Caminaba por el largo pasillo de mi instituto. Iba con la mirada perdida en el suelo, como siempre, evitando las miradas de la multitud. Al levantar la cabeza veía un montón de rostros que me eran conocidos, rostros de gente falsa, veías una cara suya, pero podían tener miles más.
Rostros que expresaban desprecio y confianza, demasiada, diría yo. Por fin llegue a mi clase después de una larga charla sobre drogas en el salón principal. Tenía toda una clase de matemáticas por delante. Mi clase no era muy grande, éramos unas 20 personas. Debo reconocer que esta es una de las mejores clases que he tenido, había gritos como en todas, pero el ambiente era bueno en general.
Había llegado de las primeras como siempre. Mientras llegaba el resto mantuve una pequeña conversación con Tess y Friday, algunas de mis mejores amigas.
Poco a poco los demás fueron llegando y el profesor entró en clase. Pasados cinco minutos desde que la clase comenzó se oye un golpe en la puerta. Como no. El grupito de los populares como siempre llegando los últimos. Típico. Era como su símbolo, parecía que llegar tarde los identificaba. Las chicas eran: Elena, Madison , Clare y Elly. En cuanto a chicos eran solo tres: Nathan, Peter y Thomas, Thomas Daniels. Al pasar por mi sitio Thomas me dedico una sonrisa burlona. Los tres se fueron a sus sitios, que, para mi desgracia eran justo detrás de mía. Bueno ya estaba acostumbrada a las burlas y a sus comentarios, así que era un día normal como otro cualquiera.
- Eh Laila. Pss.- Escuchaba una voz por detrás. Psss.
Oh, no. Otra vez no, no quería girarme porque sabía para que era. Otra vez la maldita tarea. Estaba harta de que Thomas me pidiera siempre la tarea, siempre utilizándome para lo que quería. No me iba a girar esta vez no.
- Eh Laila vamos por favor-. Agh, no lo pude evitar, me giré.
¿Qué quieres?
- Que guapa estas hoy… tan guapa como para dejarme la tarea de lengua ¿a que si –
Agh, odiaba cuando hacia eso, parecía que un chico me podía llamar guapa solo cuando le convenía. Estaba decidida a no dejarle nada, no esta vez. Pero al girarme y mirarle a sus ojos verdes claros y su cara tan definida y perfecta… aghh odio ser tan sensible, pero que digo con él no voy a serlo le tocara sufrir esta vez.
- Lo siento no los tengo – susurre en una media sonrisa-
Thomas era un idiota parecía una marioneta de Elly. Era el típico graciosillo e idiota que un día te humillaba y al otro te derretía con su encanto. Últimamente estaba siendo mas idiota de lo normal, entonces ¿Por qué pensaba cada día más en él? ¿ Qué me esta pasando? Y lo mas importante ¿Por qué tiene ese efecto sobre mí?
- Por cierto Laila te comento Elly lo de la fiesta del sábado en casa – Dijo Thomas con una media sonrisa-
- ¿Una fiesta? De que hablas nada de fiestas si mama y tu padre no están que nos la vamos a cargar – Dije preocupada-
- Elly me dijo que tu estabas de acuerdo- Dijo Thomas confundido
- Pues no estoy para nada de acuerdo - Le dije a Thomas-
- Entonces hay o no hay fiesta – Dijo Thomas-
- Pues claro que no hay fiesta y menos después de haberla creado a mis espaldas- Dijo Laila enfadada.