El Beisbolista.

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De pronto el aire dejó de correr, sus ojos fijos en los de él, cada uno concentrado en lo que haría enseguida. El tiempo avanzaba, y era decisivo lo que ocurriría. Su postura era peculiar, pero le funcionaba, al ser un joven alto de 1.70 mts. solía acomodarse por costumbre a los estándares de altura promedio. Apretó fuerte con las dos manos, el sonido de los guantes rechinó en sus oídos, unas gotas de sudor resbalaron por su frente, sin parpadear notó las señales, a metros enfrente de él, el pitcher del equipo visitante se dispuso a lanzar la bola. Ensordeció al escuchar el eco de la pelota contra el bate, de ahí la adrenalina hizo que todo fuera más aprisa. Corrió, y el vitoreo de la afición volvía a su cabeza poco a poco, gritos y aplausos se hacían más fuertes para él, sus largas zancadas le ayudaron a terminar la carrera. En home, sus compañeros de equipo lo recibieron con abrazos y gritos, había sido la primera victoria de la temporada.Los gritos de festejo retumbaban en los vestuarios. Ibañez entró recibiendo palmadas de sus compañeros, llegó hasta su casillero y dejándolo abierto comenzó a desvestirse. El jugueteo entre el equipo era inocente, no importaba que unos estuvieran completamente en bolas. Correteaban unos a otros pegándose con las toallas que pondría cachondo a cualquiera de nosotros.Ibañez entre risas tomó sus sandalias y colgando en su hombro una toalla blanca caminó hacia las regaderas. Un área abierta de azulejos blancos, intercalados con grises, los colores del equipo. Colgó su toalla en un gancho y abrió la regadera, el agua comenzó a caer en su pecho, se fue lavando la tierra mientras platicaba con sus demás compañeros. Rayito, como algunos le decían, joven de 22 años , amante de los deportes lo que siempre le ha dado un cuerpo atlético. Juega para el equipo de baseball de la Universidad, eso mientras dura la temporada, sino, se encuentra en el equipo de basketball, su habilidad por los deportes le dio la oportunidad de entrar a la universidad, ayudado por el entrenador, ingresó a la carrera de Mercadotecnia en la cual va avanzando a paso tranquilo, bien le dijo el Coach cuando entró, "mira... tu dedícate a lo que te gusta, en cuanto a la carrera, eso es... no son "carreritas", llevátela tranquilo". Por eso no era tan bueno en la universidad.


Ibañez enjabonaba su esbelto y fibrado cuerpo, y el agua limpiaba su piel aperlada, su mente se privó de su alrededor y sólo oía sus pensamientos. Y en su mente, una cosa le daba vueltas, su novia. Una chica con la que ha andado desde hace poco, cambiaba de novia como de zapatos o eso decían los rumores la chica en turno solo la veía los fines de semana. Recordaba como era cada vez que se encontraban, ella corría a abrazarlo y besarle mientras él trataba de no estrujarla con deseo en público. Ella siempre le preparaba cenas de bienvenida con su familia pero lo que más ansiaba Rayo era llevarla al rincón oscuro más cercano. El joven reaccionó y de pronto se encontró que llevaba ya un rato enjabonandose su verga, que ya estaba hinchada. Trató de disimular y miraba de reojo, quiso apurarse para no exhibirse y no pudo evitar mirar a sus demás compañeros. Le pareció extraño, nunca había puesto atención, pero los demás chicos jugueteaban y se duchaban sin inmutarse de las erecciones de los demás. Diferentes tonos de piel, unas más velludas que otras, unas circuncisas, etc.

Rayo salió enredándose en su toalla, asomando un bulto entre la tela mojada. Se sentó en una banca mientras secaba su pelo castaño. Mientras observaba a los demás, no había morbo entre ellos, se veían a la cara mientras secaban sus partes, veía como algunos retraían sus prepucios revisando no quedará jabón o húmedo y otros secando sus rajas palpando sus nalgas. De pronto, Ibañez volteó hacia abajo y su verga asomaba más allá de la toalla, su prepucio lentamente jalándose sólo mientras la cabeza buscaba salir a la luz. Se despabiló y terminó de vestirse.


Aquella noche fue de festejo, varios miembros del equipo se juntaron en una casona, Rayo andaba por la casa saludando y conviviendo, siempre con una botella en la mano, cada que alguien terminaba su cerveza algún compañero le pasaba una nueva, chocando las botellas en señal de brindis. Ibañez salió un momento a la calle lejos del ruido para hablar con su novia por telefono, ella lo felicitó y se hablaron de cuánto se extrañaban. Cuando colgó, Rayo se quedó pensando mirando al calmado cielo, pero un ligero sonido llamó su atención. Enseguida de la casa, hay un callejón oscuro donde hay varios contenedores de basura y sirve de acceso trasero a algunas casas del sector. Rayo caminó lentamente sin saber que era pero le parecía familiar el sonido. Poniendo atención a la penumbra de golpe unos ojos lo miraron, se quedó pasmado sin hablar, reconoció el rostro, su compañero de equipo parado en el callejón recargando su espalda en la pared. Y de rodillas a él, una figura trabajando en su entrepierna. Bastó con que pasará un coche por la calle principal para que la luz descubriera lo que sucedía. A su amigo y vecino de habitación, le daban una tremenda mamada, le engullían la verga hasta la base, la siguiente sorpresa fue ver quien hacia tan ardua labor.


