que nunca iba a crecer y realmente no lo hice. — soltó una risa. —   Hasta que conocí a Valentina y ella me defendía siempre. En el colegio fui bastante normal, con notas normales.

– ¿Y nunca has tenido novio? – Vaya que discreto Agustín.

– Si, claro que tuve. Pero no es algo que me guste contar y recordar.

— Dímelo. – Le agarre la mano y la entrelaze con la mía.

— De acuerdo. A él lo conocí hace unos dos o tres años, él es un año mayor que yo. Al principio salíamos como cualquier pareja normal, éramos la pareja del año, creía que mi relación era la más perfecta de todas. Era muy ingenua y en ocasiones se quería sobrepasar conmigo, quería hacer cosas de la cuáles yo aún no me sentía preparada. La última vez que lo vi me dijo cosas hirientes y no volví a saber de él. Tiempo después me dijieron que él me había sido infiel, nunca quisieron decirme con quién fué, y no me interesaba tampoco. Simplemente llore por mucho tiempo y hasta ahora sigo sin saber nada de él, y eso me alegra.

No sé por que, pero por alguna razón sentí ¿Celos? No lo creo.

— ¿Absolutamente nada? – Dije serio.

— Bueno, si. Me a mandado mensajes, pero nunca le contesto. Lo odio demasiado. – Se empezó a reír.

Oh, Como amo su risa.

— Eso me parece bien.

– ¿Y tú no vas a contarme tu vida? — me miró esperando con ansias.

– Pues... Nací aquí también, Pero mis padres biológicos  murieron en un accidente cuando tenía diez años. Así que me adoptaron. Sinceramente es una gran familia que me ayudó pero nunca pude encajar con ellos realmente. Los quiero, pero no tengo buena comunicación con ellos. Entonces, me tuve que mudar a Nueva York cuando tenía 16 y allí pase varios años, hasta qué conocí a Belén. Creí que realmente era la indicada entonces le pedí que se casara conmigo en su hotel.  – Me empezé a reír y ella también. – Y ahora estoy aquí. Contigo.

Hizo una pequeña sonrisa.

– Me encanta cuando sonríes. – Me acerque a ella y la bese

— ¿Y por qué no hablas con tus padres adoptivos? — preguntó mirándome con tanta atención.

— No lo se. Siempre fueron muy estrictos, muy a la antigua y mis padres biológicos eran diferentes.

— Creo que debiste convivir más con ellos, hacer un esfuerzo. Estoy segura que tus padres solo querían lo mejor para ti, Agustín.

Tenía unas inmensas ganas de besarla y lo hice. Nunca hay que quedarse con las ganas.

No tardo mucho en responder el beso. Se coloco a horcajadas y nos besamos como si no hubiera un fin.

Carolina sigue siendo una niñata, pero es mi niñata. Y me está volviendo loco.







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Como siempre actualizado tarde perdón. Hahaha :v

Te Necesito Bernasconi - AguslinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora