8:30 pm, Living de casa.
Mi caminata hasta casa fue mucho más larga de lo usual; me encontraba llena de remordimiento, enfado y al mismo tiempo sentía una gran satisfacción por haberlo golpeado.
Mi enfado aumentó mucho más cuando llegué y me percaté que no había comprado la jodida leche. Todo es su culpa.
-¿Dónde estabas, nena? –Mi madre se encontraba en el sofá mirando uno de sus programas de cocina. Ayer aprendió a hacer unas tapas realmente exquisitas, hoy parecían estar preparando paella.
-Caminando por ahí. –Ella alzó una ceja y se acercó a mí para depositar un beso en mi mejilla.
-Estás hermosa. –Hice una mueca y me miré en el espejo de la sala con una ceja alzada. Jamás me he quejado de mi apariencia, pues realmente me gusta. Cabello negro, tez bronceada y ojos de un tono grisáceo; todo eso acompañado de un delgado cuerpo curvilíneo.
-Supongo. –Me encogí de hombros.
-¿Trajiste la leche?
Comencé a negar repetidas veces con mi cabeza.
-Madre, busqué en todas las tiendas que me topé y no había. ¿Puedes creerlo? –Intenté fingir lo mejor posible, pero un ataque de risa se estaba aproximando.
Ella se cruzó de brazos e hizo un gesto desaprobación.
-Bien, lo olvidé. –Reí y la abracé- ¿Era muy importante?
-Sabía que lo ibas a olvidar, así que le dije a Jack que trajera una. –Suspiré.
Jack, ese traidor me va a escuchar apenas llegue.
-¿A qué hora viene?
-A las nueve. Anda a bañarte.
Realmente era chistoso que mamá me pidiera que me bañara para recibir a Jack, cuando ella es una de las principales testigos en las semanas de maratones de películas que tenía con él una vez al mes.
Sin duchas, con mucha comida y nada de celulares.
Claro que, luego de que se hizo popular tiene menos tiempo.
Aun así, obedecí y me dirigí al baño sintiendo demasiada pesadez en mi cuerpo.
-Andre. - Tef, mi querida hermana mayor, apareció por el pasillo con sólo una toalla envolviendo su cuerpo.
-¿Qué haces así?
-Necesito que me ayudes a escoger la ropa que usaré para la cena. –Ella no se rinde.
-Te dijo mamá que Jack vendrá con Mariale ¿cierto?
-Sí, es por eso que quiero verme genial. –Sonrió dando unos cuantos saltitos- Así él se dará cuenta de que se pierde un bombón, estando con ese renacuajo.
Decidí hacer caso omiso a sus tonterías y me marché al baño.
Mientras lavaba mi cabello pensaba en lo mucho que me había gustado poner en su sitio a ese chico, pero al mismo tiempo el remordimiento me consumía. Necesitaba disculparme, decirle que no quería hacerlo.
-Necesitas una cachetada. –Me dije a mí misma- Y definitivamente sí querías hacerlo.
Odio cuando soy tan razonable. No puedo contradecirme. Creo que es necesario que personas como él sepan que existimos personas como yo, personas que pueden bajarle los humos sin temor a nada, o en su caso, bajarle esa flama que piensa que tiene al decir que es candente e irresistible.
Si él quiere ser una flama, yo seré un extintor.
9:15 pm, comedor.
-Eres una exagerada. –Dije mientras veía a mi hermana acomodarse su vestido de cóctel ajustado. El rojo definitivamente es su color.
-Y tú necesitas preocuparte más por tu apariencia. –Me miró con una ceja alzada. ¿Qué tenía de malo mi pijama de Mickey? ¡Es Jack el que vendrá, por Dios!
-Realmente si exageras, Tef. –Dijo mamá mientras dejaba una bandeja con lasaña en el centro de la mesa. Olía exquisitamente.
El timbre sonó. Tef dio un brinco y se levantó bruscamente.
-¡Necesito retocarme! –Y se marchó corriendo a su habitación. Me levanté con una sonrisa y me dirigí a abrir la puerta.
-¡Hola Jackie, Jackieeee! –Dije en cuanto abrí. Mi sonrisa desapareció cuando lo vi con los ojos llenos de lágrimas. - ¿Qué sucede?
-Ella me dejó. Lo hizo en serio. –Me abrazó con fuerza y yo le correspondí.
¿Cómo consuelas a alguien cuándo la persona que más ama lo deja?
Lo hice entrar sin dejar de abrazarlo y segundos después me separé.
-¿Qué pasó? –Él sólo negaba una y otra vez con la cabeza.
-Ella dice que soy un niño. Que necesita algo mejor.
Necesita un cerebro, en lugar de.
-Sé que lo último que necesitas ahora es que la insulte, porque estás dolido, pero ella realmente es una idiota, Jack. –Fruncí el ceño y él se dejó caer al suelo. Dios no. – No quiero que te humilles ni por ella ni por nadie. Por favor, levántate.
-¡No! -Gritó. Mamá apareció en el pasillo que daba a la entrada y se acercó con una expresión de preocupación.
-¿Qué sucede, hijo?
-Me dejó, mamá Sara. –Chilló él- Ella me dejó.
-¡SÍ! –Esta vez fue la voz de Tef que se escuchó en el pasillo. Los tres alzamos la mirada y la vimos dar pequeños saltos hasta llegar a nosotros. –Ella no te merece cariño. –Se agachó con lentitud y lo abrazó con fuerza, para mi sorpresa, él la correspondió.
Esto no pintaba nada bien.
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Sólo así
Roman pour AdolescentsMe preguntaron cuál sería la palabra perfecta para describirme... No supe responder, pues en mi cabeza sólo hay espacio para ti.