Flores.
Rosas.
Lavandas.
Girasoles.
Orquídeas.
Margaritas.
Tulipanes.
Hortensias.
Dalias.
Lirios.
Claveles.
Cannas indicas.
Entre otras más flores, estaban esparcidas por el pasto, podía identificar cada una de ellas, estaba descalzo, con un traje, no sabía que era esto, ¿Un sueño? No lo sé.
Di un paso y sentí como si mil agujas fueran clavadas en mi pie, mordí mi labio inferior hasta hacerlo sangrar, ahogando un grito de dolor mío, lágrimas resbalaban por la comisura de mis ojos.
—Mierda, mierda, mierda...-
Me repetía una y otra vez, pero, lo que estaba pisando solo era...¿Ah?
Espera.
Ahí.
A lo lejos.
Una persona.
Hay una persona.
Es una chica.
Su pelo es blanco.
Es albina.
Tiene una piel blanquecina.
Puedo notar sus pecas.
Sus ojos.
Son cafés.
Es hermosa.
La amo.
Me enamore.
¿Quien es?
¿Como se llama?
¿qué edad tiene?
¿Cuál es su color favorito?
Sin importar el dolor que sentía al pisar las flores, me acercaba desesperadamente a ella, cuando avanzó siento que se aleja cada vez más y más. Empiezo a correr, el cielo se vuelve negro, no importa, puedo verla, brilla. Di un gran salto y estire mi brazo derecho para alcanzarla pero, caí al extraño vacío que no había notado.
Empecé a escuchar sollozos por parte la chica, extrañamente encontrándome nuevamente sobre las flores, a un lado de ella.
Iba a poner mi mano sobre su hombro, pero otra persona lo hizo.
—¡No me lastimes más!.-Suplico la chica albina, pues el hombre empezó a jalonearla acercándola a su cuerpo.
—Eres mía.-Pronunció de manera posesiva aquel hombre, quien este empezaba a lamer el lóbulo de la oreja de la chica albina.
Mi cuerpo empezó a llenarse de gran ira, pero no podía moverme, solo podía ver el asqueroso acto del hombre.
—¡Suéltala, suéltala, suéltala! ¡Bastardo! ¡No la toques! ¡Ella no te pertenece! ¡Déjala!.-
Gritaba desde mi interior, por alguna razón no podía hablar, solo podía ver, observé con claridad al sujeto que estaba jalando a la chica, Estaba mal arreglado, y alcanzaba a oler el embriagante olor del alcohol mezclado con el olor a tabaco.
La chica albina me volteo a ver desesperada, en sus ojos desbordaban sin control lágrimas gruesas, y en un parpadeo podía observar que su hermosa piel blanca estaba llena de hematomas. Rojos, Morados, Negros y amarillos. Tenía el labio roto, desbordando sangre carmín, deslizándose a su barbilla, cayendo gotas en su ropa, Tenía raspones en sus rodillas, en sus muñecas había cortes. En sus muslos también.
—¡Ayúdame! ¡Por favor! ¡No quiero morir!.-Empezó a gritar dirigiéndose a mi, pidiendo mi ayuda.-
—¡Cállate!.-Grito el sujeto, agarrando los cabellos de la chica albina, acercando una navaja a su cuello.-
Entre en pánico y mi cuerpo empezó a temblar, ahora podía moverme, cuando di un paso para lánzame sobre el sujeto este corto brutalmente el cuello de la albina, haciendo un corte profundo, saliendo el líquido metálico color carmín a montones, y se pudo escuchar un último grito de la chica antes de ese brutal acto.
—¡MATT, MÁTALO!
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Why?
(¿Por qué?)
Please.
(Por favor.)
it's okay, Babe.
(Está bien, cariño.)
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
I'll kill you.
(Te mataré.)
