Mi nombre es Zander y mi mejor amigo está tratando de arruinar mi vida. Comenzó como algo bastante pequeño, pero se ha salido de control rápidamente.
En este momento, estoy sentado dentro de una iglesia, utilizando su Wi-Fi para publicar esta historia y sacarle provecho a su aire acondicionado. Estoy publicando esta historia solo por si... Bueno, por si acaso él me encuentra dentro de poco y me mata. Ahora solo es cuestión de tiempo, y quiero que alguien sepa lo que sucedió antes de que muera.
Hace dos años, mi amigo David y yo estábamos sentados en el sofá de mi casa, mortalmente aburridos. Ni siquiera era un aburrimiento temporal. Era un aburrimiento resonante hacia la vida. Ambos trabajábamos a tiempo completo en un cine local, ganando salario mínimo y limpiando por idiotas que no podían mantener sus sodas y palomitas de maíz en sus bocas. Nos habíamos graduado de la escuela secundaria hace dos años y no teníamos ningún plan para asistir a la universidad.
La vida se veía insípida para nosotros. La universidad no sonaba atractiva, trabajar era molesto y el poco tiempo libre que teníamos era desperdiciado en videojuegos y YouTube. Ambos vivíamos con nuestros padres, lo cual hacía que tener citas fuera vergonzoso. En retrospectiva, estoy seguro de que estábamos padeciendo de depresión moderada encima de todo lo demás.
Estas circunstancias de vida se mezclaron para crear la tormenta perfecta a la que ahora debo referirme como mi realidad.
Mientras estábamos sentados en el sofá de la casa de mis padres, navegando por los canales de la televisión, David me preguntó si me sentía aburrido con la vida. Respondí con una afirmación, y él suspiró.
—La escuela secundaria fue tan fácil porque sabíamos que nuestro propósito y metas habían sido delineadas para nosotros. Sintetizar el ensayo para la clase de Español. Terminar la tarea de Matemáticas. Obtener calificaciones decentes. Pasar el examen vehicular. Llegar a casa a la hora de la cena. Tener una novia. Pero ahora que hemos salido de la escuela secundaria, ya no existe ninguna estructura. Nuestras vidas se han vuelto irrelevantes y solo estamos flotando por el espacio sin ningún propósito u objetivo.
—¿Entonces volverías a la escuela secundaria? —le pregunté. Él negó con la cabeza.
—En ese entonces, la escuela era molesta. Solo es hasta después de reflexionarlo que me doy cuenta de cómo era mucho mejor de lo que creía.
—¿Entonces cuál es la solución?
—Ya sea ir a algún lugar que tenga estructura y pueda entregarnos lo que la escuela secundaria nos dio, o crear nuestra propia estructura.
—Pues..., no quiero ir a la universidad o a la milicia. Y no puedo pensar en ningún otro lugar que provea la misma estructura. Supongo que tengo que crear mi propia estructura, pero no tengo idea de dónde comenzar.
—El asunto acerca de la escuela era que requería un esfuerzo mínimo. Si no brindabas ese esfuerzo mínimo, enfrentarías las consecuencias. Las consecuencias eran lo suficientemente malas como para que me esforzara en la escuela. Cuando la escuela secundaria había acabado, ese nivel de esfuerzo mínimo había disminuido. Ahora, nuestro esfuerzo mínimo no es suficiente como para mejorarnos a nosotros mismos. Sea cual sea la estructura que construyamos, debe tener esas consecuencias incorporadas y un esfuerzo mínimo que nos obligue a mejorar regularmente.
David era, y es, una persona muy intelectual. Medita acerca de todo, si es que no te has dado cuenta aún. Yo era bastante tonto en comparación, pero me juntaba con él porque siempre tenía cosas interesantes que decir. Esta conversación definitivamente contaba como algo interesante.
No los aburriré con toda la plática que tuvimos, pero duró una hora en la que discutimos cómo crear estructura en nuestras vidas.
Quiero hacer énfasis aquí en que el aburrimiento es peligroso. Bueno, no es peligroso por sí mismo, pero puede conducir velozmente a cosas peligrosas. El aburrimiento puede conducir al dolor, a hijos accidentales, a tecnología que afecta un monopolio e incluso a la muerte.