Con una mirada fija en el establecimiento con su mano sobre su leve vientre abultado, un pelirrojo con tristeza, y nerviosismo, dudaba si ingresar o no a su nueva escuela, no conocía a nadie allí, salvo al equipo de volleyball con el que compartió varios partidos; Hinata quería correr lejos, sin embargo no había marcha atrás, se había ido de Karasuno, debía continuar con sus estudios, e incluirse en ese equipo que lo había eliminado de los Inter High, su sueño de ser como el Gran Pequeño seguía allí fervientemente apegado en su pecho, anhelaba cumplirlo a toda costa, pero ya tenía a sus compañeros de equipo con él, con ellos aprendió muchas cosas entre ellas a mejor sus técnicas durante los juegos, a confiar más en si mismo, a forjar más los lazos entre todos, que tiene un equipo que lo ayudaba, lo resguardaba, que sin duda alguna lo ayudaría en todo lo que necesitase, para él ya no solo eran un equipo de volleyball, si no unos grandes amigos en el cual siempre podría confiar. Sin embargo ahora estaba más solo que nunca, con una gran responsabilidad que dará un cambio radical en su vida, se encontraba embarazado, sin hogar, sin el apoyo de su madre ni de toda su familia, la anteriormente mencionada se había encargado de anotarlo en otra escuela para alejarlo de ella y de su hermana menor Natsu, considerando que se volvería una mala influencia al quedar en cinta con quince años.
Muchos conocían al adolescente, por lo que se preguntaban por que estaba en la entrada de su escuela, sin embargo lo vieron avanzar con cautela de no ser notado, pero era imposible, en especial por alguien bastante particular. Oikawa Tooru se preguntaba lo mismo que el resto del estudiante, pues no era habitual que alguien que formaba parte del equipo rival de su institución vista el mismo uniforme que los demás, sin embargo algo en él le alegraba que estuviese allí con ellos y no con los cuervos, pues desde que lo conoció en aquel partido de práctica con el nuevo entrenador Ukai, no solo se había impresionado por sus grandes habilidades en los remates sin siquiera ver donde llegaba la pelota, sino también por su belleza, energía y su brillante sonrisa, desde ese día dejó una gran impresión en él, que amente transcurrían los días, ese pelirrojo de ojos chocolates ocupaba su mente, su atención solo se veía llamada cada vez que se lo nombraba. El verlo llorar por haber perdido ante ellos en las Inter High, se sorprendió que en vez de sentirse orgulloso y bastante extasiado al haber avanzado al siguiente encuentro, sintió como su corazón se achicaba, un sentimiento de tristeza y el querer abrazar, brindar apoyo y besarlo, llenándolo de palabras de orgullo de que había jugado excelentemente, se hizo presente en todo su ser, en resumen... Estaba tontamente e irremediablemente enamorado de Hinata Shoyo.
Estando a unos pasos de ingresar a lo que sería su nuevo instituto de preparatoria, Hinata fue detenido por la llamada de atención de Oikawa, el pelirrojo no esperaba encontrarse de inmediato al todavía capitán de Aoba Johsai, al menos no a esas horas de la mañana.
-Iwa-chan, entraré después -.
-Bien -respondió seco, algo que prácticamente Oikawa estaba acostumbrado-.
-Ahora que estamos solos...- fijó sus ojos en los del contrario - Hey, Chibi-chan -.
-¡G-G-Gran Rey! - dio un ligero salto por el repentino saludo-.
-No es necesario que me llames así - se rascaba la nuca riendo nerviosamente - aunque yo debería ser el sorprendido al verte aquí, ¿Acaso ya no estudias allí?-.
-No - respondió secamente con una gran seriedad en sus ojos -.
-Si no es molestia ¿Puedo saber por qué?-.
-Lamento decirle que decirle que no es de su incumbencia- re acomodó su mochila en su hombro e ingresó directamente a la escuela-.
-Como no es de mí incumbencia... Si eres la persona que se adueñó por completo de mí corazón - dijo susurrando soltando un suspiro -.
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¿¡Hinata en Aoba Johsai!?
FanfictionLa persona que más amaba lo trató como un fenómeno, lo destrozó, un gran golpe por poco hace perder a quienes está dispuesto a proteger con capa y espada, sin embargo no tenía la fuerza suficiente como para enfrentarlo. Se va del lugar donde empeza...