Samira;
Me senté en un banquito de cemento y me puse a ver a los pibes que andaban en skate.
obviamente yo iba de vez en cuando a hacerlo, pero nadie me veía, o al menos nadie que yo no conociera.
un flaco con el pelo teñido de verde calló a mi lado golpeándose fuertemente la cabeza contra el banco haciendo un hardflip, no lo culpo, es difícil.
me paré de inmediato y le extendí la mano para ayudarlo a levantarse.
observé que el pelo se le teñía de rojo y me alarmé.
— ¡flaco te rompiste la cabeza! — le grité y él abrió los ojos.
—¿qué? — preguntó suavemente mientras me miraba fijo.
lo observé bien, aunque no hubo mucho tiempo, tenía la nariz perfecta, al igual que sus ojos marrones acompañados por su mandíbula bien marcada.
— que te rompiste la cabeza, vamos que te llevo a la guardia. —agarré mi mochila y el su skate y salió con la mano en la herida.
unos minutos después llegamos a lo que era un mundo de gente. nenes llorando, ancianos que casi ni se movían, gente borracha, parecía que todos se habían puesto de acuerdo en estar echos pija hoy.
tomé de su mano y salimos afuera.
— ¿queres que te lleve a mi casa? y te curo ahí. — hablé rápido y el asintió con dolor.
empezamos a caminar, gracias a dios mi casa estaba a dos cuadras y media del hospital, asique llegamos rápido.
le curé y luego de eso, se fue, agradeciéndome y prometiéndome que nos volveríamos a cruzar en el parque, donde siempre estaba.
aunque no me dijo su nombre, ni yo a él