51. No te vayas, quédate (FINAL)

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Llegó el día, Júlia se iba a Francia para alejarse, porque no quería saber nada más de mí y eso era demasiado doloroso, pero es que me lo merecía, por mi culpa había sufrido muchísimo.

Debía de dejarle ir, debía dejar que se fuera y que encontrara a alguien mejor que yo, pero era tan egoísta como para intentar que se quedara aquí conmigo.

Eran las 12:20 y lo tenía claro: Iba a ir a recuperar a Júlia, o al menos, intentarlo. Cogí mis llaves y mi móvil y subí a mi moto, pero antes, le envié un mensaje a Jorge:

"Voy a intentarlo Jorge, voy a luchar por ella, le quiero" A los segundos recibí su respuesta: "Ese es el Eric que yo conozco, muchísima suerte tío". Guardé mi móvil en el bolsillo y fui rumbo al aeropuerto.

Tuve que conducir 20 minutos, y al llegar, todo estaba repleto de gente. Aparqué la moto donde pude y me dirigí para el edificio. Tenía que ir pidiendo paso y avanzando por espacios diminutos que quedaban entre las personas. Por fin, al entrar dentro del edificio todo estaba menos abarrotado. Pedí ayuda para saber como llegar a la zona donde estaban los pasajeros del vuelo destino a Francia que salía a las 13:00, y gracias al personal de allí y las pantallitas llegué a una zona que estaba llena de sillas de madera. Era aquí.

Estaba muy nervioso. Las manos me sudaban y me costaba respirar ya que ésta se volvió más pesada debido a mis nervios.

Fui butaca por butaca y persona por persona pero no había rastro de Júlia. ¿Le habría pasado algo? ¿Se lo habría pensado mejor? ¿Habría engañado a Jorge con la hora de su vuelo? Respuestas, necesitaba respuestas. Así que no quería esperar más. Decidí ir a su casa, arriesgándome a que no me abriera la puerta de nuevo.

Empecé a correr hacia mi moto pero no pude ir muy lejos ya que en la zona de los lavabos choqué con alguien:

- Perdona, lo siento mucho- Vi quien era. Era Júlia, era mi Júlia, y tenía los ojos muy rojos, había estado llorando mucho...

- No te preocupes, no ha sido nada- Ella me había visto, sabía quien era, pero cogió su maleta y empezó a avanzar de nuevo. ¿Pero qué?

- No por favor Júlia, no juegues a eso, no.

- No te conozco, pero te pareces mucho a un chico al que quería a morir y que me engañó dos veces con una chica que me había hecho muchísimo daño. Él lo sabía, sabía la historia, pero no le importó- Tenía la mano en la boca y los ojos cerrados mientras lágrimas caían por su precioso rostro. Verle así me rompía, verle así inevitablemente me hizo empezar a llorar, cosa que ella ya hacía hace rato. Si tenía que hablar así con ella como si fuéramos desconocidos, hablaríamos así.

- Pero ella no sabe que la chica me chantajeó.

- ¿Qué? ¿Te obligó poniéndote una pistola en la cabeza para que lo hicieras?- Lo más irónico de todo es que Júlia tenía razón.

- Estaba en juego algo mucho más preciado para mí, el bienestar y la tranquilidad de mi Júlia- Ella se destensó un poco.

- ¿Pero no has pensado que quizá no había nada más placentero y relajante para Júlia que estar contigo? ¡Que le daba igual todo el jodido mundo y Alicia, que estar contigo era lo mejor que había en todo el universo!- Tocó mi fibra, esas palabras lo tocaron todo en mi interior. ¿Cómo podía haber hecho tanto daño a la única persona que me quería incondicionalmente, que me quería a pesar de todos los fallos que tenía? Llorar es poco para describir lo que hacía en ese momento.

Mis ganas de darle un abrazo eran inmensas, así que no aguanté mi impulso y me acerqué, pero ella se echó un paso para atrás y estiró sus brazos para que no me acercara.

Vete, pero quiero que te quedesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora