---Vamos a jugar, Soraru san
---Ya voy, Mafumafu kun
Dos pequeños niños salían de una casa apartada de la ciudad con una gran emoción, salían con unos cómodos abrigos que cubrían una gran parte de sus cuerpos y unas radiantes sonrisas que mostraban su verdadera alegría. Bajaban un pequeño cerro que los mantenía apartados, en dirección a una especie de "guarida" para los menores.
Una vez llegando a ese lugar se sentaron frente a un pequeño lago y el albino comenzó a jugar suavemente con las aguas mientras que el chico aparentemente mayor observaba con cariño el lugar. Era un lugar que los mantenía bajo sombra de unos delicados árboles de cerezas con una pequeña laguna en su centro, era algo bastante acogedor y a los niños les encantaba, era perfecto ante sus ojos.
Se levantaron y corrieron uno tras del otro, sus sonrisas eran inocentes y reales pero dejaron de estar en ellos al momento en que el azabache se detuvo con una mirada deprimente, apoyándose suavemente en uno de los cerezos que se encontraban ahí cerca.
---¿Eh? ¿Ocurre algo?--- el pequeño Mafumafu se dirigía preocupado al lugar en que se encontraba su amigo, cuya única reacción fue apartar la mirada del que se acercaba a él ---Soraru, estás... ¿Llorando?
La única respuesta que obtuvo fue su amigo dejándose caer al piso sollozando con la cara cubierta entre sus brazos.
---¿Es... Muy malo?--- Preguntaba nuevamente Mafumamfu arrodillándose frente a Soraru
---No sólo es malo, es horrible--- Asomaba sus llorosos ojos por entre sus brazos ---Yo...--- Abrazó a su amigo --- Me voy, ¡quizás para siempre!
---¿T-te vas?--- No sabía bien como reaccionar ante esas palabras de una manera en que no hiciera sentir peor a su amigo, tenía unas profundas ganas de llorar pero eso probablemente le haría sentir mal.
---Sí... Mi padre consiguió una oferta de trabajo que parece bastante buena, teniendo en cuenta el que tenemos que irnos--- dijo intentando no seguir llorando, pero definitivamente sin lograrlo
---¡No te vayas!--- Las palabras del azabache acabaron haciéndole llorar a pesar de que no quería hacerlo. Se presionó contra el cuerpo de su amigo rogándole con su acción que no se alejara, que se quedara con él para siempre
---No quiero irme, en verdad--- También amentó su fuerza en el abrazo; sus ojor llorosos lo confirmaban, el no tenía ni la más mínima gana de irse de ese lugar, la perfección antes sus ojos: Su mejor amigo.
---Pero... Yo
---Volveré algún día, te lo prometo--- Se detuvo un poco para pensar y obtuvo una idea que aparentemente le calmó un poco ---Ya sé, hagamos un trato--- se levantó del piso y ayudó a Mafumafu a hacerlo también, el que por cierto aún lloraba por la noticia
---Bien...--- Sobó un poco sus ojos y sus lágimas siguieron cayendo pero con una mayor lentitud
---Te prometo que volveré algún día, y que nos reencontraremos bajo este mismo árbol...--- dejo caer una pequeña lágrima y prosiguió ---Y si en quince años no lo he cumplido, eres libre de odiarme todo lo que quieras
---Nunca podría odiarte--- Y lo abrazó. Ambos lloraron. Y eso era todo en ese momento, posiblemente una simple promesa entre niños, o quizás una promesa de mayor valor.
Y eso fue todo.
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桜 --SoraMafu--
FanfictionNos volveremos a encontrar bajo a este mismo árbol, los pétalos caeran de tal manera en que nuestro amor se sellará y logrará aumentar. ㅡㅡㅡㅡㅡㅡ Mafumafu y Soraru son dos pequeños amigos que deben ser distanciados por el trabajo del padre del Azabache...