Si nos quedamos callados (2/2)

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Notas (1): No es un argchi convencional con Martín y Manuel, aunque ambos personajes aparecen en la historia. Este argchi está hecho en base a mi OC, Gaspar, e Ián, el OC de ZomBelGressEl personaje de Marcos también le pertenece a ella.                                                

Notas (2): Omegaverse. Segunda parte de "Si nos quedamos callados", one shot publicado justo antes de este.

Advertencia: Incesto entre hermanos.

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Gaspar se levanta de la cama cada noche a las dos de la madrugada.

No pone el despertador y nadie le avisa; es como si su cuerpo se hubiera acostumbrado con el correr de las semanas y fuera ya un acto propio, internalizado y constante.

Cada madrugada se acerca a la ventana, aunque haga frío y caiga nieve y los vidrios estén llenos de escarcha y humedad. Pasa sus manos con suavidad, mira las calles desconocidas y ajenas de Delft y cierra los ojos por segundos. Entonces cuando no hay ruido, cuando no hay luces, bañado por la oscuridad y abrazado por el fresco impávido, se permite imaginar que la cama de la que acaba de levantase es su cama en Santiago, que esta habitación es su pieza en su casa y en su barrio y que cuando cruce el umbral de la puerta se encontrará con la cara de Pa, de Papá, del Bruno, de la Colomba y habrá voces y risas...

Pero cada dos de la madrugada su despertar es el mismo.

Ián susurra desde la cama "vení a acostarte" y Gaspar no puede mirarlo, pero sabe que tiene los ojos bien abiertos porque él tampoco ha podido dormir.

Así que se gira, no sin antes admirar un poco más el paisaje de la noche. En completo silencio abre las frazadas y se acurruca en un rincón. No hay necesidad de responder un porqué; Ián se da cuenta de las razones. Gaspar cierra los ojos y espera hasta que amanezca para que otro día vuelva a pasar y entonces pueda hallar tal vez algo de tranquilidad por fin.

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Ián ha estado hablando sobre su trabajo, pero Gaspar no está realmente escuchando. Desayunan en el comedor del hostal y son los únicos que hablan español de entre todos los chicos y las chicas que duermen en las piezas contiguas. Ián mastica sin cuidado una rebanada de pan tostado; Gaspar remueve con la cuchara el huevo revuelto en su plato blanco. No tiene ganas de comer. Su embarazo de dos meses debería haberle hecho subir de peso, pero ha perdido tres kilos desde que se fueron de Chile. La taza de té humea al lado. Los ojos de Ián están fijos en él. Al final Gaspar deja la cuchara sola y empuja con sus manos huesudas el plato hacia adelante. Luego mira el techo hasta que la voz de Ián le hace volver al hostal, a Delft, a Holanda, a Europa.

— ¿Qué? —pestañea Gaspar, sutilmente.

— No me estás escuchando, ¿verdad?

Gaspar puede reconocer cuando Ián está molesto, pero en realidad ya no le importa demasiado.

— Estabas hablando de tu trabajo...

El bufido desde los labios de Ián parece lejano y frío y Gaspar encuentra más atractivo mirar por la ventana otra vez.

— Gaspar —es el primer llamado.

Y la respuesta de Gaspar es el mutismo.

— Gaspar —segunda advertencia y entonces la voz de Ián ya no es cálida ni reconfortante ni suave ni amorosa. Es un llamado autoritario de alfa que Gaspar aborrece profundamente. Lo mira, pero no para prestarle atención sino para desafiarlo. Hay una complicidad entre ellos que nunca ha podido borrarse y que se mueve desde el "podría decirlo todo" hasta la advertencia cruda de "estoy llevando a tu hijo y no me está gustado". Como si cualquiera de los dos pudiera cruzar la línea y mandarlo todo al carajo.

Con el Correr del Tiempo || ArgChi || [Múltiples Universos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora