Act 05

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° Frustración °

Negas había regresado a altas horas de la noche. Entró a su casa, dejando los zapatos en la entrada y colgando su chaqueta en el perchero como siempre lo solía hacer.

Las luces del lugar estaban apagadas, lo único que iluminaba la estancia era la luz tenue de la lámpara que estaba en la sala. Tenía sueño, pero aún así tenía el cerebro lo suficientemente activo como para percatarse de lo que ocurría a su alrededor.

Y de la primera cosa que se dió cuenta fue... que Pinchimono no estaba por ningún lado.

—Pinchimono. —Lo llamó Negas en voz alta mientras se tallaba los ojos— ¿Estás aquí?

Mientras, Pinchimono se encontraba recostado y hecho bolita en lo más profundo y oscuro de su closet. Oculto como un niño que le teme a algo.

El estaba confundido, la pregunta que Ñoñostacio le había formulado retumbaba en las cavernas de su imaginación.

—"Pinchimono... ¿Que pasaría si algún día Negas comenzara a ser feliz?"

Estaba confundido. Cada vez que quería darle vueltas al asunto, simplemente obtenía una sola cosa...

Más confusión.

Tomó la linterna entre sus manos y comenzó a encenderla y apagarla en un intento por lograr distraerse, no funcionó. En ese momento escuchó como alguien abría la puerta del closet, Pinchimono apagó la linterna y observó al responsable.

Era Negas, el cual veía a Pinchimono con los ojos entre abiertos y con cierta confusión.

—Bien, así que estás aquí ¿Que haces? —Preguntó Negas con voz somnolienta.

—Nada —Respondió Pinchimono seriamente— Solo necesitaba un respiro.

—No conseguirás ningún respiro oculto en lo más profundo de tu closet, Pinchimono. — Argumentó Negas con los ojos entrecerrados— Se que algo te pasa, pero... Hablamos del asunto mañana, ahora iré a dormir. El sueño me está matando.

Negas caminó perezosamente hasta la puerta de la habitación mientras que Pinchimono salía de su escondite y acto seguido cerraba la puerta del closet.

—Buenas noches. —Comentó Pinchimono aún serio.

—Buenas noches, Pinchimono. —Contestó Negas para acto seguido marcharse directamente a su habitación.

Cuando Negas cerró la puerta, el rostro serio del ente cambió drásticamente a uno de confusión. Apagó las luces, dejó la ventana abierta y acto seguido se recostó en su cama mirando hacia el techo, tenía mucho en que pensar.

El sabía la respuesta, el sabía perfectamente lo que pasaría con él si Negas comenzara a ser felíz.

Pero se convenció tanto así mismo que incluso negaba que algo como eso iba a ocurrirle. Pero si llegara a pasar, su padre no tendría la culpa, de hecho, nada ni nadie sería el responsable.

La respuesta a la incógnita de Ñoñostacio era bastante sencilla:

Si Negas comienza a ser feliz, Pinchimono moriría inevitablemente.

Algo que Pinchimono sabía perfectamente desde el momento que nació.

El ente sanguinario simplemente no quiso continuar pensando en eso, solo decidió enredarse en las cobijas de seda y trató de quedarse dormido; tenía que hacer algo muy importante para mañana.

Iría a darle una vista a Ñoñostacio.

Dᴇᴀᴛʜ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora