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SEIS

Skira:

Cuando anunciaron lo de la fiesta, todos se prepararon para ir a festejar. Y nosotros no fuimos la excepción.

—¿Cómo vas con Drax? —me dirigí a Mantis.

—Sigue insistiendo en que soy horrenda —contestó con una sonrisa en su rostro.

Negué con la cabeza divertida.

—Mantis, ¿sabes lo que horrenda significa, verdad? —le dije.

Asintió euforicamente.

—Según Drax, horrenda es algo que no es bonito de ver. Pero eso es algo bueno, ya que te están mirando, a pesar de tus imperfecciones.

Sonreí con ternura. Drax, en muy pocas ocasiones era tierno.

—Le encantaras, Mantis —hablé.

Gamora salió del baño con un vestido metalizado de color negro corto.

—No lo dudes; impresionaras a Peter —hablé.

Ella sonrió.

—Te ves hermosa, Skira —halagó Gamora.

Traía conmigo un vestido corto de color dorado con detalles de lentejuelas.

—Mantis te ves genial; conquistarás a Drax —habló Gamora.

[...]

Ya presentes en donde se realizaría la celebración, yo junto con Mantis nos quedamos en una rincón, mientras que Drax y Quill atacaban la mesa de bocadillos. Gamora estaba hablando con Natasha, y Rocket y Groot estaban junto con Bucky.

—¿Hay que bailar? —preguntó Mantis.

Miré hacia mi alrededor y nadie se encontraba bailando, por lo que no era necesario.

—No, Mantis. ¿Quieres que Drax te saqué a bailar? —la codee suavemente con un tono divertido en mi voz.

—Si. Pero realmente no sé como bailar.

—Sólo relajate.

Ella asintió bajando la mirada. Al cabo de unos segundos, Drax llegó hasta nosotras cuando una suave melodía sonó en el ambiente.

—¡Es la hora romántica! Hombres, saquen a sus chicas y ponganse a bailar —alzó la voz Tony.

—Mantis, ¿quieres bailar? —Drax preguntó.

Sonreí extrañada ante ello. Drax había mencionado una vez que no era fan del baile.

—No sé hacerlo —contestó Mantis apenada.

—Tranquila. Yo tampoco sé; sólo hay que moverse, así —Drax movió su cuerpo con rigidez.

Traté de no reír, pero me fue imposible. Verlo moverse de esa forma, era bastante divertido.

Luego, ellos fueron hasta la pista, donde pude ver a Peter y Gamora bailar juntos. Sonreí con ternura al apreciarlos; se veían muy enamorados, aunque les costara trabajo admitirlo.

Aparte mi vista fijandome en la estrellada noche que brindaba el cielo. Desde la tierra, las estrellas se ven mucho más alejadas que en la galaxia. Pero es igual de bello, de todas formas.

—Lady Skira, ¿contemplando la noche? —Thor llegó a mi lado.

Asentí sin mirarlo.

—¿Gustas bailar? —preguntó.

Lo observe y estaba ofreciendo su mano para que la aceptara. La tomé y me guió hasta chocar contra su duro cuerpo.

—Wow... —pude decir.

—¿Ahora ya sabes como bailar sin pisotearme los pies?

Él rió leve, mientras yo entrecerraba mis ojos divertida hacia él.

—¿El dios del trueno no soporta un pequeño pisón de pies? —mencioné.

Fruncio sus labios encogiéndose de hombros, y luego suavizó estos sonriendo.

—Me interesaría saber...

Thor se vio interrumpido por la voz de Quill, quien ya se encontraba junto a nosotros. Nos separó abrazandonos por los hombros.

—¡Amigos! ¿Por qué bailar juntitos cuando pueden hacerlo a dos metros de distancia entre ustedes? —rió con gracia.

Por lo que pude percibir su aliento desprendía un olor a cerveza. Lo que no era bueno.

—Quill, ¿cuántas botellas te tomaste? —le pregunté parandome frente a él.

—Um... fueron, tal vez, dos.... más tres. ¡Cinco! —anunció contento.

—Ay, no. Quill, ¿dónde está Gamora?

Thor aún seguía a mi lado con los brazos cruzados por sobre su pecho, lo cual lo hacia parecer mucho más serio.

—Gamora, mi bella Gamora. Se me perdió cuando fui por más bebidas —alzó la botella y tuvo la intención de beber, pero lo detuve.

Le quité la botella y la arrojé al suelo.

—Hay que ir a dormir, ¿si?

—Pero no me han cantado la canción de cuna —hizo un puchero.

—Okay. ¿Podrías ayudarme, grandulón? —pregunté.

Acomode a Quill, de modo que su brazo rodeara mi hombro y pudiera cargarse en algo, para evitar que se cayera. Pase mi brazo por su espalda, y el brazo de Thor también se acomodó.

[...]

Los ronquidos de Peter eran notorios en la habitación.

Me encontraba de brazos cruzados mientras miraba a mi amigo, quien dormía plácidamente.

—Es increíble éste sujeto —mencionó Thor en susurros.

—Lo sé. Pero así lo quiero.

—No me imaginaba que tu novio fuera de ésta forma —soltó una risa pequeña.

Fruncí mi ceño, y contesté:

—Espera, ¿mi novio? —miré al dios y él a mi.

—Oh, vamos. No trates de ocultarlo, ya lo descubrí; es obvio que son pareja, sólo por la forma en la que él te proteje cuando yo me acerco a ti y, ahora mismo, estás cuidando de él.

—Wow, pensé que eras más inteligente —le dije.

—Claro que lo soy.

—Sí, seguro —hablé—. Quill no es mi novio, es mi hermano. Es mi deber cuidarlo, por que sé que se sale de control.

—¿Es tu hermano? —asentí—. Pero ni se parecen.

—Bueno, supongo que no hay que parecernos para serlo —expliqué.

Thor negó divertido y alzó las cejas.

—Yo, supongo que tengo una oportunidad, ¿no? —guiñó un ojo.

—Y... lo arruinaste.