→ Solo tú ←

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No teniendo el control de sí mismo se encontraba siguiendo a aquel pequeño pelirosa a una discoteca, se había sentado en la barra solo, y tratando de no ser descubierto, el castaño se sentó al otro lado de la barra con la vista en él; se sentía sin límite, descontrolado quería poseerlo.

¿Por qué no podía darle una mirada de reojo como solía hacerlo? Lo vio sonriendo con una rubia, sintió su sangre hervir pero se obligó a limitarse ‹No tengo derecho, no tengo ningún derecho› se repetía a si mismo ‹Ya no es nada mío›. Lo siguiente que vio fue que el pelirosa se dirigía a la pista de baile solo y, de nuevo, lo siguió, poniéndose a una distancia prudente, lo vio bailar, cada movimiento, cada paso y sonrió, una sonrisa torcida ‹No puedes negar quién eres›. Aquellos pasos tan… sensuales, lo incitaban a proclamarlo, llegar a la pista y gritar “Mío” que nadie más lo mirara, él llamaba la atención de más de uno.

Se sentía tan perdido, en un sueño o una pesadilla, no sabía qué rumbo tomar, no podía engañarse a sí mismo, ninguno de los dos podían hacerlo más, no esa noche.

Tanto tiempo de ya no estar juntos, tenerlo tan cerca pero a la vez tan lejos lo llevaba al borde de la locura, ¿por qué siquiera estaba haciendo algo tan bajo como esto? Se sentía tan irreal estar en esta situación. Él en la pista iluminaba el oscuro luegar lleno de éxtasis con luces parpadeantes por todas partes. No quería a nadie más que no fuera él, sin él se sentía gris, monótono.

Tanta gente en aquel lugar, en el mundo, y el castaño solo estaba loco por un pequeño chico pelirosa. ¿Qué demonios le sucedía?

Entonces, por mero capricho del destino, sus miradas se encontraron y el castaño quería perder el control, sin límites, sediento del pelirosa se relamió los labios, ninguno apartó la vista conectándose de nuevo, había anhelado tanto esa conexión después de tanto tiempo. Tomando por delante su impulso el castaño caminó hacia él, el otro no se movió, lo esperaba, lo deseaba, ambos lo hacían.

Estuvieron frente a frente y el más alto lo tomó posesivamente arrastrándolo de ese lugar, la música sonaba cada vez más fuerte, quería respirar de entre tanta multitud de gente, quería sentirse libre, ya lo tenía a su lado de nuevo, podían huír y ser libres ¿por qué todo había acabado? Salieron por la puerta trasera y lo acorraló allí con fuerza.

Le encantó ver que se encontraban igual, anhelantes, por qué él era suyo, él tenía también su corazón.

—Tú, eres mío, me perteneces.

El más bajo suspiró, el instante se tornó caliente y explosivo, había tomado eso como un ‹Te haré mío de nuevo› se prometió a sí mismo que haría las cosas bien esta vez, después de todo ya no habían límites.

• LIMITLESS • [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora