Bebí una copa de vino,
era sangre derramada.
Sobre mi boca se esparce
como tus ojos, el brillo.
Así el sabor penetraba;
así quedaba perdido.
La embriaguez era fugaz,
tú, eras también...
Y bebí de ti,
los besos sabor a miel.
Y comí de ti,
la mente sabor café.
Aún así quedaba,
el sabor y mi embriaguez.