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—¿Seohyun? —susurró la rubia, acercándose más a su compañera mientras permanecían en los comedores de la construcción.

—¿Sí? —contestó Seo, con un pedazo de comida en la boca.

Ver a Seohyun hacer una acción tan somera provocaba en Hyoyeon un sinfín de emociones. Una sonrisa se dibujó en sus labios de forma intrusa.

—Bueno... es que este viernes es la fiesta de la universidad.

—¡Oh, sí! Han dicho que se pondrá buena —afirmó la castaña y siguió comiendo de la fruta que llevaba en las manos—. Pero, ¿por qué preguntas?

Los nervios de Hyoyeon se hicieron presentes cuando intentó dar una respuesta.

—Er, bueno... es que me preguntaba que... tal vez, ¿podríamos ir juntas? —al fin se armó de valor y le preguntó lo que había querido preguntarle muchísimos días atrás.

Todos los colores se pudieron ver en la cara de Seohyun. Era imposible no saber cuando Seohyun se avergonzaba por algo.

Entonces, aún nerviosa, observó a Hyoyeon y, después de pensárselo mucho, dijo—:

—Está bien...

Hyoyeon no imaginó que aquella tarde se transformaría en una de las mejores de toda su vida. La sonrisa no se le quitaba de la cara.

Sabía que era precipitado siquiera pensar que Seohyun había aceptado ir como su pareja esa noche, sin embargo, la mente de Hyoyeon era algo difícil de manejar. No había dejado de crear pensamientos tontos. ¿Por qué ella le propondría eso? Es que... ¿acaso le gustaba?

Siempre removía su cabeza para alejar esas ideas sin sentido. Era cierto que en poco tiempo se habían vuelto cercanas —hacía aproximadamente cuatro meses—, pero una cosa muy diferente era que le gustase. También era verdad que Hyoyeon jamás había evitado mirar a las chicas con cierta fascinación desde que recordaba. Sin embargo, siempre se convenció que su fijación por el sexo opuesto se trataba de un simple anhelo de lo que ella jamás podría ser.

De todos modos, no tendría ningún caso que pensara en ello estando a sólo unos cuantos días de que dejasen de verse.

Unos pocos días más tarde.

Aquella mañana, aprovechando que tenía las primeras horas libres, Hyoyeon fue invitada por un amigo suyo llamado Dongchan para salir. Era jueves, así que Seohyun ocuparía toda la habitación como suya por un buen rato. Así, supuso que lo mejor que podría hacer era revisar su atuendo para el día de mañana, cuando sería la fiesta.

Hizo a un lado todo el revoltijo que tenía de cuadernos y demás materiales de la universidad, y se dirigió al closet improvisado que había armado semanas antes.

Comenzó a buscar en él sintiendo algo. Era un sentimiento extraño. Seohyun deseaba verse bonita, aunque todavía no le quedaba claro el por qué. Fuere como fuere, aquel evento no dejaba de ser una fiesta y ella tenía que ir presentable. Revisó por todos los sitios posibles. Lamentablemente, no encontró nada de su agrado o acorde a la ocasión. Dándose por vencida, lo único que le quedó por pensar era que tendría que comprar algo al día siguiente a primera hora con un poco de los ahorros que tenía guardados para emergencias, mas no era algo que le agradara en realidad.

Agotada, dejó salir un suspiro y clavó la vista en un apartado que no había considerado, era algo parecido a un compartimento secreto; justo allí, Seohyun logró identificar lo que era una prenda en un color coral que, cogiéndole bien y ya examinándola, entendió que era un adecuado vestido. En el instante en que lo reconoció, Seohyun recordó que aquella prenda tenía un valor muy sentimental. Su madre se lo había regalado hacía unos meses, como incentivo para terminar bien la universidad. ¡Era perfecto para la fiesta anual! La cara de la chica se iluminó tal cual hubiere encontrado algo fuera de ese mundo.

Hyoyeon quedaría sorprendida con ella.

Seohyun esperó que el día siguiente fuera maravilloso.

En tu compañía, por AnnaKat |Mini fic|Where stories live. Discover now