A veces nos dejamos llevar por eso que creemos va a pasar, es decir, vivimos creyendo que aquellos pensamientos que, nos atormentan y nos hacen dudar de lo que hasta ese momento estábamos seguros, son las únicas posibilidades de que ocurran. Está bien plantearse el futuro pero… no siempre hay que imaginarlo de manera negativa.
Y ¿Qué si lo que pensamos es totalmente lo contrario de lo que ocurriese en aquel futuro que nos espera? ¿Viviremos con el miedo de no poder realizar eso, aquello que con ansias y desespero quiere salir, emerger? ¿De qué sirve tener miedo? ¿De qué sirve tener el pecho oprimido por algo que quizá resulte ser la mejor elección que hayas hecho en tu vida? si no decidimos cambiar eso, lo único que lograremos será un mundo lleno de dudas.
En mi situación, me gustaría decir que nos fue mejor de lo que creíamos, que los Evans habían estado encantados con Melanie. Desafortunadamente no fue así, para empezar; el padre de Franco estaba de un humor de perros; nunca había visto a una persona tan enojada en mi vida, al parecer el estrés estaba acabando con él. Nereida no soportaba ver a su marido en ese estado y no quería que nadie lo molestase, a pesar de habernos recibido con entusiasmo apenas vieron a Melanie se sorprendieron… intenté explicar por qué adoptamos a Meli pero Arthur comenzó a gritar maldiciones, quizá no hacia nosotros pero fuimos con quienes descargó su frustración.
Yo ni siquiera esperé más en ese lugar pues en cuanto comenzó a decir que había sido una locura y que seguro sería un escándalo que perjudicaría más a la empresa, no me quedó más remedio que tragarme unas cuantas palabras que amenazaban con salir de mi boca y que, por respeto a ese hombre que sé es una persona excelente, no solté.
Bastó una mirada para decirle a Franco que me habían dolido las palabras de mi suegro y que no quería continuar ahí.
Sin más, así como entré en aquella casa, salí de ella y me importaron poco los gritos de Franco hacia sus padres y luego hacia mí, traer tacones tampoco fue un impedimento.
Gracias a dios tomé un taxi que por esos rumbos pasaba. Me fui.
No tenía muchos lugares en mente, no quería ir a mi departamento, bueno antiguo, y que Cristóbal me preguntara por mi estado de ánimo.
Tampoco quería ir a casa de Franco, por lo que me decidí por venir a un parque, a distraerme y de paso pasear a Melanie.
Ella se encontraba en el pasto jugando y riendo mientras yo estaba sentada junto a ella sonriendo como boba al ver a tan bella bebé.
-¿Y Ahora qué haremos mi amor?-
-Ir a casa.-
Lo que menos quería era verlo, sé que no es su culpa el que sus padres hayan reaccionado así pero, no puedo evitar tener este tipo de resentimiento hacia él, aunque no haya tenido nada que ver ni siquiera tuvo el valor para defendernos. Niña.
Tampoco quería pelear, no vale la pena. Lo único que quiero es estar sola con MI hija.
-No quiero ir a ningún lado, solo… déjame sola con Melanie.- dije triste, sin mirarlo.
-Yenevit… quiero pedirte una disculpa por como mis padres se comportaron contigo. No hay excusas para ese comportamiento y debo decirte que me sorprendieron, nunca antes los había visto así.- Lo vi sentarse a un lado de Melanie y comenzar a jugar con ella. Comenzó a reír cuando fingió hablar con el perro de peluche que yo cargaba en el bolso para su entretenimiento. Me era imposible no unirme a las carcajadas de Meli, Franco no era cómico a decir verdad es un asco en eso, lo que sí me causa mucha gracia es lo ridículo que se ve al tratar de conseguir que Melanie se carcajee. Después de casi llorar de la risa, giró su rostro para así poder ver el mío.- De vedad lo siento.- dijo.
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Adoptando Un Futuro
De Todo¿Qué dirías si te preguntaran un día que gracias a una bebé ibas a encontrar al amor de tu vida? Normalmente dijeras que todo sería una broma, ¿cómo ibas a encontrar a tu hombre perfecto gracias a una bebé?, pero ¿qué tal si todo eso fuera cierto? ...