Georg los despertó al mediodía. Estaba pálido y reía sin cesar.—Ustedes, par de bastardos...
—¿Qué sucede, Georg? Si nos despertaste para insultarnos podrías haber esperado un par de horas mas.
Pero el dueño de casa pasó olimpicamente de sus reclamos, se subió a la cama y saltó sobre el colchón obligándolos a espabilarse del todo.
—Lo han conseguido, par de maricas blasfemos. Suzanne se acaba de enterar.
—¿Hablas en serio? ¿Funcionó? ¡Tomi, lo logramos!—Bill, abrazó a Tom y lo besó con entusiasmo, entusiasmo que su novio no compartió —¿Qué sucede, amor? ¿No estás contento? ¡Tenemos nuestro ejercito de lesbianas!
—Lo que no nos sirve de mucho si El Omnipotente se ha cerrado a toda negociación.
Georg los miró como si hablaran en chino mandarín.
—¿Alguien me quiere explicar que está sucediendo aquí? Porque no entiendo ni media palabra.
Bill le relató el exabrupto de la noche anterior y cómo eso había afectado el ánimo de Tom.
—Pero sigues vivo.
—Gracias Capitán Obvio. Siempre tan útil. —espetó Tom con acritud. Acritud que fue respondida con un almohadazo en la cabeza.
—¿Quieres enfocarte? Estás vivo, idiota, ambos de hecho. La maldición no ha sido revocada, es cierto, pero tampoco están peor de como empezaron. Y hay 38 nuevas lesbianas en el barrio, todas gozando de excelente salud.
Tom aun se negaba a dejarse contagiar por el optimismo de su novio y de su mejor amigo.
—Tomi, ganamos. La guerra no se ha acabado, pero ganamos esta batalla.
La pregunta que flotaba en el aire era...
—¿Qué hacemos ahora?
~*~
El chisme del "Armario de Beneficencia" que se organizaba todos los sábados en casa de Georg Listing se esparció como reguero de pólvora, así como la suerte corrida por las chicas que acudían a este. Aunque a esa última información nadie daba credito por considerarla inverosímil.
Las que mas inclusive se burlaban: "si follarme a Tom Kaulitz me hace lesbiana, con gusto comeré bollos el resto de mi vida".
Por motivos de seguridad no se permitía a las participantes compartir los pormenores del asunto por ningún medio electronico. Nadie quería que la información se filtrara y acabar tras las rejas por algo que se suponía solo era diversión.
A pedido de Tom, Bill accedió a dejar de cobrar la tarifa de cinco euros, en lugar de ello cada chica debía traer su propio preservativo.
Y a exigencia de Bill la lista bajó a quince nombres. Para resguardar la integridad de Tom.
No volvieron a recibir mensajes hasta el Día de San Valentín.
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The Man of the Magic Dick
FanficToda lesbiana se ha topado durante su vida con al menos un hombre que, inflando su pecho, se presenta a sí mismo como la quintaesencia de la virilidad y le ha ofrecido su polla fecunda -suerte de mágico báculo sanador- para regresarla al buen camino...