Destino o casualidad | Muke

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Hubo una época en donde Luke detestaba las tardes grises, cuando las nubes cubrían el cielo, tan densas y cargadas de agua. Cuando los rayos se veían imponentes para darle paso al fuerte trueno, veía las enormes gotas golpear contra los techos de las casas, de los autos y sobre el piso. Incluso una vez quedó afuera de su casa y tuvo que soportar estar bajo la lluvia.

Esa época no quería recordarla, además de que era demasiado triste, justo en ese mes de tormentas, se enteró de muchas cosas, como 1) Su padre no era su padre biológico, 2) tenía que sacar su examen de cálculo perfecto sino quería reprobar y 3) su novia le había gritado que era increíble que no la entendiera lo suficiente.

Muchas veces Luke trató de entender a Katrina, pero no podía, simplemente había algo que no funcionaba a la hora de querer darle un consejo y siempre terminaba diciendo cosas como «Oh, que mal» y «Es un desastre». Luke sufrió depresión ese día y lo días siguientes.

Entonces llegaron las épocas donde la lluvia parecía extinguirse, aunque no del todo, pues el frío y el cielo gris estaban aún presentes.

Pero por lo menos no alentaban a Luke a llorar. Esa tarde de Agosto Luke salió a caminar, llevaba un gorro negro que cubría su cabellera rubia y un suéter azul pálido que hacía resaltar sus ojos azules y su piel blanca. Saludó a unas cuantas personas mientras se dirigía al parque más cercano, tenía el presentimiento de que se encontraría a su mejor amigo.

El lugar le daba buenos recuerdos, aprendió a andar en bicicleta ahí. La persona quién lo enseñó fue el mismo señor que lo crío durante toda su vida, quizá no era su padre de sangre, pero en cada aspecto estaba ahí. También fue el parque donde dió su primer beso con su primer novia oficial a los diez años, pero desgraciadamente Marie lo dejó a los tres minutos. Dando por finalizada su relación. Luke no había sufrido depresión aquella vez.

Fue hasta la quinta novia, Camila había sido la chica más simpática y risueña que hubiera visto en su vida, y sí, la conoció en ese mismo parque, su relación duro cuarenta y nueve días exactos, ella lo dejó porque tenía que viajar a Europa. Y sin ninguna explicación más coherente, ella se fue.

Parecía que Luke tenía cierta suerte por conocer a chicas en el parque y ser dejado, aunque con algunas sucedía diferente, por ejemplo, con Katrina, ella lo dejó en el parque y la conoció en una cafetería... Justo enfrente del mismo.

En pocas palabras, Luke se reunía con su mejor amigo porque así le ayudaba a descubrir ese maravilloso dilema del parque.

Visualizó a su amigo sentado sobre una banca acompañado de alguien más, al acercarse se dio cuenta de que ellos conversaban animadamente sobre algo.
Luke aclaró su garganta disimuladamente para llamar su atención.

-Luke, al fin llegas- Ashton se puso de pie y rodeó a Luke en un abrazo algo incómodo para el rubio. Ashton era el tipo que tiene brazos fuertes, torso ancho y piernas bien formadas, con piel bronceada y sonrisa contagiosa y sobre todo ligeramente más alto que Luke.

-¿Esperaste mucho?- preguntó cuando Ashton se separó.

-Bueno, si... Pero platiqué con él, así que no hay problema.- El sujeto con el que se encontraba Ashton miró de una forma analítica a Luke.

-Soy Michael- saludó sin sacar sus manos del pantalón-. Sé tu nombre.

-Que alivio. Perdón, pero ¿por qué está aquí?- Luke alzó una ceja, no le gustaba mucho tener que contar sus problemas a alguien más que no fuera Ashton.

-Oh, cierto, no los presente. Michael, Luke es mi mejor amigo. Luke, Michael es mi novio- y si Luke hubiera tenido agua en la boca la habría escupido absolutamente toda, pero tan sólo se atraganto con su propia saliva.

O. S CASHTON Y MUKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora