Tocó el lado de Rubén de la cama, está frío, lucho para abrir los ojos, ¿Dónde está?, Miro con rapidez toda la habitación, no lo encuentro.
Me levanto alarmada de la cama esperando encontrarlo duchándose o arreglándose.
– ¡Rubén! – grité por todo el amplió departamento.
No respondió, el pequeño cachorro de gato vino corriendo a mi maullando esperando por su comida, suspiré cansada, ¿Dónde estaría?.
No me dijo que iba a salir temprano hoy, se supone que no tenía trabajo en una semana, son sus vacaciones.
Caminé por el corredor hasta el baño de visitas dónde esta el plató del gato y sus respectivas cosas, nunca teníamos visitas así que era un lugar para el gato.
Volví a la cocina, mi atención se la robó un pequeño papel blanco estaba sobre lo que seria mi desayuno.
La tomé entre mis manos y comencé a leer.
lo siento
Me llamaron hoy muy temprano del trabajo, me ví en la obligación de venir lo antes posible, no quería despertarte.Te amo.
Rdg.Mire mi almuerzo mientras seguía repasando la pequeña nota, ¿no recordaba nuestro aniversario?, Él jamás se alejaba de mi cuando eran nuestros aniversarios.
Por un momento me sentí triste y sola en el gran departamento, comí de mala gana mi almuerzo.
Comencé a recordar la última vez que llame a Rubén,"Daddy", ya podía decir su nombre, hace algunos años me pidió que ya no le dijera de esa manera.
Lo hacía algunas veces cuando quería conseguir lo que quería y eso era casi nunca, tenía todo su tiempo a mi disposición y si quería algo lo que fuera el no dudaba en dármelo.
Ahora era una mujer, ya no era aquella chica de veintitrés años y Rubén era un hombre de veintiocho años, cada día era más guapo y eso me dejaba vulnerable a sus encantos.
Tome mi celular, también tenía vacaciones, ¿Que iba a hacer?, Revisé si de casualidad no tenía ninguna cita para hoy que no había cancelado, nada todo el día libre.
Mi agenda está llena toda la semana y hoy que no tengo nada que hacer Rubén no está, esto es increíble.
Me dispongo a limpiar todo el departamento y armario, tiene mucho tiempo que no pongo en orden mi armario.
El celular suena desde la cocina corro con la esperanza que sea Rubén, pero era mi madre.
– ¿Que pasa madre? – hablo dibujando en la mesa con el dedo.
– hija, ¿estás en casa? – me extrañe por si pregunta.
– si, mamá, ¿Porque?, ¿Pasa algo? – No era algo normal que mi madre me visitaría paso un tiempo desde la última vez.
– no paso nada, cielo, solo queremos ver a nuestra única hija, tiene tanto que no te veo. – sonrió, extrañaba a mis padres.
– si, paso ya un tiempo desde que nos vimos por última vez. –
– Tu padre y yo estaremos llegando a tu departamento sobre las ocho de la noche, sabes que no vivimos muy cerca. – habla en un tono tan tranquilo.
– claro, los veo hoy por la noche mamá. – sin decir nada más ella cuelga.
Vuelvo a mi misión de limpieza.
– ¡Por fin! – dejó caer mi cuerpo en la tina de baño, son las siete y Rubén no atiende mis llamadas.
Rubén iba a tener problemas, el timbre comienza a sonar y dudo en si realmente vale la pena abrir, tomo mi bata y salgo a la puerta directamente, un ramo enorme de flores golpea mi rostro al apenas abrir.
– señorita...De Doblas? – habla una voz algo infantil que quiero imaginar estaba sosteniendo las rosas.
– si, ¿Son para mí?. – hable algo emocionada.
El hombre pasa algo que tenía que firmar de recibido, me dió el gran ramo y se despidió sin más.
Tenía una pequeña tarjeta.
Por cada rosa es un te amo de mi parte.
Rdg.
Sentí pequeñas lágrimas deslizar mis lágrimas, el recordó nuestro aniversario, tome las hermosas rosas y las coloque en agua, fue difícil las metí en cinco floreros con agua diferentes.
Comencé a arreglarme para la llegada de mis padres antes de las ocho volvieron a tocar el timbre, era raro aún faltaba un rato para que mis padres llegarán.
Abrí la puerta y no entendí que hacían mi familia y la de Rubén en la puerta los mire por unos segundos y nadie hablaba, mi madre solo entro con los demás detrás de ella.
– ¿Que hacen aquí? – hable sorprendida por tener a todos reunidos.
Mi madre fue la primera en hablar. – llegamos por los padres de Rubén, fue nuestra idea traerlos hasta aquí, ellos también tienen tiempo sin ver a su hijo. – respondió mi madre mirando a la madre de Rubén para corroborar la información ella solo asiente.
Asiento yo también de vuelta, ellos van a la terraza para fumar y platicar mientras Rubén no estaba, ¿Cómo sabían que Rubén no estaba?.
Todo aquello me parecía realmente extraño.
Sobre las ocho y treinta minutos Rubén entra a la terraza donde estaba ya toda la familia reunida.
– cariño. – abre los brazos para que lo abracé me levanto con rapidez y camine entre todos hasta sentir sus brazos cubriendo mi cuerpo.
Pongo mi cabeza en su cuello aspirando su aroma dulce, me encanta su olor, el besa mis hombros en repetidas ocasiones y siento la mirada atenta de nuestras familias.
– cariño no puedo esperar más. – hablo con tranquilidad abrazando mi cuerpo con delicadeza.
No entendí a qué se refería y solo me alejé un poco de su cuerpo y fue cuando ví sus ojos que me preocupé, en sus ojos se reflejaba el miedo que sentía.
Tome sus manos. – ¿Que pasa, cielo? – tome su mano y comencé a acariciarla de forma lenta sin dejar de mirarlo.
Su mano se perdió en su bolsillo y cuando ví la pequeña caja negra entendí todo, Miles de emociones cruzaron mi cuerpo en ese momento.
– Nunca en mi vida había pensando conocer a alguien que me hiciera querer estar cada segundo de mi vida con ella. – comienza a hablar su mano tiembla y la tomo apretándola un poco dándole apoyó. – Yo jamás creí que encontraría a mi persona perfecta. – sus ojos comenzaron a ponerse cristalinos al igual que los míos. – pero te encontré, encontré a la persona que me hace querer ser mejor y que me ayuda a luchar día con día en esta vida.
Acaricia mi frente quitando mechones de cabello rebelde que cubrían mi rostro un poco.
– Eres la mejor persona de mi mundo, nada ni nadie puede cambiar el hecho que te amo con locura, todo lo que tengo es tuyo, cariño. – besa mi frente. – quiero que seamos uno, ¿Te quieres casar conmigo?. – se pone de rodillas frente a mi.
Me puse de rodillas frente a él y lo abracé tomándolo por sorpresa y terminando los dos acostados en el suelo, comencé a besar su rostro mientras lloraba.
– ¿Es un si? – pregunto por lo bajó.
– ¡Claro que es un si! – grité emocionada con lágrimas en los ojos al igual que mi ahora prometido.
Reímos en el suelo mientras nuestras familias gritaban con felicidad.
Este día no puede ser mejor.
¡Quiero llorar!
¡Suerte con tus proyectos!
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DADDY
Random- Rubén... - lágrimas recorrían sus mejillas. - Él la mira con lástima sintiéndose culpable. - Ya pasó, tranquila... - Quería abrazarla y hacerla sentir segura en sus brazos pero no sabía si ella lo permitiría. Un débil sollozó se escapó de sus l...