Capítulo único

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Todos aquellos doramas románticos le parecían algo realmente ridículo, nunca le había encontrado sentido y eran sumamente aburridos, al menos para él. También era de  esperarse que él tampoco fuera alguien romántico, según él, nada ni nadie era capaz de ablandar su corazón.

Sí, algo cliché para alguien que odia lo meloso, ¿no es así? Lo era, aunque no lo quisiera, Min YoonGi era un cliché de chico malo de dorama, sólo que un poco menos “perfecto” puesto que no encajaba con esos estándares de ser musculoso y atlético, pero a pesar de eso era sencillamente un ser increíble. Podía conquistar a cualquiera con su perfecta dentadura blanca, que más resaltaba cuando sonreía, y ni hablar de su masculinidad, junto con su gruesa voz, una combinación perfecta. Sí, no era el más caballeroso, pero su increíble físico le sumaba muchos puntos. Y siempre se trataba de eso; el físico. Nunca se detenían a pensar cómo sería realmente él, no les interesaba saber cuál era su color favorito, su estación favorita, lo que le llama la atención de alguien, qué le gusta comer cuando estaba triste. Nadie se preguntaba eso, solamente les interesaba el lindo físico que podía ofrecer, la superficie.

Muchas personas estaban encantadas con el chico (incluidos hombres), a pesar de que, con la mayoría, ha sido un total maldito, tratándolos de forma grosera y/o despectiva. Al parecer a la gente le encanta ser masoquista sólo por una cara bonita.

A JiMin, sin embargo, le había tocado un trato diferente de parte de su compañero de clases. Él siempre se preguntó el porqué, quizá porque fue el único que se le ha enfrentado respecto a su trato con los demás o quizá porque fue el único que se molestó en conocer realmente a YoonGi. Y eso era lo que causaba envidia a los demás; su cercanía con él. Y la parte buena de todo esto, cuando conoció al mayor se dió cuenta de que le gustaba tocar la guitarra y el piano, además de que le apasionaba componer canciones. Eso era algo que solamente JiMin sabía, pues no era algo que YoonGi presumía.

Para describir un poco a JiMin, él es casi todo lo contrario a YoonGi; atlético, energético, siempre sonriente, amable. Simplemente alguien hermoso tanto por fuera como por dentro. Y bueno, ya saben lo que dicen: “Los opuestos se atraen”.

Todo empezó más o menos cuando estaban a mediados de ciclo escolar, lo que significaba que YoonGi estaba a punto de graduarse, puesto que él era unos años mayor que JiMin. Le quedaba poco tiempo. Y sí, para ser alguien que detesta el cliché, estaba siendo muy cliché en esos momentos.

El chico pálido se dio la tarea de conocer al pequeño JiMin así como él había hecho, fue algo mutuo y casi al mismo tiempo casualmente. Así que aprovechó esto y comenzó a hablarle más y, prácticamente, se volvió su único y mejor amigo. Pasaban tiempo juntos cada que podían. Así es; YoonGi aprovechaba cada día, hora, minuto y segundo que pasaba con el menor, no quería ni podía perder tiempo titubeando.

—Hyung— llamó JiMin al mayor justo después de salir de clases—, hoy Tae ha dicho que tú y yo nos complementamos— dijo con una sonrisa en el rostro—, ¿Puedes creerlo?

—¿De qué habla ese mocoso?— preguntó YoonGi fastidiado mientras fruncía levemente la nariz—, ¿Cómo se atreve a decir semejante cursilería? Qué asco.

JiMin rio suavemente.

—Lo sé. Además, no creo que nos complementemos, somos muy diferentes.

—Así es... No sé de dónde  saca esas estupideces tu amigo— JiMin se encogió de hombros.

—Quizá se le ocurrió porque, bueno, sabes que es algo romántico y cree en eso de las almas gemelas.

YoonGi solamente puso una expresión seria como respuesta.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2021 ⏰

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