Mi pequeño Sam

11 1 0
                                    

De nuevo apreciaba mi vida, sentía que el mundo por fin cobraba sentido, pues antes era un soldado sin ejercito, peleaba solo por los ideales de otro. Mi único objetivo en ese lugar, era complacer a Olmedo y evitar que me balearan.

Cuando Julieta y yo cumplimos 6 largos y valiosos años, viajando, conociéndonos y amándonos, decidimos dar el siguiente paso, dejé de ser su "escolta" a ser su novio y luego su esposo. Tres años después nos radicamos en México y llegó al mundo mi ángel en medio de un parto riesgoso, el regalo más grande que me pudo dar la vida.

Mi pequeño Sam era nuestra joya más preciada, lo cuidábamos como nadie se puede imaginar. Era un niño muy inteligente, de cabello rubio y lacio como el de su madre y con la nariz chata como la de mi padre, era lo único que me volvía a ligar con mi viejo después de tantos años.

Todos en la ciudad nos conocían como una de las familias más valiosas, pues contemplaban a Julieta como una de las mejores médicas de turno nocturno en varios hospitales de Monterrey y a mi como uno  de los comandantes de la policía más fieles con...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todos en la ciudad nos conocían como una de las familias más valiosas, pues contemplaban a Julieta como una de las mejores médicas de turno nocturno en varios hospitales de Monterrey y a mi como uno de los comandantes de la policía más fieles con la comunidad, me la pasaba casi todo el día batallando con las peores escorias del lugar y a pesar de que recibía unas cuantas amenazas, para mi eran inofensivas ya que contaba con el respaldo de la mayoría de la gente.







Mi Pequeño SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora