5-8-2018

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5-8-2018

En la vida, por lo general, llegamos a tener tres grandes amores, sin importar cuantas parejas sean. El primero, es el amor que nunca olvidarás, el más sano, simple y grande. El segundo, es el más difícil y doloroso que vas a tener, que no importa que sepas que no puedes seguir ahí, pero te niegas a dejar. Y el tercero... el que llegará y hará que ninguno de los anteriores, cuente.

Yo era de las personas que no creía en el amor. Hace cuatro años (o no sé cuándo te daré esto, o si voy a tener el valor de dártelo), yo estaba totalmente negada a todo lo que tuviera que ver con los sentimientos hacia otras personas. Sí, me hicieron daño, me lastimaron. Y para ser honesta, no estoy orgullosa de la persona en la que me convertí después de eso. Sabes la historia, sabes mi pasado (que no es gran cosa). Pero doy gracias a todo en lo que creo que no conociste mi parte rota, porque si hubiese sido así, hubieses salido corriendo en el primer momento. O simplemente ni me hubieses dirigido la palabra por la cara de culo que cargaba todo el día.

Cuanto estás roto por dentro es evidente que la culpa no es de la gente de tu entorno, pero si lo ves desde mi punto de vista, esa mala cara aleja a potenciales personas que pueden dañarte aún más. O por lo menos así lo veía yo. Es una época de odio y rencor por todo lo que pasó, por todo lo que creías y luchaste porque pensaste que valía la pena, pero que en realidad fue una pérdida de tiempo. Ahora me doy cuenta de eso.

Alejé a personas para que no me lastimaran, pero yo los lastimé a ellos. Por eso no me siento orgullosa. Nunca le di mucha importancia a la manera en la que los trataba, y si por alguna razón eres una de las que lastimé quiero que sepas que lo lamento con toda mi alma. Nadie merece ese tipo de trato. Nadie.

Cuando me mudé me prometí a mí misma que iba a cambiar. Y vaya cambio... Nueva casa, nuevas personas (las cuales no tenían ni tienen la culpa de nada), y bueno; nueva yo. Decidí tumbar todas las barreras, muros, paredes de concreto, y de acero, para dejar paso libre a las nuevas sensaciones de este nuevo lugar.

Ya es casi un año desde que estoy aquí y sinceramente no me puedo quejar. He conocido personas que sacan lo mejor de mi cada día (y lo peor también, pero con mucho amor, igual que tu). Que al verme con mala cara me sacan una sonrisa sin importar las circunstancias o si su vida está más jodida que la mía. Son muchas cosas las que he aprendido y me falta por aprender (sobre todo de ti). Cada una de estas personas me impulsan a ser una mejor versión de mí, una versión sonriente que va regalando abrazos a todo el que le regala una sonrisa, intercambiando consejos y lágrimas con todos aquellos que ofrecen sus hombros sin nada a cambio, que solo quieren ayudar y hacerte sentir bien porque eres importante para ellos.

No eres el único al que le daría esta carta porque, aunque me has enseñado mucho, y te lo agradezco, también hay otras personas que forman parte de este pequeño grupo que ha hecho este gran cambio en mi vida, en mi personalidad, en mi forma de ser, y sobre todo... en mi forma de amar.

Les agradezco eternamente por quererme y enseñarme que a veces las cosas pasan por algo, y que hay veces en las que las cosas no son como uno lo planea. Por enseñarme que cada día es un nuevo comienzo para las cosas que tienes que mejorar y las que tienes que cambiar. Que con un simple abrazo podemos mejorar el día o la vida de otras personas. Que con una sonrisa o con una simple broma podemos aclarar las nubes de muchos cielos nublados. Que podemos alejar el sufrimiento, el estrés y la negatividad de la mente, y los corazones de otros.

Eso fue lo que tú hiciste conmigo cuando te conocí. Cuando me dijiste que no le dabas mucha importancia a los problemas porque de alguna manera se resuelven con el tiempo. Cuando estuviste a mi lado cada vez que iba a caer de nuevo en el abismo de la depresión, el dolor y el rencor. Cuando me dabas tus concejos que me hacían reír más que servirme para un futuro (aunque sí lo hicieron. Ahora lo veo).

Tal vez no llevamos mucho tiempo juntos (no como yo quisiera), pero ojalá te hubiera conocido a ti y a todos los demás hace ya mucho tiempo. Las cosas hubiesen sido muy distintas desde ese momento. Hubiese sido una niña más feliz, sin menos preocupaciones que en realidad no tenían nada de preocupaciones. Ese momento en el que uno se ahoga en un vaso de agua, en el que uno cree que es el final, que no hay luz al final del túnel... Pero ustedes son y serán mi luz por siempre.

