Capitulo tres: Take me to the church

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—"... se apoyó en un régimen de poder autoritario, a pesar de la apariencia constitucional y del sufragio universal destinado a neutralizar a las clases medias. Inicialmente gobernó en coalición con los liberales, centrándose en contrarrestar la influencia de la Kulturkampf y en favorecer los intereses de los grandes terrate..." 

De improviso Bill calló y cerró el libro de golpe, dándole a su novio una mirada turbia que intentó hacer pasar por enfado. Sin embargo, sus esfuerzos por negar las reacciones de su cuerpo no resultaron efectivas, su sonrisa se desplegó sin demora, seguida de una risita de complicidad.

 —¡Tomi! No puedo concentrarme si me miras de esa forma.

El aludido, mas entretenido en estudiar la manera en los carnosos labios de Bill se movían al modular, no había prestado la menor atención a la lectura. 

Habiendo sido pillado en falta, Tom sonrió apologéticamente y se pasó la lengua por el labio inferior, jugueteando deliberadamente con su piercing, algo que sabía, volvía loco a su pareja.

Bill se acomodó las rastas y regresó a su labor. Si mantenía sus ojos pegados en el texto e ignoraba las provocaciones de Tom, tal vez consiguiera asimilar algo de lo leído y no reprobar el examen.

O tal vez su novio decidiera que una mirada penetrante no era lo suficientemente persuasiva y pasara directamente a la acción.

Bill apenas opuso resistencia cuando Tom se subió a la cama, arrojó el libro sobre la alfombra y lo atrapó entre su cuerpo y el colchón. Sus brazos rodearon los hombros de su novio por acto reflejo, dejando los labios de este al alcance del beso que tanto anhelaba.

Aunque no pudieran llegar muy lejos, todavía quedaban algunas cosas que si podían hacer, en los días pasados habían ocupado una parte considerable de su tiempo libre explorándolas.

Tom no perdió un minuto en hacerle saber cuanto le había motivado su lectura, frotando su mas que despierta erección contra su bajo vientre.

—El examen es maña... Ohh... Tomi, vamos a reprob... Humm... Sigue así.

El lado racional de Bill se resistía, sin embargo no tenía mucho que hacer contra las hábiles manos que rápidamente lo despojaban de su ropa.

Una de las actividades que Bill mas disfrutaba era desnudar a Tom, de la cintura para arriba desde luego, hasta el momento no se había atrevido a mas por temor a no poder controlarse a tiempo.

El torso musculado, de pectorales firmes y abdomen marcado lo hacía babear. Inevitablemente acababa arañando y lamiendo cada centímetro que se encontrara por sobre el elástico de los boxers de Tom.

En una rápida vuelta Bill acabó montado sobre las caderas de Tom, empinado sobre la montañita que la erección de su chico formaba bajo la mezclilla. Esa posición le aceleraba el corazón, le daba una sensación de control y poder. 

Bill se veía a sí mismo como un chico de rostro femenino y largas piernas. Estaba bien con su contextura, no tenía complejos, dado que le permitía usar el maquillaje que amaba y esa ropa ajustada que a muy pocos iba bien. Pero el cuerpo sexy y poderoso de Tom descontrolaba su pasión.

Mientras el temor aletargaba a su novio, en Bill surtía el efecto contrario. Caminar por la cuerda floja lo excitaba sobremanera.

The Man of the Magic DickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora