CAPÍTULO 1 NUEVO INQUILINO

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Lorena miraba a través de la ventana de su espaciosa cocina que daba hacia la calle principal del pueblo donde vivía.

Hacía dos días que Mariana una de sus mejores amigas le había dado una noticia que la tenía al borde de la locura.

Su esposo había regresado y no solo había regresado, sino que no lo había hecho solo, venía acompañado de una hermosa mujer.

Ella una vez más se había tragado su orgullo y su dolor y lo había esperado para enfrentarlo y fingir que eso ya no le dolía, quizás él por fin viniera a firmar el divorcio que se había reusado a firmar en el pasado y ella pudiese dar vuelta a la página y seguir con su vida sabiendo que sería imposible hacerlo sin él, sin embargo eso no había sucedido, él no había ido a buscarla, ni se había comunicado, lo cual era peor porque entonces ella inconscientemente empezaba de nuevo a albergar esperanzas de que él regresara para quedarse y no para firmar el divorcio.

Mientras él se resistiera a firmar y no viniera y le dijera que no quería volver a verla ella seguiría viviendo en ese tormentoso sube y baja, donde él venía y la convencía diciéndole que ella era la mujer de su vida, que la amaba y que era lo más importante para él y de repente sin mas se alejaba, luego no faltaba quien viniera a contarle que estaba con otra y ella era incapaz de poder escapar de ese círculo vicioso.

Una lágrima rodó por su mejilla, la cual limpió con rapidez al escuchar unos golpes en su puerta.

Con rapidez se dirigió hacia ella para ver de quien se trataba.

Al abrir no pudo apartar la mirada de aquel hombre alto e imponente que se hallaba parado con una sonrisa ante su puerta.

_Hola -le extendió la mano. _mi nombre es Gustavo Contreras, esta mañana estuve en la presidencia arreglando algunos asuntos y me informaron que aquí podría encontrar un departamento en renta.

Ella lo miró con recelo, no podía confiar en nadie, sobre todo en esos tiempos en que el pueblo había despertado a un nuevo auge económico ya que se estaba construyendo un inmenso y ambicioso centro turístico en medio de la Sierra, lo que conllevaba muchas fuentes de empleo mayor movimiento comercial, mayores inversiones en el pueblo, como la reciente construcción de un hotel de lujo que hasta hacía poco se hubiese antojado algo imposible de hacer, sin embargo las cosas estaban cambiando y como todo traía cosas buenas y malas, por ejemplo había llegado mucha gente bien preparada que participaba en esos enormes proyectos pero a su vez llegaba gente de todo tipo, muchos malvivientes que veían su oportunidad perdiéndose en el anonimato entre tanta gente desconocida.

_El Lic. Medina me dio su dirección. -se adelantó a decir ante la indecisión de ella.

Ella lo miró de nuevo, sinceramente no se veía como un malviviente ni parecía una persona peligrosa, por el contrario su impecable aspecto físico y esa sonrisa de medio lado le habían cortado la respiración, además si el Lic. Medina lo había recomendado, entonces podía confiar. Él  había sido un muy buen amigo de sus padres, trabajaba en la presidencia del pueblo y ella le ayudaba por las tardes, cuando estaba sobrecargado de trabajo ya que ella se desempeñaba como maestra por las mañanas.

El era como un padre para ella, a falta del suyo que había muerto hacía ya bastante tiempo.

_Pase por favor. -se movió desbloqueando la entrada.

El observó disimuladamente el lugar, era una cocina amplia muy bien equipada, lujosa diría él, de hecho ya había escuchado hablar acerca de esa casa y de esa mujer, eran muchas cosas las que se comentaban, pero principalmente se notaba que era apreciada por la comunidad, se decía también que esa casa era por mucho la mejor del lugar, construida en un lugar privilegiado en las colinas de uno de los muchos cerros que rodeaban el lugar, se notaba que se había invertido mucho tiempo y dinero en ella y verdaderamente era espectacular, al igual  que las vistas que se tenían desde ahí.

_Espero no ser inoportuno. -la miró él sintiéndose incómodo.

_No, por supuesto que no. -se apresuró a aclarar. _El departamento está en la parte trasera de la casa.

_¡Bien! -exclamó con alivio. _eso significa que aún está disponible.

_Si. -no pudo evitar sonreír. _ aún está disponible, si gusta acompañarme para que lo vea y decida si le conviene o no.

El la siguió, pero no pensaba en el departamento, se preguntaba por qué su esposo había sido capaz de dejarla, y no solo eso, sino de humillarla en la forma en que lo hacía, pasándole por el frente a sus amantes y restregándole en la cara los hijos que tenía con ellas cuando ella no había podido darle ninguno... al menos eso era lo que se decía por ahí.

Mientras cruzaban el amplio patio interior y subían los escalones de los desniveles para poder llegar al departamento él la observó con detenimiento, no era una belleza despampanante, pero no era fea, su cuerpo era más bien rellenito y no delgado, sin embargo era alta y sus facciones eran hermosas, su piel tersa hacía una perfecta combinación con sus ojos color café cobrizo con destellos verdosos un color muy especial pensó, y esas largas pestañas que los enmarcaban, todo en ella era natural, así como su hermosa y abundante cabellera de un tono café cobrizo casi pelirrojo, que llevaba suelta y le llegaba abajo de los hombros.

_No es muy grande, pero es cómodo. -se volvió ella al llegar a la entrada y abrir la puerta principal.

Ese hombre la ponía nerviosa, parecía no querer apartar la mirada de ella, al parecer el departamento no llamaba tanto su atención, sintió que sus mejillas ardían y hubiera querido esconderse de su vista pero no podía.

Hacía tanto tiempo que no se sentía así, nadie se fijaba en ella porque no era atractiva y la verdad ella tampoco había reparado en nadie porque solo tenía ojos para su esposo, pero este hombre estaba siendo muy impertinente, aunque... solo la estaba mirando, no entendía porque de pronto se había sentido vulnerable.

ESPERANDO POR TI. No. 2️⃣ // SERIE HOMBRES DE LA SIERRA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora