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Apenas fue un pequeño roce antes de que Yoongi se separara mirándole con un ligero rubor extendiéndose por sus mejillas. Jimin, por su parte, estaba en shock, seguro de que no iba a poder olvidar el gentil tacto de los labios del peliazul en los suyos. Al ver que Jimin no hacía nada, Yoongi, aunque algo dudoso, movió una de sus manos desde las mejillas hasta la nuca del menor, volviendo a atraerle hacia él para volver a juntar sus labios, esta vez empezando a moverlos lentamente sobre los de Jimin y sonriendo cuando correspondió. La mente del rubio estaba totalmente nublada mientras que sus brazos se deslizaban detrás del cuello del contrario para acercarle más a él.

Al cabo de unos segundos, Yoongi volvió a separarse, pero no más de unos centímetros, lo justo para poder acariciar con su pulgar el labio inferior del rubio, quien estaba temblando a causa de la adrenalina liberada.

-Oye, estás temblando, ¿estás bien? -preguntó preocupado Yoongi, sin dejar de admirar al menor, quien asintió. El peliazul sintió su estómago liberar millones de mariposas al ver a Jimin en ese estado, con las pupilas dilatadas, el pelo revuelto, los labios brillantes y las mejillas rojizas.- Me encantas, Jimin.

-Tú a mí también. -susurró el rubio, sonriendo levemente, aún sin poder creerse que todo aquello estuviese de verdad ocurriendo.- De verdad que me encantas, y mucho.

Esta vez fue Jimin quien aprovechó para observar al peliazul, el cual le observaba con un extraño brillo en los ojos. Sus labios estaban curvados en una sonrisa boba y su pelo azul caía con gracia sobre sus ojos, dándole un aspecto desaliñado. Los ojos de Jimin vagaban por la cara del contrario sin poder evitar que acabaran sin remedio sobre los labios de Yoongi, los cuales no tardaron en acercarse, buscando su boca de nuevo. Cuando se encontraron de nuevo, el beso que iniciaron fue más lento, más tierno y sencillo, pero cargado de sentimientos. En un momento la lengua de Yoongi lamió con suavidad los belfos de Jimin, pidiéndole permiso para explorar su cavidad bucal, cosa que el rubio aceptó entreabriendo sus labios y suspirando levemente cuando notó la abrupta irrupción de la lengua de Yoongi, quien enseguida inició otra batalla con la de Jimin, que trataba de seguirle el ritmo torpemente. Durante el beso Jimin consiguió volver a tumbar a Yoongi para ponerse sobre él y distanciarse por unos segundos, lo suficiente para admirar de nuevo la tez nívea del mayor y volver a succionar sus labios, volviéndose loco al notar que las manos de Yoongi acariciaban su cadera con suavidad, levantando un poco la camisa del menor para sentir su suave y tersa piel en sus dedos.

Cuando finalmente tuvieron que separarse por falta de aire, Jimin posó su cabeza en el hombro del mayor, acariciándolo levemente con sus labios y mirando a la nada pensando en lo que acababa de pasar. Yoongi no dejaba de sonreír ni de abrazar al menor atrayéndolo hacia él. En un momento en el que el silencio reinaba y estaba empezando a surgir una extraña incomodidad, Yoongi empezó a molestar al menor haciéndole ligeras cosquillas para que riera hasta que el menor volvió a estar frente al peliazul, mirándole con infinito cariño.

-No sabes cuanto tiempo he estado esperando esto. -comentó Yoongi, sin poder dejar de sonreír.

-No más que yo, eso seguro. -replicó el rubio, riendo suavemente.

Yoongi negó suavemente con la cabeza y volvió a besarle, sientiendo que se había vuelto adicto al sabor de los labios del menor.

Esa noche no fueron necesarias las palabras, ya que mediante besos, caricias y miradas se lo dijeron todo hasta caer dormidos. A la mañana siguiente Yoongi despertó primero, y pudo rememorar la mañana en la que despertó junto a Jimin antes de pelearse, pero esa vez era distinto, esa vez podía besar al pequeño hasta despertarlo como quiso tantas otras veces y como iba a hacer en ese momento. La carita de Jimin le trasmitía pura paz al peliazul, quien deslizó una mano desde la pequeña cintura del menor hasta sus mejillas, las cuales acarició suavemente. La retiró prontamente al notar que se removía para evitar despertarlo con sus toscas caricias, y con una sonrisa de completa felicidad se incorporó levemente para juntar sus labios con los de Jimin en un tierno beso que el menor no tardó en corresponder, adormilado.

let me love u {Yoonmin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora