Aun lo recuerdo. Aun recuerdo aquel día en el que te conocí. ¿Lo recuerdas? Si, fue ese día. Aquel día en el que se celebró la exposición en el enorme paraninfo luminoso, aquella exposición de arte de nuestro pintor que tanto admiramos.
Nunca pensé que me interesara tanto una mujer así como tú lo lograste cuando diste tu discurso de bienvenida, con tu forma de hablar, tan amena pero a la vez tan humanística, y me enamoro más esa forma de transmitir e impartir pasión por el arte. No aguante más, tuve la iniciativa de hablarte ese día, de conocerte y explorarte. Sentí la gran conexión que tuvimos al primer instante y supe que tú también, tus ojos me lo decían.
Las semanas pasaron, y los minutos contigo pasaban tan veloz como un abanico en una temporada de calor. Cada día me dabas una enseñanza más sin que te dieras cuenta. Como tu forma de engalanar algo que ya está roto. O tu forma de hablar cuando estas asustada, tan paulatina. O aquella conmina que haces cuando estas estresada. O esa dignidad que tienes con los problemas del pasado. Tu forma de concentrarte cuando haces tus trabajos, o tus pinturas en tu tiempo libre. Tú forma de morderte la uñas cuando estas nerviosa, no dejas de moverte. O tus locos rituales que haces antes de dormirte. La forma en la que hablas de las cosas que tanto amas, de tu familia, tu trabajo.
En esas semanas me di cuenta de que eres el paradigma exacto de la mujer perfecta para mí, para mi mundo.
Sin embargo tú me diste a conocer que eres una mujer indomable. Siempre tenemos una contienda de cosas sin importancia pero nos enfadan, incluso nos hartan. Yo tenía celos de cualquiera que se te acercara y quisiera intentar algo contigo, y tú te enfadabas conmigo por mi forma de reclamarte. Pero tú no te quedabas atrás, cuando una chica me quería hablar, o según tú, me coqueteaban, y yo ni en cuenta, te enfadabas, te ponías celosa pero no lo querías admitir. Pensé que necesitaba una instancia para llegar a tu corazón, a tu alma. Pero nunca abandone mi perseverancia para conquistarte día a día de la manera que hiciste conmigo sin que te dieras cuenta. Me subí al estrado con tanta fortaleza posible para decirte lo que desde el primer día quise decirte.
Tu respuesta fue la que tanto espere y soñé, ahí fue donde nuestro amor dio a albores, inclusive se empezó a expandir sin darnos cuenta. El tiempo paso, y para mí era como estar en el cielo, porque estaba contigo y podía llamarte mía. Nada había cambiado drásticamente. Me enseñaste quien eras realmente, fuiste lo que siempre pensé que serias si me dejabas entrar a fondo. Aun peleábamos pero como siempre, eran niñadas nuestras. Era lo más real que había vivido, y todo gracias a ti. Pero después me di cuenta; es tan perfecto para ser real. Tuve miedo de que fuera falso, que tú me usabas o lo que sea. Y desgraciadamente mi miedo me hizo hacer cosas que nunca haría. Fui el hombre que nunca quise ser y me prohibía ser. Te decepcione, te perdí. Verte llorar, verte irte, irte de mi vida, huir de mí, solo hizo que me diera cuenta que estaba equivocado, todo era real. Me di cuenta de que me importas más de lo que imaginaba, que solo quería que estuvieras conmigo, tenerte en mis brazos y poder verte dormir; aunque pareciera acosador, pero era cierto, me dabas paz, tranquilidad. Que eras la única con la que quiero pasar el resto de mi vida, que cada día cuando me hablaras mi día se alegraría, porque así era, mi vida se llenó de luz cuando tu apareciste. Pasaba los días en la oficina pensando en como te recuperaría, que haría yo para conseguirte y no dejarte ir nunca, porque sabía que pelearía hasta el final para conseguirte, de eso estaba seguro. Pero aún no sabía como