El Hijo de Kurama. (Naruto)(Yaoi)

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{Narradora}

—¡Sugoi, Otō-san! —le brillan los ojos al ver tal Jutsu de su progenitor, El Zorro de Nueve Colas: Kurama, también conocido como el Kyūbi, pero éste no estaba en su forma original, sino en su forma humana, enseñándole lo básico de los Jutsus al igual que los elementales. —¿¡Cómo puedes hacer eso papá!?

—Hmh, es muy fácil, hijo. Todo lo que tienes que hacer.. Es concentrarte al momento de acumular tu chakra.—le dice sonriente el pelirrojo de 30 años, pero aún con su apariencia de joven (aparentemente de 19, >:'v). —Sólo has el sello, así. —(¡Ustedes ya saben como es!) junto sus manos cerrando sus ojos. El pequeño pelinegro hace lo mismo que él.

Después de tener un poco de concentración del chakra. Padre e hijo de sentaron serca de un risco viendo el atardecer.

—Hiroyuki.

—¿Sí?

—¿Podrías.. Prometerme algo, hijo?—Habla con voz temblorosa el mayor.

—¡Claro! ¡Sabes que cumplo mis promesas! —Kurama ríe en su interior, pero sin quitar su mirada de nerviosismo.

—Jeje, en eso tienes razón pequeño. —El ojirrojo de pupilas rasgadas hace una leve sonrisa cuando su progenitor le acaricia la cabeza.

—¿Cuál es el promesa, Otō-san? —Pregunta inocente el niño.

—Nunca, jamás en la vida. Dejes de proteger a tus futuros amigos; y que nunca olvides que siempre te estaré cuidando. —Lo abraza con toda su alma, Hiroyuki extrañado le corresponde el abrazo. Pareciese que esa escena de amor paternal fuera la última que tuvieran en mucho tiempo.

—Ah, jamás. Papá.

—Eso es lo que quería oír. —Se desvanece entre la suave brisa de la primavera, dejando a un mitad Kitsune estupefacto.

De pronto, todo a su alrededor se volvió negro, cuando en realidad era un vacío de la soledad. Sólo el permaneció allí inerte con los ojos sin brillo. ¿Qué acababa de pasar?

—¡Papá! —Abrio los ojos de sorpresa con la respiración agitada, que al mismo tiempo se sentaba fugazmente de la cama, sintiendo como algo húmedo pasaba por su frente: sudor. Miro su cuarto temporáneo que por lo general; había un desorden total, algo característico en él. Suspira —Ah~, sólo fue un sueño. —El recuerdo de su padre desapareciendo.. agacho la mirada hasta convertirla en sombría. Apretó las frazadas por impulso hasta el momento de temblar un poco.

Cuándo supo Hiroyuki que implantaron al “Zorro de nueve colas” en un bebé apenas recién nacido; también sabiendo que le era imposible creer que “su padre” atacaría a una aldea sin sentido alguno. El ojirrojo ya sabía como se comportaba Kurama al momento de estallar, sólo en ocasiones de que él haya hecho una de las suyas, ó.. cuando su pequeño salía herido por desconocidos y/o se sobrepasaron de lo debido.. Salé la verdadera bestia de su interior.

Pero, ¿¡atacar a una aldea y matando inocentes sólo por capricho!? Ese no era su ídolo que conocía, ese no era su Papi. Probablemente haya sido controlado por alguien o algo totalmente personal que incluso su propio hijo no estaba informado.
La cabeza del pelinegro iba a estallar de tantas dudas y probabilidades de que se haya comportado así.

Era algo que incluso él mismo se sorprende por la capacidad de leer los sentimientos de las personas, si éste los llega a conocer de fondo, Hiroyuki comprenderá rápidamente a esa persona entendible, y su progenitor no era la excepción para ya conocerlo. Aunque no haya conocido a su madre después del parto y no lograr abrir sus pequeños ojos, sólo para ver siquiera un poco de la imagen de su madre biológica.
Tenía suerte de tener un padre honesto y directo, cada vez que el pequeño Hiroyuki preguntaba inocentemente de como era su madre, el se iba en su mundo del pasado tratando de recordar todas las cosas que hacían juntos. Hiroyuki ya se imaginaba a su madre luchar con muchos ninjas menos fuertes que ella, porqué eso era, una Kunoichi de Konoha y la más fuerte de todas. Y más, siendo una Uchiha hecha y derecha de corazón. Hiroyuki Kurama Uchiha, para el no le sonaba mal, pero cuando el descubrió que había un clan al igual que su apellido, se sentía muy confundido en esos momentos. Era un clan especializado en el Genjutsu que hasta pueden resistir teniendo a tu usuario en la ilusión, pero al pelinegro le importó muy poco sinceramente.

—No sé porqué actuaste de esa manera tan amenazadora. Pero, juro que buscaré la razón, y así ya no tener rencor por ti. —Levanta la mirada decidido —¡Es una promesa!

Rápidamente agarró sus cosas en una mochila normal, bajo sus orejas ocultándolas sobre su cabello.. ¿y su cola? Bueno, trato de meterla en su pantalón holgado para que siquiera se notase, por lo menos.
Abrió la puerta del fūton, seguido después cerrarle.

Camino por los casi largos pasillos de los pequeños hoteles/fūton que se hallaban allí, llego hasta la rentera de los futones y dijo Hiroyuki.

—¡Hola! Gracias por su hospitalidad señora Dan ¿cómo puedo pagarle? —La señora de 34 años responde.

—No te preocupes Hiroyuki-kun, es mi pago por salvar a mi hijo de unos bandidos. —Hace una leve reverencia —En cerio, le agradezco ese día en que haya aparecido.

Hiroyuki (alagado), se frota la nariz con su dedo índice por los nervios.

—Jeje, no hay de qué. Bueno, seguiré mi rumbo. —Alza la mano en forma de despedida. —¡Adios señora Dan! ¡Mandale saludos de mi parte a su hijo!

—¡¡Así será, no te preocupes!! —Feliz y comprensiva, jamás olvidaría a ese muchacho valiente. Que a pesar de todo, le ayudo a confiar un poco más en las personas.

No hay que juzgar antes de conocer a las personas.

Caminando por el gran sendero entre los árboles, la mirada del de las pupilas rasgadas era determinada ha arriesgarse antes de lo esperado. Sonrió dejando ver su dentadura, como la felicidad de un niño. Aunque en realidad ya se hace pasar por uno, ya que el descubrió un nuevo jutsu creado por éste mismo. El cambio de edad. Con determinación grita.

—¡KONOHA, ALLÁ VOY! —Por su culpa, los pájaros volaron por sus vidas. Piensa él: —“Tranquilo, papá, estaremos juntos de nuevo. Como ya dije, es una promesa”.

(...)

Palabras: 1031.

La voz de arriba sera la de Hiroyuki :3