Era lunes por la mañana. La ciudad se pintaba de blanco porque la noche anterior había caído una tormenta de nieve, el frío se hacía sentir en mi cuerpo, pues las ligeras sabanas de mi cama no eran lo suficientemente calientes para poder conciliar el sueño otros minutos más.
Empezaba la semana y con ella otro mes más, Febrero. Siempre pensé que un nuevo mes era como iniciar un nuevo año, dejabas todo atrás y volvías a comenzar con el pie derecho.
Papá me llevo a la escuela como de costumbre, todo parecía un día normal, salvo por el hecho de ver a Adam sobria después de aquella noche.
Me encontraba en clases de administración, una materia que en particular me gustaba demasiado. El profesor Anderson se encontraba impartiendo el tema de control interno, cuando alguien tocó la puerta.
—Adelante —contestó mientras se sentaba en la esquina del escritorio. La puerta se abrió y entró una chica que se veía bastante intelectual, llevaba su cabello pelirrojo recogido con un par de mechones desordenados y unas gafas en su rostro.
—Hola —dijo la chica, la cual parecía demasiado tímida—. Soy del comité de la escuela —miró al profesor Anderson como respuesta del por qué había asistido al salón.
—Como sabrán, se acerca el aniversario de la ciudad —dirigió su vista hacia mí, debió ser que mi cara resultó parecer poco conocida—, así que la escuela busca reunir fondos realizando alguna actividad el día del aniversario —acomodó sus gafas—. ¿Alguien gusta ser voluntario?
Dirigió su vista a cada uno de mis compañeros de clase, los cuales trataban de perderse entre las cuarenta almas que estaban ahí presente. La chica se veía nerviosa, tal parecía que no era muy sociable.
—Yo —hablé mientras el salón se encontraba en silencio, eso provocó que algunos dirigieran su vista hacia mí. Tenía apenas una semana en aquella institución y no podía darme el lujo de ser indiferente con las personas.
Dirigió su vista hacia mí, junto con el resto de mis compañeros y me dedicó una amigable sonrisa.
—Te veo a las diez en punto en el salón 14 —salió después de agradecerle el tiempo al profesor.
A las diez de la mañana me encontraba en clase de contabilidad, el lado bueno de ofrecerme como voluntaria fue que podía salir antes y perder unos cuantos minutos de esa clase. ¿El lado malo? Que se me dificultaría aún más esa materia.
Fui directo al salón que me había indicado y ahí estaba ella, checando algunas cosas importantes en su computadora. Al verme se levantó entusiasmada.
—Soy Verónica King —extendió su mano para que yo pudiera responderle el saludo, lo cual hice.
—Alix Woods.
—En verdad te agradezco que te ofrecieras a ayudarme, había perdido la esperanza de encontrar a alguien un salón antes del tuyo —dijo graciosa.
—Espera —interrumpí—, ¿solo seremos tu y yo? Si fuese así el trabajo sería el doble y más difícil.
La directora se encargó a enviar a alguien más. Al parecer los alumnos de esta escuela no eran muy solidarios
—¿Aquí es la reunión del comité? —hablaron justo detrás de mí. Esa voz ronca y fría no podía ser de otra persona que no fuera…
—¿Daniel Montgomery? —preguntó Verónica mirando desde atrás de mi hombro. Giré para comprobar que fuera así, y en efecto lo era.
Daniel dirigió su mirada empática directamente a la mía, no pude evitar que mi corazón se acelerara más de lo normal.
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Desde Hoy
Teen FictionAlix Woods, vivío 15 años en los ángeles California junto con su tía Marie, pues los problemas alcohólicos de su padre después de la muerte de su mamá no eran lo mejor para una niña de solo 4 años de edad, después de todos esos años lejos de su padr...