El caso del orfanato de Wells parte 2

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Parte dos : Encubierto.

El incómodo silencio del carruaje les perturbaba. Habían pasado las primeras tres horas hablando e ideando algún plan para resolver el caso, habían expuesto sus teorías el uno al otro e incluso se habían cambiado de ropa a una mas informal que pareciera de chicos huérfanos. Pero... ¿y ahora? Hablar del clima era muy cliché, preguntar sobre la vida personal del otro les pareció invasivo, hablar de la otra noche ¡ni pensarlo!. Por esa razón el rubio opto por mirar el paisaje, que de bello tenia poco, y Ciel prefirió tomar el periódico que Sebastian le había dejado.

Ciel se concentro en el encabezado, al parecer un empresario que había sido acusado de lavado de dinero había sido arrestado y le demolieron sus fábricas, aunque finalmente quedo en libertad. Trato de burlarse de eso y reír un poco, trato de que esa noticia fuera mas interesante que las piernas del rubio, pero no lo logró.

En este caso en particular no tendrían la ayuda de sus demonios, mas que cuando los llamasen, después de todo era un orfanato y muy al pesar de los demonios, de jóvenes no tenían mucho. Ciel confiaba en sus habilidades y Alois en sus encantos, Por eso no creyeron muy necesario a los demonios de todas formas.

Luego de cinco largas e incomodas horas, por fin habían llegado y estaban listos para ejecutar sus planes.

-Entonces, repasemos el plan. - sugirió Ciel.

-Claro que no, ya se lo que tengo que hacer. No necesito que me lo repitan. - hablo Alois con un dejo de molestia, aunque se le notaba divertido.

-Con esa actitud no haremos nada bien. - y Alois entendió.

- ¡Discúlpeme señor perfecto! Olvidaba que siempre eres tan sabio. - Le grito, se veía tan furioso que los colores se le subieron al rostro.

No supieron en que momento, pero en el lugar se escuchaban gritos de mujeres horrorizadas y se veía un forcejeo de dos guardias por tratar de separar a los menores luchando.

-Escuchen bien mocosos de mierda, o se separan lo buscaremos a sus padres. - amenazo uno de los guardias con Alois intentando de escapar de sus brazos.

-¡suficiente! - grito el otro guardia cuando en un intento por alejar a Ciel, este le había golpeado. - ¡¿dónde están sus padres?!.

Ambos jóvenes se miraron por unos segundo y luego bajaron la cabeza.

-no tenemos, señor. - susurro Ciel mientras limpiaba el líquido rojo de su labio.

Los adolescentes, ya calmados pudieron sentir el temblor en las manos de los guardias que los tenían sujetos, y por un solo momento ellos también temieron.

-Debe ser una broma. Jamás vuelvo a cambiar de turno con Jim, ¡que se joda!- el guardia hizo una mueca que intentaba ser de ira, pero había mas miedo reflejada en ella. - bien, andando... vamos a ese maldito orfanato.

Ciel y Alois se miraron sonrientes mientras el menor guardaba disimuladamente una bolsita de puré de tomate en su bolsillo. Todo estaba saliendo perfecto.

A pesar de que el viaje hasta el orfanato fue corto, el paisaje cambio radicalmente entre la plaza del pueblo, y la calle del orfanato. Habían casas abandonadas alrededor (seguramente nadie querría vivir cerca de un lugar maldito), otras en escombros devoradas por chinches y termitas. El orfanato en si era grande, desde fuera se veían ventanas rotas tapadas con sabanas amarillentas y parecía que con solo un soplido la pintura de fuera caería haciéndose cenizas.

Los policías se miraron mutuamente como preguntándose quién sería el desafortunado que llamara a la puerta, hasta que pasado unos segundos, el que sostenía a Ciel suspiro y pasando saliva agarro del frio y oxidado pórtico y golpeo.

mayordomo por un día (alois x ciel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora