A veces no te das cuenta.
No te das cuenta que cometiste un error.
No te das cuenta que tus intenciones a pesar de ser buenas parecen malas.
No te das cuenta que lastimarás a los demás.
No te das cuenta de lo egoísta que eres.
No te das cuenta hasta que la estás cagando.
Solemos observar a la víctima, tenerle compasión y comportarnos de manera hipócrita.
Quitate la maldita venda y aprende a observar ambas partes de la historia, que la víctima puede ser la menos afectada.
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A través de Leah
Teen FictionLos extraños pueden convertirse en mejores amigos, tan fácilmente como los mejores amigos se convierten en extraños.