La vida es dura. Todos me dicen que la vida es dura, pero quiero creer que yo soy irrompible, que mi espíritu resistirá cada golpe que me lancen en el camino.
Quiero saberme valiente, gentil y fuerte, apuntar a la felicidad sin dudar, y poder encontrar los colores aun cuando la tierra se vuelve negra y el cielo este blanco.
Poder caminar entre las cenizas con intención de encontrar muestras de vida entre los rastros de la destrucción. Que esperanza sea mi guía, y la determinación mi combustible.
Quiero consumirme en fuego sin miedo a quemar lo que me rodea, caminar erguida entre las llamas, dejando sutil evidencia del calor mi andar en el aire que me rodea y la tierra que piso.
Así, como una diosa de los elementos, porque yo soy diosa en mi elemento. Soy destructora, eso lo sé, pero ahora también quiero saberme creadora.
Quiero deshacerme de mis inseguridades como una serpiente de piel vieja, quiero verme desnuda con todas mis curvas y encontrar belleza metida en mi cuerpo y todavía mas adentro.
Quiero llorar a la luz del sol, sin que me importen los ojos amarillos que me juzgan en silencio, dejarme abrazar por el calor hasta que se sequen las lagrimas y brote una sonrisa de nuevo.
Quiero correr con los lobos y aullarle a la luna, con los dedos enterrados entre las raíces de la tierra y la nariz apuntando al cielo, exponiendo mi cuello ante las bestias sin miedo.
Quiero desenterrar mis secretos de aquel viejo árbol y colgarlos del borde de mi ventana, dejarlos que reluzcan al atardecer orgullosos y que canten con el viento ecos de mis recuerdos.
Quiero embriagarme con frutos fermentados, pintarme los labios color sangre, cultivar estrellas en mi vientre y despertar entre pájaros, con una mirada contenta y los pelos enmarañados.
Quiero acuarelas en mi piel: una pluma en el cartílago de la oreja, escamas en uno de los salientes de mi cadera, flores en el omoplato derecho, y una rama de helecho en mi tobillo izquierdo.
Si, una rama de helecho, símbolo de magia, de suerte, de sinceridad y silencio, de lo que nunca quiero dejar de ser. Y flores rojas y amarillas, colores de pasión y alegría, lo que quiero volverme.
Quiero saberme dueña de mi misma, estar orgullosa de mi y poder expresarlo sin decir una sola palabra, también quiero algo que proteger, y un lugar a donde regresar a recuperar mi aliento.
Quiero la oportunidad de ver el mundo a través de otros ojos, cazar entre los de un clan y traer el alimento al centro, quiero recibir la sabiduría de sus ancianos y compartir la dicha de sus niños.
Quiero alguien que baile alrededor de la hoguera conmigo, que se preocupe solo lo necesario cuando me adentro en el bosque y que siempre me reciba con luz irradiando de su cuerpo.
Quiero dormir tranquila, soñar con pequeños destellos de fortuna: con un par de manos entrelazadas, que vuelo sobre una montaña o nado en un mar de estrellas, o con un campo de girasoles.
No, que nado en el mar, que me rodean los delfines y que juego entre ellos, que exploramos la orilla del arrecife y que me llevan a mar abierto, a un mundo desconocido.
Quiero creer que las estrellas no son recordatorio de que algunas cosas nunca estarán a nuestro alcance, quiero creer que mas bien son las constelaciones un mapa hacia nuestros sueños.
Quiero darle nombre a mis sueños, sentir como se desenvuelven las palabras en mi boca y como recorre mi cuerpo la necesidad de ir tras ellos y bañarme en los deseos cumplidos.
Que mis miedos dejen de ser impedimentos y se vuelvan alertas, que mis seguridades pasen a ser escudo y se vuelvan regalo para compartir.
Que mi nombre es aventura, soy producto de la suerte, pero también quiero ser yo su productora.
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Devané
Spiritualdel verbo /devanear/ 1. m. Delirio, desatino, desconcierto. 2. m. Distracción o pasatiempo vano o reprensible. 3. m. Amorío pasajero. Una pequeña colección de reflexiones-no, de delirios un poco desatinados y completamente desconcertantes.