Capítulo 11

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Los días transcurrían uno tras otro, a tal velocidad que en un abrir y cerrar de ojos había llegado el viernes. El clima cada vez se hacía más agradable, la nieve se había derretido al pasar los días y los rayos de sol se asomaban entre la separación de las nubes.

En la semana tuve contacto con Verónica, no solo para la recaudación, pues nos llevábamos muy bien ahora y cualquier tema del que hablábamos nos parecía interesante. 

Adam cada vez se hacía más importante para mi, era muy atento y amable conmigo, a tal grado de llegar a pensar que él sentía algo por mi. 

En cuanto a Daniel, no había entablado conversación con él desde hacía cuatro días. Algunas veces lo veía caminar solitario por el pasillo sin si quiera dirigirme la mirada, mis expectativas con él habían bajado, tenía muy claro que juzgar a un persona antes de conocerla no era lo mejor, pero por más que trataba de justificar a Daniel por su actitud, era más notable que la realidad era así.

—Alix —escuché detrás de mi espalda. 

—Verónica —sonrió cuando la miré.

—Saliendo de la escuela podemos ir a mi casa a preparar todo para mañana —dijo la pelirroja mientras caminamos por los pasillos de la escuela para dirigirnos a la última clase que teníamos juntas.

—Perfecto —le sonreí. 

Y así fue, saliendo de la escuela nos dirigimos a su casa en su auto, pero antes de eso decidimos ir al supermercado más cercano para comparar los ingredientes para las galletas, pues comprarlas se salía del presupuesto que la universidad nos había ofrecido. La compañía de Verónica era muy agradable, era de esas personas que pueden escucharte o darte un consejo cuando más lo necesitas. 

No había visto a Daniel en todo el día, pero suponía que vendría al menos a ayudarnos con las compras, pero no fue así, aunque en verdad sabía que esto no era para alguien como él. 

—¿Y Daniel? —me atreví a preguntar sintiendo vergüenza en mi, pues me sentía tonta por después de como me trataba yo seguía interesada en él.

—Él... No vendrá —dijo Verónica algo incómoda. 

—¿Pasó algo? —volví a preguntarle al notar su incomodidad. 

—Alix... —dejó lo que estaba haciendo para mirarme—. Creo que no le agradas.

Estaba claro que era así, pero por dentro tenía la esperanza de que no fuera de esta manera solamente conmigo, en realidad era algo que me frustraba pues yo no había conversado más allá de lo normal con él como para que sintiera tanta indiferencia hacia mi. 

—Es frustrante, ¿sabes?. Yo ni siquiera me puedo explicar el por qué es así —contesté—. ¿Tu sabes algo? 

—La ciudad no es tan pequeña como parece Alix. Yo ni siquiera había escuchado de él antes de entrar a la escuela.

Que raro, si la ciudad no era tan pequeña como yo creía, ¿porque mi papá sabía de Daniel? ¿Por qué sabía que él "no era buena persona"? Si Verónica, siendo de la misma edad que nosotros, no sabía de su existencia, ¿por qué mi padre siendo un hombre mucho mayor sabría de él? Tantas preguntas confusas pasaron por mi mente en ese momento hasta que Verónica se atrevió a interrumpirme:

—Tal vez con el tiempo pueda tomarte cariño —sonrió amablemente al verme frustrada por la situación. 

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