*Advertencia: este capítulo tiene contenido hetero y alusión directa a la prostitución.
Tom no habría accedido de no contar con la anuencia de Bill, pero de alguna manera debían comprobar los resultados.
Seis veces intentaron revertir la maldición esa semana, la misma cantidad de gays convertidos y orgasmos de Bill.
Tom no lograba concebir en su ya conflictuada cabeza, el que su pareja no sólo no experimentara celos sino que, muy por el contrario, se excitara al verlo follando con otro chico a un palmo de sus narices.
En todas esas ocasiones Tom no aparta la mirada de Bill, causa e instigador de aquella nueva estrategia. Sin embargo, cada nueva idea genial en el papel demostró ser infructuosa en la práctica.
Probaron con rezar una infinidad de rosarios ante el altar de Simone. Nada.
Asistir a cada misa que se ofició en la Iglesia cercana a su casa. Nada.
Llevar flores, encender costoso cirios, hacer donativos, confesarse (esa fue la parte mas vergonzosa). Nada
Tras cada intento de congraciarse con El Altísimo, como le llamaba su madre (y que a Tom le hacía mucha gracia, porque el único "Altísiml" que había conocido era Bill, que le sacaba tres centímetros) su frustración aumentaba.
Simone se burló de sus caras largas, una tarde en que bajaba con la cesta de ropa sucia camino al sótano.
—Dense por vencidos sodomitas impíos, es una Guerra Santa, no pueden ganar contra Mi Señor Jesucristo.
Tom alcanzó a reaccionar a tiempo y taparle la boca a Bill, antes de que su chico se metiera en una discusión sin fin con su madre.
La mujer se marchó con aires de triunfo, dejando a Bill enfurruñado y con un brillo de desafío en la mirada que no le dio buena espina a Tom.
—Tu madre tiene razón —dijo de pronto, los brazos cruzados y la mirada fiera—. Esta es una guerra. ¿Cuántas guerras que conoces se han ganado con flores y alabanzas?
~*~
—¿"Un ejército de lesbianas"? Me suena a peli porno.
—Gracias por burlarte de mi desgracia, eres un gran soporte para mí.
Geo rió de medio lado, bebiendo su cerveza.
—Ese Bill es de armas tomar. ¿Quién lo hubiera dicho? Con lo calladito que se ve. —¿Bill callado? Eso sí era gracioso. —La verdad no te entiendo. Tu novio te alienta a follarte a toda las chicas que se te crucen en el camino y tu traes una cara que cualquiera diría que han destripado a tu perro delante tuyo.
Tom se sentó en el sofá, haciendo ingentes esfuerzos por razonar con su mejor amigo y de paso no asesinarlo.
—¿En serio no ves ningún problema en este maravilloso plan? —El melenudo negó con la cabeza, divertido por la situación— Digamos que Suzanne decide que para poder volver a follar con ella debes tener sexo con, digamos, cinco chicos. ¿Tú que harías?
—No es lo mismo.
—Es exactamente lo mismo.
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The Man of the Magic Dick
Fiksi PenggemarToda lesbiana se ha topado durante su vida con al menos un hombre que, inflando su pecho, se presenta a sí mismo como la quintaesencia de la virilidad y le ha ofrecido su polla fecunda -suerte de mágico báculo sanador- para regresarla al buen camino...