Si asistías a esa universidad, lo más seguro es que conocieras a Ivanna. Coqueta, extrovertida, amigable con todos... aah... y hombre... Ivanna era un muchacho universitario de baja estatura pelo lacio hasta las orejas, piel aperlada y facciones finas. Era conocido por todos por un escándalo universitario ya que estaba cambiando de sexo.


Rayo siguió mirando a los ojos de su compañero, hizo gestos y abrió la boca, y salieron sólo gemidos, volteó a ver a Ivanna y otro destello de luz iluminó la escena, chupaba con gula el glande, una mano aferrada a la verga y la otra acariciando el velludo vientre del jugador. Los gemidos fueron la advertencia e Ivanna sin inmutarse siguió pero ahora mirando a Ibañez que admiró como un chorro de semen se escapaba de la boca para luego centrarse en no dejar escapar los demás. Rayo se dio la vuelta y regresó a la casa.


Rayo no se hallaba y caminó de un lado a otro en la fiesta entre grupos de gente. De repente llegó su compañero y se vieron a los ojos, Rayo no sabía que decir, pero su amigo le extendió una cerveza y le hizo una mueca "¿que pedo?" Y él contestó con otra mueca "nada, nada...no hay fijón" seguida de otra "muy bien..."


Minutos más tarde Ibañez se fue a su habitación, su compañero de cuarto todavía no llegaba, quitó sus tennis con ayuda de sus pies y los tiró debajo de la cama, se quitó su ropa quedando solamente en boxers holgados. Se aventó a la cama mirando al techo e intentó dormir, pero no pudo. Pensó en su novia, en la conversación que había tenido hacía unos minutos y como le prometió darle un buen regalo por su victoria en el partido. Rayo sobo su pecho peludo, imaginando era la piel de su novia, pellizcó el mismo su pezón y se estremeció. Su otra mano bajo a su bóxer y sacó el pedazo por la abertura. Acomodó sus testículos para que quedaran fuera y comenzó a masajear su pene. Pasó sus dedos por la lengua y sobó su glande. A tope, su verga mediría cerca de 15 cms, ancha con una sobresaliente vena recorriendo su extensión. Pensaba en su novia y en qué tantas cosas le haría al tenerla enfrente. Seguía apretando su pezón imaginando era el de ella, gemía dándose placer, recorriendo la mano en su firme "bat". Rayo se giró en la cama y mordió la almohada al sentirse cerca de terminar pero se detuvo. Cubrió su pene con el prepucio y lo descubría lentamente. Hundió su cara en la almohada y se giró completamente. Comenzó a mover su cadera, rosando su verga contra la sabana, gimió otra vez, agarró la almohada y la bajó a su cintura, se levantó con sus fuertes y largos brazos y empezó a coger su cama, su espalda delgada mostraba lo fibrada de su musculatura, su espalda baja adornada de dos hoyuelos dando inicio a unas nalgas bien formadas. Embistió una y otra vez y se levantó. Incado en el colchón agarró su verga y la golpeteo contra la almohada, levantó la funda y deslizó su trozo, gimió con la sensación suave y áspera a la vez de la tela. Agarró con fuerza y movió de nuevo su cadera, unas metidas con tal fuerza que comenzó a sudar, algunas gotas caían por su pecho y espalda. Sintió que estaba cerca nuevamente y deteniéndose se tapó la cara y jadeo en descanso. Abrió un poco más sus piernas sentándose en la almohada, se movía rosando su dura verga pero ahora la agarró con su mano y se comenzó a masturbar. Esta vez ya no se detendría, siguió con ritmo y fuerza, estando a punto agarró su pezón pellizcándolo y gimiendo apretó el abdomen y los dedos de sus pies, de la punta de su pene saltó uno... dos... tres chorros de semen. Ibañez se dejó caer a un lado, recobró la respiración y se quedó dormido.


A la mañana siguiente despertó y se preparó para clases, muchos de sus amigos seguían dormidos y se fue sólo.


Mas tarde ese día, sentado en la cafetería fueron llegando sus compañeros, uniendo más mesas para estar juntos, pasaron un buen rato hasta que tocará la siguiente clase. Se comenzaron a retirar y uno de ellos le gritó a Rayo que le lanzara el libro que olvidó sobre la mesa. Teniendo reputación de ser buen lanzador, tiro el libro que rodaba en el aire, pasando con velocidad más allá de las manos del joven... todos callaron por la sorpresa, e Ibañez corrió a dar su ayuda al ver que alguien había caído por el golpe en la cabeza.

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⏰ Last updated: May 19, 2018 ⏰

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