I Choose My Destiny

Prólogo

Me desperté en un día nublado anunciando una tormenta. Era ya el tercer día que había lluvia; solo el día de mi cumpleaños solía haber tormentas. Ya habían transcurrido cinco años que pasa lo mismo y no permitiría que en mi sexto cumpleaños haya una tormenta. Pero claro una niña de seis años no puede controlar el clima. ¡Mal de mí!

Desperté a la menor de mis hermanas, Valery, una niña muy activa, siempre corriendo por todo el palacio y rayando las paredes y con solo cinco años ella ya sabía las reglas del palacio. En mi caso todavía me costaba aprendérmelas de memoria.

—Valery, despierta, ya son las nueve de la mañana, bajemos a desayunar. – la moví de la espalda para que se despertara, yo era la responsable de despertarla porque ella y yo compartíamos habitación.

—Unas cinco horas más Amel, todavía no. – habló somnolienta, okey ella siempre me había despertado pero cuando sonaba el despertador, solo significaba que ella se durmió tarde.

—Por favor, hoy es mi cumpleaños, mamá y los sirvientes harán galletas y decorarán el palacio y tal vez papá nos lleve a cabalgar. –no sé en qué momento la almohada de Valery se estrechó en mi cara. Me quité todo lo que había tirado y la encontré dando pequeños saltos encima de su cama.

— ¡¿En serio?! Ya me voy a duchar y...-no la deje terminar, me la llevé a rastras para el primer piso del palacio para así poder desayunar, me moría del hambre.

Oh no

Me detuve en las escaleras al ver en la gran mesa llena de papeles entre ellos documentos del palacio, papá y mamá estaban discutiendo. Alicia y Charlotte estaban llorando en un rincón de la sala principal, Rose estaba caminando de un lado a otro y encontré a Evangeline alistando maletas con una cara de frustración pero la cambió cuando me vio.

—Amelia, buenos días... Feliz cumpleaños número seis, ya vas creciendo. – Me sorprendió a ver a Evangeline nerviosa, tenía sudor en la frente, estaba vestida con un ¿pantalón? Que está ocurriendo aquí, todas mis hermanas llevaban un pantalón puesto. Estoy soñando, ellas odian los pantalones ni se atreven a verlos. Valery bajó saltando las escaleras que restaban para poder abrazar a papá y mamá pero solo apenas les prestaron atención.

—Señor, los carruajes no han llegado- Habló Héctor dirigiéndose a mi papá. Héctor, uno de los más jóvenes mayordomos del palacio que en secreto le andaba coqueteando a Evangeline, que a él solo le llevaba cuatro años de diferencia.

Al parecer él era huérfano y lo abandonaron en las calles pero papá lo rescató y lo trató como a un hijo.

—No importa, irán cabalgando. Héctor prepara a los corceles, necesito que se vayan lo más pronto posible -Papá ordenó y vio a todas mis hermanas con lástima- también dile a todo el servició del palacio que se resguarden en el búnker por favor– ¿Desde cuándo no sabía que había un búnker?

—Estás loco, Amilkar no podemos hacer eso, son nuestras hijas, que tal si les pasa algo–habló mamá abrazando a papá y este le dio un beso en la frente.

—Narcisa, no les pasará nada, confía en mí. Evangeline y Rose -dijo papá llamando la atención de mis dos hermanas - ustedes se harán cargo del trayecto. Vengan para acá - papá nos llamó a todas.

Bajé las escaleras que quedaban y me uní al abrazo grupal, todavía no entiendo lo que pasaba, papá nos acogió en un abrazo cálido con mamá

—Niñas, quiero que le obedezcan a Evangeline, Rose y Héctor ellos los guiarán. Charlotte irá atrás de ustedes para asegurarse de que no las sigan. Amelia lo siento por no celebrar tu cumpleaños, tal vez en otro día lo celebremos. –conocía ese tono de voz de papá que significaba que no podría estar en mi cumpleaños de además que papá jamás daba explicaciones para nada. —Estamos en una situación muy fuerte del país, ustedes- habló mirando a mis hermanas— se irán a un lugar seguro donde no les ocurrirá nada malo.