Mi Niño Mimado

2.5K 157 194
                                    

Ahí estaba él... con sus cabellos revueltos, su respiración agitada, su cuerpo espasmado y su corazón en un hilo.

No sabía porqué siempre permitió esta clase de comportamientos, pero ya no buscaba entenderlo, más bien había aprendido a disfrutarlos ...

"Ésto nos puede hacer sentir bien"

Era lo que usualmente le decía en estos arrebatadores encuentros que con el otro chico compartía.

Se había convertido en una costumbre, una muy tatuada en su cuerpo y en su mente... Tenerlo así, verlo así, sentirlo así y olerlo en cada parte de su nuevo hogar no le parecía tan mala idea...

¿Cuándo se convirtió esto en una necesidad tan imperiosa? ...
¿Cómo hacía para volver a lo que tenía?... ¿pero realmente quería volver?... él mismo sabía, que sin él en su vida, nunca seria lo mismo.
Aún ahora,  "estar juntos" significaba algo y ya nada más valía ...

- Mori... naga -

Balbuceaba entre jadeos, no le era posible controlar su voz, no quería dejarla salir pero entre cada respiración se escapaba de lo más profundo de su garganta. Demostrando al otro el enorme placer que esté sentía con cada toque, con cada rose y con cada caricia.

- No te contengas, quiero escucharte... - ordenaba sutilmente, anhelando un poco más de su atención y de su amor. Amaba tenerlo así, "forzar" sus expresiones era algo que solo ese chico había logrado descubrir.

Cada suspiro, cada quejido, cada jadeo, cada vez que su delgado cuerpo se tensaba debajo del suyo era la muestra de su excitación, de su deseo contenido y su anhelado deseo.

Hoy más que nunca ese chico de cabellos azules lo entendía, ese hombre debajo suyo lo deseaba, a su manera lo tentaba y lo animaba a seguir; al grado de con cada encuentro ir silenciando sus quejas y sus excusas, transformándolas en sensuales muestras de cariño sincero.

Encuentros así de silenciosos se habían hecho costumbre desde que la distancia los alcanzó, pero a la vez los unió, fortaleciendo un lujurioso sentimiento. Encuentros más escasos, pero más sentidos; el motivo no era estar pegados sin razón, sino sentirse uno con el otro, unidos aún en la distancia física que los acosaba, sabiendo que su hogar está en los brazos del otro.

Sus encuentros ya no eran por un acuerdo o por un chantaje, se encontraban porque se necesitaban, se tocaban porque se extrañaban, se extrañaban porque se amaban... Muy a su particular manera.

En un destello de razón, el jóven de largos cabellos abría los ojos y observaba a ese otro encima de él, cómo buscandolo, le hacia mucha falta ver esos poderosos ojos encima suyo, haciéndole pensar cosas vergonzosas:

- Que a este bastardo no... No le basta con... Hacer ésto... Porqué tiene que también con... Ahhhhh -

Pero su gran monólogo fue interrumpido por la invasión de su cuerpo más allá de dónde estaban, más todavía. Siempre era posible más y eso Souichi lo sabía y lo quería, al menos ya estando así, lo necesitaba.

Después de dos semanas sin poder verlo, tenerlo así ahora era una oportunidad que no desaprovecharía. El tiempo se hacía cada vez más largo y eran estas cosas las que hacían que su cordura y su salud se mantuvieran. Ya otras veces experimento en su día a día , el terrible descuido que su prolongada ausencia acarreaba consigo...

No tenía quien le atendiera como se debía.

- Senpai... Senpai... ¿Perdóname sí?, pero esta vez será... -

- Callate... Cierra la boca... Ahhhhh... No quiero escucharlo... -

- Pero Senpai... - decía pícaro entre risas contenidas, aún estaban en la estancia cuando Morinaga en un arranque comenzó a quitar las prendas más estorbosas, ahora en la habitación no pudo evitar pedir un poco de su... permiso para quitar lo que faltaba: - estás diciendo que ¿puedo hacer lo que quiera...? -

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 29, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi Niño MimadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora