Narra Mason
Lo hice.
Finalmente lo hice.
Acabé con toda esta mierda. Ya no más relación entre Matthew y mi madre, ya no más excusas para poder ver a Morgan.
Porque sí, di lo que quieras. Necesitaba verla, y digo necesitar porque realmente era algo que anhelaba, la extrañaba, joder, y eso no estaba bien, para nada bien. Se supone que sólo estaba ebrio, que sólo quería besarla por el momento, que sólo estaba bromeando, que al otro día todo iba a ir normal... ¿Por qué todavía sigue aquí dentro si ya han pasado 192 horas?
—Mason, ya deja de jugar con la cena y cómetela.
Miré a mi madre y la culpa me golpeó siendo inconsciente de mi estado anímico previo. Mi madre, ese era otro asunto. Cuando proyecté el momento en el que acabara toda esta mierda del romance adolescente de Susan lo primero que imaginé sería la sensación de felicidad, alivio y paz, incluso, que emanaría mi cuerpo.
Pues toda esta situación era la causante de mis desgracias recientes y acabar con ella era lo que estaban en primer lugar, pero...
¿Y ahora?
¿Dónde está la felicidad, la satisfacción? ¿La sonrisa de mamá? ¿Los abrazos con papá?
—¡Mason!
No había nada.
Era absolutamente todo lo contrario.
Mamá me miró arrepentida luego de haberme hablado de ese modo y no supe cómo reaccionar. Todo estaba yendo mal y sentía que era por mi culpa. Yo acabé con toda la mierda, creí.
¿Debí haberle enviado ese mensaje a Matthew? ¿En realidad...? ¡Sí, Mason! Ya deja de torturarte. Hiciste lo correcto, me repetía.
Pero bien sabía que no era cierto.
¿Entonces qué se suponía que hiciera? ¿Dejarlo así y ya? ¿Ver cómo mi familia iba cayendo del precipicio en cámara lenta, siendo la tortura aún más desgarradora?
***
—Vamos, hermano. Arriba.
Oí a lo lejos la voz de Chris interrumpiendo el silencio de mi habitación. Abrí los ojos, sintiéndome un poco extraño.
—¿Qué horas es? —fruncí el ceño cuando el castaño encendió la luz de mi habitación, encandilándome.
—Amm... —encendió su celular. —Son las seis de la tarde, aun tenemos tiempo para organizar algo. —negó con su cabeza. —No puede ser que sea viernes y tú estés como preadolescente abandonado por su primer amor. —rió.
—¿Qué quieres que haga? —me encogí de hombros. —Prácticamente soy un adolescente. Y sí fui abandonado.
—Pasado. —formuló exageradamente con su boca, haciéndome reír levemente. —Pa.sa.do. Pretérito. Atrás. Muy atrás. Feo. Caca.
—Eres idiota. —me incorporé en la cama y fui directo hacia mi armario. Quizás y él tenía razón. Últimamente mi vida se ha basado en sólo asistir al instituto, comer, ir al baño y dormir. Como oso hibernando.
—¿Y tú? ¡Es viernes! —gritó. —Ya deberíamos estar comprando alcohol para la fiesta o consiguiendo identificaciones falsas para algún club.
—Agh, no hables, Chris. Si no fuese por mi mala influencia en este momento estarías estudiando para el examen del lunes.
—¿¡Tenemos examen el lunes!?
Negué con mi cabeza. Aun no sabía por qué seguía sorprendiéndome.
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Un Plan Desastroso ©
Novela JuvenilA ver... ¿Cómo reaccionarías si, en un momento de sospechas decides seguir a tu padre y, en ese destino te encuentras con lo que será el encargado de arruinar tu vida? Y no, no hablo sólo del hecho de descubrir que tu padre tenía una novia secreta y...