Mangel
No le podía dejar de sonreír al chico frente a mí, algo dentro necesitaba ver cómo me correspondía instintivamente. Elevé una de mis manos y metí la cuchara llena de chocolate a mi boca: la mezcla amarga y dulce creaba explosiones de placer en mi paladar.
Vi como mi compañero hacia lo mismo, pero contrario a mí: él llevaba una cucharada de helado de vainilla a sus labios y dejaba el objeto más tiempo de lo normal para después sacar una cucharilla reluciente. Podía ver sus gestos al degustar los sabores de la vainilla y la fresa fusionarse con frutos secos y chocolatinas, y por más que Rubén se controlara, el brillo en su mirada terminaba por delatarlo.
-Esto está muy bueno, tío. Debemos de venir más seguido –rompió el silencio con su propuesta.
Llevé una vez más la cuchara a mis labios, con uno de los últimos bocados y disfruté el sabor adictivo que tenía el helado. La mezcla se resbalaba gustosa por mi garganta, acariciando todo lo que estaba a su paso con aquel aura tibio. Mi lengua se paseó por mis labios en busca de cualquier residuo de sabor. Levanté la mirada y sonreí.
-Podemoh venir las veces que tu quierah –respondí mientras mi cuchara raspaba el fondo del recipiente de cristal, encontrando residuos de chispas de colores y galletas.
Escuché como el suspiraba y elevé la mirada para fijarme en sus gestos. Su mirada estaba decaída y la sonrisa que me había brindado hace un momento había desaparecido, sin dignarse siquiera a dejar una sombra en sus labios. Sus manos se unían en un puño sobre la mesa y su cabeza estaba un poco ladeada. Su mirada se perdía en la copa vacía frente a él, ¿Cómo pasó de estar reluciente a este estado?
No supe que hacer en esos momentos, casi nunca sabía cómo reaccionar. Así que golpeé sutilmente su pie debajo de la mesa y obtuve su atención. Su mirada se clavó en la mía y le sonreí con sinceridad, pude ver como él intentaba hacer lo mismo, pero conocía demasiado al hijo de puta que ya sabía cuando me mentía.
-Hey, Rubius –hablé-. Por favoh, deja todas tus mierdas fuera cuando ehtas cinmigo. Soy tu amigo, y me preocupah lo que te pase, así que por favoh, ten confianza y habla cuando lo creas necesario, ehtoy contigo y lo sabes, ¿No?
Él me miró por unos escasos segundos antes de extender su mano y desordenar aún más las hebras de mi cabeza mientras escuchaba una carcajada escapar de su garganta. Traté de ver a través de mis gafas, pero el torso de su mano me lo impedía. Su tacto huyo del mío y pude ver ahora una verdadera sonrisa en sus labios.
-Ay mi Mahe, pero que lindo eres. De acuerdo, de acuerdo. Estoy bien, ya sabes que siempre me rayo de más la cabeza –dijo mientras sus manos se mantenían sobre la mesa, tentándome a estirar las mías y atraparlas en una red de calor y emociones, joder.
Yo ladeé mis labios y asentí con un suspiro, sabía que tarde o temprano terminaría por contarme lo que sea que estaba pasándole, por ese momento dejaría que pensara las cosas con claridad. Me incorporé y el imitó mi acción, salimos del local pues ya habíamos pagado al ingresar y nos dispusimos caminar de regreso a su hogar, aquel que le brindaba una ilusión de cobijo y felicidad, la que yo pronto le daría.
El clima era gélido y la brisa no ayudaba en lo absoluto, me encogí dentro de mi abrigo en busca de calor y mi cuerpo agradeció la acción. Mis mejillas cosquilleaban debido al entorno y un pellizco agudo se presentó en la punta de mi nariz. Seguimos caminando, y justo en ese momento recordé uno de los puntos importantes de mi plan: ser caballeroso.
Ladeé levemente la cabeza y vi como Rubén frotaba sus manos desnudas, queriendo ganar calidez con la fricción. Por el contrario, mis manos eran cubiertas en el calor de unos guantes oscuros. Quité la protección de mis extremidades y se las ofrecí a él. Primero me miró con confusión, pero después pareció entender mis intenciones.
-No Mangel, anda, póntelos. No tengo tanto frio –me atacó con simpleza.
Suspiré, era un hombre difícil. Me puse un guante en la mano derecha y le di el otro sin esperar por una respuesta. Rubén sonrió infantilmente y se colocó el otro guante, amenguando un poco la frialdad que lo albergaba.
Seguimos con nuestro camino, ocultando nuestras manos descubiertas en los bolsillos de los abrigos y protegiéndonos inútilmente de cruel clima. Tal vez fue un poco loco ir a por helados en esta época, como sea.
Llegamos a su departamento y el difícilmente logró introducir las llaves en la chapa, yo me burlaba de él mientras recibía maldiciones y de más. Tal vez no era una cita, pero me di cuenta que el tan sólo hecho de que él supiera mi nombre me hacía inmensamente feliz.
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El capítulo es tan corto como las vacaciones, ahre.
Es cortito, pero me gusto, tal vez porque bb Mangel se está dando cuenta de la importancia de Rubiuh en su vida, esperemos que tito Rubiuh se dé cuenta igual. Ahg, pero que digo, tengo el poder :)
Espero que estén disfrutando de sus hermosas vacaciones (Yo ya estoy en vacaciones desde hace cuando, entonces para mi ustedes ya están en vacaciones :u). Engorden mucho y harán a su madre Coralsk muy feliz. Anden, coman pequeños corales, coman :))))))
Adious...
Pd: México perdió ;-;. La depre me invade y come mis entrañas para remplazar mis vitalidades por tristeza y tensión. Nocierto, jsjsjsjs. A pesar de todo, soy orgullosamente mexicana y me siento feliz de representar parte de este país *corazón gei*
Pd 2: Neymar es más dramático que Rubiuh durante sus días.
Ahora sí, baiiiiiiii.
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Estrellas Latentes (Rubelangel)
Fanfiction"Sentía como el corazón le palpitaba lentamente. Con las yemas de sus dedos acarició las ojeras que adornaban su cansado rostro: una caricia sutil, una caricia débil, una caricia suplicante y demandante. Besó delicadamente sus cienes, tan delicado q...