Apoyada con cuidado en el muro que la separaba de una caída catastrófica, Regina se encendió un cigarro inspirando el humo despacio y dejando que se escapase entre sus labios con parsimonia, inundándose de la calma momentánea que le otorgaba la nicotina en sus venas mientras cerraba los ojos batallando lentamente con el lacerante dolor de cabeza, producto del estrés.
Desde que el señor Gold tuvo la brillante idea de contratar a Emma Swan como su becaria, sus jaquecas eran cada vez más continuas e insoportables... Odiaba no poder despedirla y odiaba todo cuánto venía de ella. Su sonrisa insolente, su voz socarrona, su maldita manía de estar siempre donde no se la requería y dejar de lado asuntos de importancia que realmente necesitaban su atención...
Volvió a inspirar lentamente, con la mirada perdida más allá de los edificios del pueblo, dejando la mente en blanco, combatiendo lentamente los pinchazos bajo su cráneo sin darse cuenta de que su cigarrillo se había consumido lentamente entre sus dedos.
Al ir a dar una nueva calada, suspiró mirando la colilla ya consumida y, sabiendo que la dosis de nicotina no había sido suficiente, sacó un nuevo cigarro de su tabaquera y el encendedor dispuesta a calmar sus ansias por tan dañino vicio.
Encendió diligentemente el mechero, dirigiendo la llama hacia el cigarro pero, en el último momento, una pequeña brisa salida de la nada removió sus cabellos apagando la llama. La frustración invadió sus gestos, encendiéndolo una vez más para ver como volvía a apagarse antes de dar fuego al cigarrillo.
Sin llegar a comprender los misterios del clima y el viento repentino que aparecía de la nada, intentó dar fuego una vez más, usando la mano para evitar que este se apagase sin conseguirlo ya que, por tercera vez consecutiva, la llama se apagó obligándola a soltar un grito pequeño de frustración.
Guardó el cigarro con la intención de volver a la calidez de su apartamento y quizás fumárselo ahí evitando pelearse una vez más con el mechero. Se incorporó, sacudiendo el polvillo que se había incrustado en su chaqueta y emprendió el camino de vuelta a su hogar cuando escuchó tras de si una voz que removió su mundo por completo, la misma voz con la que llevaba soñando muchos años.
-¿Sabes que fumar es malo para la salud?
Una pequeña sonrisa adornó su rostro, entendiendo de pronto por qué el viento se puso en su contra evitando que encendiese su pequeño vicio.
Lentamente se fue girando, con la emoción embargando todos sus sentidos y la ilusión pintada en sus enormes ojos marrones, buscando con la mirada a la dueña de esa voz, la misma capaz de remover todo su universo por completo, la misma a la que ansiaba volver a ver aunque fuese un solo instante surcando el cielo buscando ayudar a quien lo necesitara, Stargirl.
La muchacha de pelo azul eléctrico, escondida tras un antifaz, levitaba unos metros por encima del suelo justo ante ella, sonriéndole, mientras poco a poco se movía grácil y majestuosamente para tomar tierra y colocarse a su altura, mientras la capa de su uniforme creaba pequeñas ondulaciones a su paso.
Debía ser uno de sus sueños, estaba convencida de ello puesto que el dolor de cabeza había desaparecido por completo junto a sus ganas de fumarse un cigarrillo, la muchacha se fue acercando hacia ella con paso seguro, con una hermosa sonrisa en los labios.
-Hola Regina... Creo que te acuerdas de mí
-Stargirl... ¿Estoy en peligro?
-Pasaba por aquí y te vi intentando encender esa cosa asquerosa ¿Sabes que mata verdad? Tenía que salvarte
Nuevamente la muchacha le sonrió, dulce y sincera, inundando su alma de paz y serenidad.
-Lo sé, no suelo fumar, solo cuándo he tenido un día largo y pesado... Me ayuda a relajarme.
La muchacha de cabellos azulados la miró, con una intensidad que le quitaba el aliento, justo antes de empezar a sonreír una vez más y tenderle su mano enguantada provocando que el hormigueo y la adrenalina recorriesen cada centímetro de su piel.
-Si, necesitas relajarte puedo ayudarte con eso.
No lo pensó, con confianza ciega agarró su mano dejándose llevar por ella pues sabía que a su lado nada podía pasarle.
Lentamente, el suelo se fue alejando de sus pies mientras Stargirl la sujetaba en sus brazos, como ya había hecho anteriormente en una situación muy diferente, sacándola de su casa en llamas y salvando su vida.
Un grito de euforia escapó de sus labios al sentir el viento en su cara a medida que se alejaban a gran velocidad, volando entre nubes, dejando a la vista los sueños.
Finalmente, Stargirl redujo la velocidad y las mantuvo levitando, muy lejos del mundo real, sujetándola por la cintura y mirándola directamente a los ojos.
-Entonces Regina ¿Quieres contarme porque tuve que venir a salvar tus pulmones?
-No sabría por dónde empezar...
-Por el principio Regina, sabes que puedes confiar en mí.
Regina la miró directamente a los ojos, sabía perfectamente que podía confiar en ella, de alguna manera siempre habían estado conectadas, al fin y al cabo ella fue la primera persona que había descubierto los dones de esa extraordinaria mujer.
Suspiró, desahogándose durante horas con ella, contándole el estrés al que estaba sometida en su puesto de trabajo, estrés que se hacía cada vez más intenso por culpa de Emma Swan... Emma acabó ocupando toda la conversación casi sin que ella pudiese darse cuenta, tal era la animadversión que le profesaba.
Cuando hubo desahogado todo lo que llevaba dentro, volvió a mirar a Stargirl y se perdió una vez más en la sonrisa de la muchacha.
-Así que todos tus problemas se resumen a esa chica, Emma Swan
-Sí... ojalá pudiese despedirla, me ahorraría muchos dolores de cabeza
-No creo que esa sea la solución Regina, creo que debería intentar acercarte a ella... Por lo que me has contado, parece que esa muchacha solo quiere llamar tu atención...
-¿Mi atención? No entiendo muy bien por qué, y sin duda no es el modo de llamar mi atención sacarme de quicio
-Ahí te equivocas... Llevas más de una hora hablándome de ella, ha llamado tu atención
Regina guardó silencio, al fin y al cabo Stargirl tenía razón... Emma de alguna manera se había convertido en un pensamiento constante que no salía de su mente, quizás debía prestarle más atención para llegar a entenderla.
Finalmente suspiró, alzando la mirada una vez más, verbalizando el pensamiento más recurrente de su mente, el mismo que aparecía por sorpresa sin ser invocado, el mismo que susurraba a menudo, el mismo que empujó a Emma a buscarla aquella noche...
-Ojalá pudiese parecerme un poco más a ti...
Stargirl le devolvió la mirada, acariciando su mejilla con ternura infinita y regalándole una vez más su sonrisa.
-No necesitas parecerte a mí, Regina. No todos los héroes llevan capa ¿Sabes? Yo puede que tenga la suerte de haber nacido diferente, con dones que el mundo no posee, pero tú persigues la justicia con mano de hierro y a cara descubierta, créeme, la autentica heroína de las dos eres tú.
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Stargirl
Hayran KurguAU SwanQueen, ScyFy. Ella llegó delas estrellas una noche tranquila para cambiar el destino de la humanidad, sin saber que unos ojos marrones como el café se convertirían en su única debilidad. Una mezcla loca de swanqueen y DC cómics