Capítulo 3: Una propuesta no tan indecente.

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Capítulo 3: Una propuesta no tan indecente.

Skyler.

No puede existir una marena más repugnante de encontrar a tu compañera de dormitorio.  ¡Incluso llego a divisar una de las chapas de Dylan! Lo doloroso es que jamás volveré a usar ese sofá porque se encargan de dejar esparcido todo ese sudor y espero sea lo único. Carraspeo intentando llamar su atención.

— No tengo que preguntar cómo están puesto que es evidente—. Frunzo el ceño contemplando la escena desde el umbral de la puerta.

Tess forma parte de aquellas personas a las que ni amo ni odio sólo está ahí en medio. Ella es un tanto loca, comenzado por sus playeras reveladoras que cuentan con frases como fiesta en mis bragas. Nadie decente se atrevería a usarlas pero, para los gustos están los colores así que no me entrometo en sus asuntos ni ella en los míos, punto.

Desconozco la manera correcta de definir la relación existente entre Tess y Dylan por el simple hecho de que ambos se niegan a aceptar que tienen una relación amorosa cuando hacen lo que toda pareja haría: llegan juntos a las fiestas, tienen sexo como perros además de ir a alguna que otra cita. Entonces, ¿por qué no admiten que son novios y listo? No tengo la menor idea y no me importa en lo absoluto aunque sus constantes manoteos ya se están volviendo extremistas.

Siempre he pensado que las relaciones son algo extrañas porque ser tan psicodependiente de una personas resulta patético. Vivir todo el tiempo pegada a alguien como una sanguijuela, intercambiar saliba en cada esquina de los pasillos, mirarse de tal manera que el mundo se pierde a su alrededor y solo quedan ellos amándose hasta el final de los tiempos, por Dios, un poco de consideración para las que no queremos ser concientes de nuestra soledad.

Tess y Dylan caducan los besos al escuchar mi voz y este último comienza a colocarse los pantalones en donde nunca debió bajarlos.

— Hola, Skype—. Dylan se acerca extendiendo sus brazos con esa expresión en sus ojos.

Dylan cuenta con un cuerpo de infarto con el cual cualquier chica que le guste el peligro querría estar. Contaba con tatuajes por todas partes, desde los hombros hasta su vientre con una flecha que se perdía en la cinturilla de sus pantalones, sin embargo, eso no es exactamente lo que hace que hierba la sangre en mis venas sino lo que reflejan sus ojos: compasión.

Seguro es por la foto en facebook, la vió, se apiadó y ahora pretende que eso me haga sentir mejor al igual que el loco de Spencer y Zachary ayer en el almuerzo. Todo el día me la he pasado entre risas y miraditas de pena como si no tuvieran algo mejor que hacer porque yo sí. Antes de que llegue a abrazarme lo detengo alzando una mano sobre su pecho.

— Nada de abrazos, respeta mi espacio personal y sobre todo lo digo porque estabas haciendo ejercicio con Tess y deja de una vez de llamarme Skype, lo odio.

— En mi defensa, quería recorrer el camino por el que conduce esa flecha y resulta que lo encontré—. Tess abraza a su no novio por la espalda y él se voltea a besarla.

— Pues lo recorres todos los días como si de la noche a la mañana vaya a cambiar—. Ruedo los ojos exasperada.

Ninguno escucha mis palabras porque el manoteo vuelve a ser lo esencial para ellos. Ahora me encuentro parada como una estúpida vela, oficialmente estoy aguantando gorro así que con sigilo llego a mi habitación para ducharme antes de la llegada de Zachary. Estúpidos, se viven comiendo todo el tiempo, ¿qué no se cansan? Arrojo el bolso sobre la cama y escucho el tono de whatsapp así que saco el móvil con desganas, sólo espero no no se trate de otra publicación aunque me encargué de no dormirme de nuevo.

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