Única parte

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La hermosa pareja llevaba meses planeando un viaje de al menos dos semanas a un recóndito pueblo, no era turístico, pero debido a que el padre de Namjoon le habló de una hermosa juventud allí, quiso ir y recordar a su padre.

— ¡Para bebé! Mejor, ten echa el bloqueador solar allí. — rió Jin por consecuencia de las cosquillas de su adorable prometido.

— ¡Está nevando! ¿Y quieres llevar bloqueador solar? ¿No estás siendo algo estricto? — cuestionó.

— Uno siempre tiene que estar prevenido, además los rayos uv están todo el tiempo, acechandome — hizo una cara de miedo.

En el camino Jin tenía un cierto despecho, debido a que Namjoon no había echado el bloqueador como había prometido, así que puso puras canciones que hablaban de dolor. Todo un dramático.

— Hubiera echado el bloqueador...— se arrepintió Namjoon viendo como Jin no paraba de gritar escandalosamente, bueno, Jin le llamaba canto.

— ¡Llegamos! — gritó Namjoon apagando el carro.

Sintiendo un alivio en los oídos.

Efectivamente, estaba nevando, y verdaderamente nadie pasaba por allí, por lo menos no en ese momento.

— Bebé, ¿Dónde nos hospedaremos? — preguntó Jin una vez que divisó que solo había casas tan viejas, en deterioró total.

— Tranquilo, mi padre me contó de un lugar, uno donde nadie habita. — aseguró, tal como si estuviera allí.

— Solo espero haya calefacción. — rogó.

— Estamos en un pueblo, a la mitad de la nada, que no es turístico, y su lujo más grande se nota que es tener un techo. — dijo refiriéndose a que no habría calefacción.

— ¡Rayos! — renegó.

Y tal como su padre le dijo alguna vez dio una vuelta en la glorieta, y termino por un camino rocoso, el cual en ese momento estaba cubierto de nieve, después vio el famoso árbol, aquél árbol con tronco doblado, casi cuesta abajo, pero allí seguía.

En el fondo, una casa de roca.

— Jin, por lo menos carga una de tus trece maletas. — le dijo una vez que vio que no podía con más maletas.

— Ish. — Jin se acercó y agarró la más pequeña, mientras observaba la extraña casa de piedra.

— ¿Estás seguro de que en este pueblo existe vida humana? — preguntó.

— La hay, solo no hay mucho movimiento. — respondió.

Él no sabía si esa respuesta había sido certera, pues solo había oído de aquél lugar, no por sus propios méritos.

— Hace mucho frío. — se quejó Jin.

— Prendamos la chimenea. — dijo Namjoon buscando leña.

Después de un rico chocolate, unos cuantos besos, y una linda siesta, despertaron para no desperdiciar su estancia allí, y vagar por lugares que desconocían, pero que querían conocer.

— Está todo cerrado, y no hay nadie. —comentó Jin viendo a su alrededor.

— No me digas. — sarcástico.

Estaban en el centro, donde se supone “debería haber gente".

Caminaron, por largos minutos, queriendo encontrar alguna “alma" que les dijera el por qué de la soledad masiva.

— ¡Mirá, allá! — chilló Jin emocionado.

— ¡Hola, disculpe! ¿Podría ayudarnos? Porfavor... — una tierna ancianita caminaba vestida completamente de rojo.

Red;; Namjin = OsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora