Sympathy For The Devil

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Satanás, Belcebú, Diablo, Demonio,Príncipe de las tinieblas,  esos y muchos más nombres tenía, pero su verdadero nombre era y siempre sería orgullosamente Lucifer, nombre que cargaba con su belleza, esa belleza que le costó el paraíso, pero no se arrepentía de nada, de absolutamente nada, porque fuese cual fuese el costo iba a conseguir lo que hace milenios buscaba, el poder absoluto de todo lo creado, pero a veces quedarse en su reino era muy aburrido, y era tan placentero jugar un rato con los bastardos de Dios, la humanidad, sabía que siempre estaban en sus manos, que sus legiones se encargaban de dominarlos, pero era muy grato de vez en cuando hacerlo por sí mismo, jugar un poco con algún ser que se viese puro y mancharlo, y de paso complacerse a sí mismo.

En ese momento estaba en la tierra, en una de sus visitas de diversión, esta vez con su forma casi original, a pesar de que pudiese convertirse en lo que deseara, sea hombre o mujer, pero también amaba ver su perfecto reflejo en las calles del mundo, y para qué esconderlo, juguetear con algún hombre lindo, que lo sodomizara e hiciera enojar tanto a su antiguo jefe , quien odiaba aquellas conductas, porque no tenía ni la más mínima idea de lo placentero que era.

Se encontraba ahora paseando por las calles de Seúl, por el barrio de HongDae, lugar donde siempre estaba lleno de universitarios y también académicos, chicos jóvenes y hombres maduros. Su caminar era felino , destacando el movimiento de sus caderas y sus ojos buscaban una presa por entre los bares del lugar, hasta que sus oscuras pupilas se clavaron en quien sería su presa de hoy, detectando de inmediato lo que buscaba, integridad, pureza y sinceridad, todo eso en un hermoso cuerpo de más menos 1.85, delgado pero marcado, moreno de cabellos oscuros y una sonrisa encantadora de un tipo treintón, seguramente era profesor de algo, quizá literatura, eso le pareció sentir al mirarlo más, luego notó la argolla en su dedo y lo excitó más, heterosexual y casado, una excelente presa.

Caminó calculando cómo acercarse, a su alrededor habían dos muchachos mirándolo, eran altos y fornidos a diferencia de su cuerpo menudo y de estatura promedio, genial, una sonrisa le inundó la cara, dándoles una mirada de vuelta para llenarlos de lujuria hacia él, haría de se le tirasen encima para que aquel hombre lo defendiera, sabía que eso ocurriría, pudo ver que era ese tipo de persona.

Bingo, los tipos ya estaban acercándosele, era su momento de actuar como un jovencito indefenso, uno lo tomó por detrás apegándose, tuvo que esconde el placer que le daba aquello mientras el otro le tomó uno de sus brazos, su actuación comenzó ahí dando gritos de auxilio y aquel bombón fue el primero en auxiliarlo, le sorprendió que no usara nada de violencia solo palabras firmes que hacían subir y bajar su pecho, eso le pareció lo más erótico que había visto en siglos, para luego tomarlo con cuidado cuando los otros tipos lo dejaron en paz.

--¿Estás bien?--Le preguntó con una voz masculina pero no tan ronca a lo que este asintió con la cabeza, fingiendo timidez, su plan estaba saliendo a pedir de boca, aquel hombre lo estaba invitando a sentarse junto a él.

--¿Cómo te llamas?--Preguntó el moreno, Lucifer solo sonrió tiernamente para luego pronunciar su alías--Lee TaeMin ¿y usted?-- Ese usted tan meloso le seguía retumbando en cuando aquel hombre respondió --Choi MinHo... Eres un chico muy respetuoso , nunca te había visto por acá y vengo con frecuencia...-- Aquella voz otra vez, sentía como la sangre se le agolpaba en aquel miembro humano que tanto le gustaba tener y trato de que no se viera como mordía su labio inferior, realmente deseaba saltarle encima allí mismo, pero no, paciencia, paciencia.

Le contó la historia de que no era de la gran ciudad y venía a ver a un primo que estudiaba por allí pero no lo quiso acompañar aquella noche  a beber algo y terminó solo y algo aterrado, el hombre era comprensivo y amable, le contó que era un profesor de literatura, tal cual lo había pensado, que tenía 31 años pero jamás nombró esposa ni hijos, quería mucho saber eso, demasiado, por lo que le miró la argolla un buen rato e hizo una ingeniosa pregunta.

Sympathy For The Devil || 2min One ShotWhere stories live. Discover now