le haría, en la cabeza me venían enseñas de películas de las que podría hacer, algún musical, algo pero no, yo quería que fuera original y que nunca olvidarías. Sin más darle vueltas al asunto, salí de la junta en la que estaba, no me importaba que fuera de un negocio que estaba esperando desde hace tiempo, lo que me importaba en ese momento eras tu, siempre serás tu. Fui al único lugar que sabría que estarías en esos momentos, ese pequeño lugar que lo convertiste en tu estudio. mi corazón latía a mil por hora, mis manos sudaban, no sabía que palabras te diría, pero en el momento se me ocurriría. Llegue, y como siempre la puerta estaba son seguro (tantas veces que te dije que le pusieras seguro, alguien te podía robar, pero eres terca) y tu estabas en la parte de atrás, llena de pintura en las manos, tu cabello en un moño desordenado, y tu lienzo enfrente, esa obra nunca la había visto, eran dos personas besandose y su alrededor pasaban cosas, desastres, pero a ellos no les importaba, sólo les importaba otro. Tenias la cara manchada y podía ver que no habías dormido en días quizá, tus ojos me comprobaron que habías llorado y todo por mi culpa, nunca me lo perdonaría, pero estaba igual de hermosa que siempre. Tu cara tenía una expresión de asombro, así que aproveche y dije todo lo que tenía que decir, las palabras me salieron solas. Tus ojos radiaban amor, inocencia, alegría cuando termine de hablar, y se empezaron a cristalizar, eran lágrimas de alegría, igual que las mías. Y me perdonaste, cuando pensé que te perdería. Sentía el mundo en mis brazos cuando te abrace, porque así era, tu eres mi mundo.
Ha pasado ya un año de eso, no diré que soy el hombre más feliz del mundo porque suena muy cliché, pero sí puedo decir que soy el hombre más feliz de mi mundo. Siendo tu discípulo por tan poco tiempo y por tanto tiempo, me enseñaste a ver la vida con otros ojos, con los tuyos, con unos nuevos; a aprender a amar y disfrutar las pequeñas grandes cosas de la vida. Aprendí que tu corazón es férreo y que no se puede cimbrar, pero me diste a entender que conmigo eres la excepción. Que tan solo unas palabras o alguna acción mía lo puedo romper o hacer que empiece a latir al punto de casi salirse de tu pecho.
Si volviera a aquella mañana antes de la exposición y decidir quedarme en casa o salir a otro lugar, no sé qué sería de mi vida, tal vez te conozca de otra manera, o tal vez tomaríamos caminos separados. No puedo y ni quiero imaginarme una vida sin ti, me es imposible.
Nuestra historia no fue de película o de libro, pero sin duda mi favorita, porque tu mente era como leer mi libro preferido, tu voz, tu risa y hasta tu respiración es la música de mis oídos, verte pintar era como ver a la mejor bailarina de lirico presentarse, cuando me hablas de tus intereses, tus gustos, tu pasión, era como ver a un director hablar de su obra teatral más reciente y exitosa.
Entendí que tú eres un arte para mí. Que tu amor es un arte. Que todo en nosotros era arte, hasta en la forma que nos conocimos, porque, aunque suene extremista, gracias a él nos conocimos y no me arrepiento de nada.
Si creías que me olvide de todo eso por ser un hombre, cariño te equivocas. Jamás me olvidaría de algo así, tendría que estar loco como para olvidarlo. Y puede que lo este, pero no lo he olvidado porque aún lo recuerdo y siempre lo recordare.
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Aun lo recuerdo
RomanceSi crees que lo olvidé, cariño estas equivocada. Porque aún lo recuerdo. "Aún lo recuerdo" es un pequeño relato mío que hice para una tarea y me inspire demasiado y me gusto que decidí agregarle unas cosas y revisarlo bien y así ustedes lo disfruta...