El propósito de esta carta era decir lo que siento en lo más profundo de mi ser por ti. Pero la situación es que lo que siento por ti, este agradecimiento, esta amistad, este amor, es un sentimiento compartido entre muchas personas que han colaborado con lo que soy hoy.

Tal vez lo nuestro no sea eterno, o perfecto, o simplemente llevadero, porque como tú dices "no sabemos lo que pasará mañana, o en una semana, o incluso en años." Pero lo que si te puedo decir es que esto que siento ahora no lo dejaré de sentir nunca por ninguno de los que han estado a mi lado.

Particularmente a ti, no hay nada que no te haya dicho ya. Te Quiero de una manera que creí que nunca iba a hacer con alguna persona que no fuera de mi familia cercana. Ese miedo a perderte crece cada día (de ahí mis celos  ). Esas ansias de verte cada día entrando al salón, o de verte en la línea para comprar el almuerzo son indescriptibles. El bombeo de mi corazón se acelera exponencialmente, de una manera que hasta me preocupa que explote. La manera en la que se me corta la respiración cada vez que te veo o cada vez que me miras, o cada vez que me das un beso, un abrazo o me dices "Te quiero amor."

Estas son cosas que uno no planea que sucedan cuando quieres empezar de cero, porque lo que planeas es un comienzo sin dramas ni ataduras; pero que te puedo decir... al ser humano le gustan los dramas y las cosas difíciles. No me arrepiento de haber ido a tu cumpleaños y haber cometido el error que todos sabemos que cometí, porque tú y yo sabemos que gracias a eso estamos donde estamos y nos queremos de esta manera.

No sé si a ti se te acelera el corazón cada vez que me ves, o si se te corta la respiración igual que a mí. Pero de lo que estoy segura es que yo no cambiaría lo nuestro por algo pasajero o de un ratito. Es muy precipitado decir que quiero vivir de esta manera el resto de mi vida, enamorándome de ti cada día hasta que mi corazón deje de latir y que mis pulmones estén cansados de aspirar y espirar oxígeno, pero eso es lo que siento ahora, y como tú siempre me dices "'él ahora es lo importante, después veremos que hacemos."

Ahora mismo, lo que quiero es estar contigo día y noche. Quiero que seas lo primero que vea al despertarme y lo último antes de acostarme. Quiero abrazarte como la primera vez que ambos supimos lo que sentíamos el uno por el otro. Quiero besarte hasta cansarme, quiero escribir sobre ti. Quiero que al leer una novela de amor solo piense en ti como mi protagonista en cada una de ella, ese que salva a la chica, que la protege como si fuera una muñeca de cristal, que la trata como una princesa, y que la quiere incondicionalmente y por sobre todas las cosas.

Todas las noches pienso en mil y un cosas para decirte y contarte a la mañana siguiente, pero al verte todo desaparece. Tienes un poder increíble sobre mi alma, mi cuerpo y mi corazón que nunca nadie ha tenido. Prefiero pasar una tarde entera contigo que estar en mi casa leyendo un buen libro o comiendo o escuchando música mientras dibujo. Sacas lo mejor y lo peor de mí a la vez. Eres quien cada día me da fuerzas, pero a la vez, mi mayor debilidad.

Si desde la primare vez que te vi te hubiese hablado y no me hubiese dejado llevar por los comentarios de las demás personas sobre ti, nos hubiésemos ahorrado mucho. Pero bueh... todo pasa por algo. Ese tiempo me sirvió para pensar en las cosas que estaba haciendo y las que estaba dejando de hacer. Soy responsable e irresponsable al mismo tiempo.

Dejé muchas cosas de lado que solía hacer por compartir contigo, y agradezco haber tomado esa decisión, porque así me di cuenta de la gran persona que tenía a mi lado y la llamaba mi amigo, cuando en realidad las sensaciones que me recorrían cada vez que me tocabas no las sentían los amigos. Me aboqué enteramente a hacerme feliz a mí antes que hacer feliz a otros. Tú eres ese pequeño empujoncito que me dio la vida para darme cuenta de que las cosas que uno quiere siempre están frente a ti aunque no las puedas ver.

No soy perfecta, y tú tampoco, pero hacemos que esto funcione a nuestra manera. Y nos queremos, que es lo más importante. Que no importa cuántas veces intentes ser cursi y yo te diga que eres una marica , o que te diga que eres bobo o imbécil, porque los dos sabemos que lo digo con todo el amor y el cariño que siento por ti. 

5'8'18Where stories live. Discover now