¿Recuerdan cuando les dije que siempre hago un comentario positivo seguido de uno negativo para mantener el equilibrio en mi ser?
Llevo aproximadamente diez minutos intentando hacer ese comentario respecto a Alejandro y no lo logro. Este chico hace que me desequilibre con tan sólo decir "pssst". Lo curioso es que apenas llevo menos de un día de conocerlo.
-¿Cómo estás, Andreita?
-Abstente de decirme así.
-No utilices palabras complicadas conmigo, linda.
-Sigo sin saber qué haces aquí. –Quería terminar esta conversación lo más pronto posible.
-Es una plaza; soy libre de venir cuando quiera. –Me miró con una gran sonrisa. Refunfuñé e ignoré por completo su presencia.
¿Saben qué es lo que más me desagrada de este chico? Que en realidad no es nada feo, ni un poco. Tiene una piel bronceada que va perfecto con esos ojos cafés, su cabello es casi tan oscuro como el mío y su sonrisa viene acompañada de unos hoyuelos realmente matadores.
Basta Andrea, estás sonando demasiado estúpida.
-¿En qué piensas, Solecita?
-En serio me desagrada que me pongan apodos. ¿Y por qué solecita?
-No lo sé, tienes pinta de que vas a iluminarme todos mis días.
¿De verdad este chico cree que voy a caer en eso luego de que dijo en frente de toda la clase que es un Rompecorazones?
-Eres todo un cliché viviente. –Reí- ¿En serio piensas que caeré en ese juego tan barato?
-Sigues aquí sentada junto a mí.
-Llevo aquí desde hace mucho rato y fuiste tú el que se sentó a mi lado.
-Bien, bien, ganaste. –Se levantó de la banca con una sonrisa matadora y me miró- Me voy si eso quieres.
-Gracias.
-Si quieres nos vemos mañana aquí mismo, luego de clases. –Reí- Claro, eso si quieres ver esto de vuelta. –Alzó ante mis ojos mi cuaderno de escritos. Me levanté casi de inmediato e intenté arrebatárselo de sus cochinas manos.
-Devuélvelo ahora.
-Lo haré sólo si me prometes que nos veremos mañana aquí.
-Puedo prometerlo, pero no cumplirlo.
-Una promesa determina el valor que tú mismo le das a tu palabra. Si para ti tu palabra vale tan poco, pues, supongo que me das algo de pena.
Me crucé de brazos y refunfuñé.
-Eres insoportable.
-Aprenderás a sobrellevarlo. –Me entregó de nuevo el cuaderno y alzó una ceja- Así son todas al principio. –Rio- Luego caen redonditas.
Luego de eso él sólo se dio la vuelta y se marchó.
No puedo creer que en serio existan chicos así. Lo peor de todo es que para este tipo de chicos, existen miles de mujeres que se encargan de inflarles mucho más el ego. Es un círculo que jamás termina.
7:00 pm. Casa.
Debo confesar que me agrada llegar a casa y que todos estén totalmente callados, perdidos en sus asuntos, pues eso me ayuda a reservarme el darles la primicia de mi primer día.
-¡Andrea! –Mi hermana Tefy apareció por la puerta de mi cuarto y se aventó en la cama luego de hacer a un lado mi montaña de ropa recién lavada.- Cuéntame qué tal estuvo tu día.
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Sólo así
Ficção AdolescenteMe preguntaron cuál sería la palabra perfecta para describirme... No supe responder, pues en mi cabeza sólo hay espacio para ti.