Mientras recorría el largo pasadizo se daba las gracias por haber sido capaz de retener el numero de habitación de su hermano. Ella misma admitía que era mala recordando cosas pero cuando su hermano le informó el día anterior en que habitación estaba, ese numero se le quedo grabado en su mente. Supuso que el destino la estaba preparando para este momento.
Estaba que echaba humo, había perfeccionado su discurso de camino al hotel y cuando el coche finalmente paró en el parking salió disparada sin dar ni si quiera las gracias, pesó que ya se las daría luego al tío de Alfred por haberla ido a buscar y depende de su humor también se las daría a Alfred pero eso ya sería luego. Ahora tenía una misión más importante.
Con toda su ira, furia, rabia, dolor y fuerza, se plantó delante de la buscada puerta y la aporreó como si le fuera la vida en ello. Cada golpe que daba era más fuerte que el anterior, estaba muy cabreada y como le había dicho hacía una media hora Alfred, de ella dependía si seguía así o no.
—Hombre, si la hija prodiga ha vuelto —Javi tenía el pelo alborotado y los ojos entrecerrados. Abrió la puerta de un golpe seco ya sabiendo a quien se encontraba detrás de esos golpes.
—La hija prodiga ha vuelto y tiene algo que decirte —le repitió la frase Amaia entrando decidida a la habitación, tirando su abrigo encima de la cama y girándose para mirar a su hermano fijamente—. Te vas a sentar, me vas a escuchar y vas a callar. Me dejarás hablar y no me interrumpirás. ¿Entendido?
Amaia tenía carácter. Siempre lo había dicho pero nadie se la tomaba en serio, todo el mundo pensaba que detrás de ese dulce rostro y suave voz se escondía una alma tranquila pero tenía genio, mucho genio y Javi lo sabía ya que no era la primera vez que veía a su hermana en esa situación. Amaia siempre lo había dicho, sus dos hermanos mayores eran los dos muy independientes y ella era el nexo que los unía, los quería y valoraba sus advertencias más que a cualquier otro pero eso no quitaba el echo de que de pequeños se discutiesen por cualquier tontería.
–Durante unos minutos quiero que dejes de ser Javier mi representante y seas Javier mi hermano, creo que no es mucho pedir —añadió ella cuando vio que su hermano sin contestarla se sentaba en el borde de la cama y la observaba.
—Siempre soy tu hermano Amaia —le rectifico él.
—No Javi, no. Y este es el problema —Amaia estaba empleando un tono fuerte y serio—. Siempre he valorado tu opinión, tus consejos y tus palabras y sabes que cuando me contaste que habías estado tres meses preparándote para, si yo quería, fueras mi representante, acepté encantada.
Javi asintió. Recordó cuando Amaia le contó que quería presentarse a Operación Triunfo, y aún que a él al principio le desagradaba la idea de que su hermana se pudiera pasar meses expuesta al mundo en un concurso, finalmente la apoyo y se alegró de que entrara. Pero de pronto se asustó, su hermana pequeña, la niña de sus ojos, la chiquilla que siempre le pedía que jugase con ella o le enseñase nuevas canciones estaba siento toda una sensación en el exterior. Él era listo y sabía que al salir las discografías se podrían matar por conseguir la imagen de su hermana y hacer con ella lo que quisiesen y eso no permitiría que pasase. Amaia era única, era magia y tenía su propio sello personal. Con miedo a que cualquier arpía hiciese de su hermana algo totalmente diferente a su esencia, se informó y se formó para poder estar a su lado cuando saliese, estando con ella y haciendo lo que había estado haciendo durante toda su vida, aconsejarla lo mejor que sabía para lograra todo aquello que se propusiera.
—Pensaba que sería divertido, ¿sabes? —admitió Amaia—. Nosotros dos trabajando codo con codo, luchando por nuestros sueños y divirtiéndonos. Pero no ha sido así Javi. Joder, ¿en que puto momento me convertí en un jodido producto de marketing?
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Nosotros
FanfictionAbril-Mayo de 2018. Después de una mala racha, llega la noche X, la noche en que lo cambió todo entre ellos. La magia desapareció, la complicidad se esfumó y la paz huyó... Pero por contrato, ellos tienen que seguir siendo los de siempre, por lo men...