Capítulo II

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Desperté asustada y confundida, ese sueño era tan real como si de verdad me hubiera besado, (si era guapo el chico), pero por que me besaría si solo lo vi una vez y fue una simple coincidencia tropezarme con él, además los malditos sueños nunca te dejan disfrutar del momento, por que estas apunto de tocar el agua "PUM" despiertas justo en el momento antes de que suceda todo. No entiendo por que ese sueño ahora no me podré concentrar en todo el día.

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Hacía poco tiempo que habían comenzado las clases en el Instituto. Había entrado a tercer grado y la escuela cada vez se vuelve más pesada y tediosa. No me gusta la idea de que en poco tiempo volveré a la misma rutina de antes, esa en la que siempre estoy estresada por el Instituto. Falta poco para que comiencen a mandar proyectos molestos y lo peor que vienen en equipos y no saben trabajar mis compañeros, ya me quiero ver terminando el trabajo sola por ellos.

Ahora estoy sentada en la cafetería disfrutando de mi sándwich. Mi mejor amiga Carlee, esta parada a un lado alegando con un chico, no tenía en cuenta el tema pero por el movimiento de sus manos y su cara se que es algo que no le convence en lo absoluto. Ellos dejaron de hablar y mi amiga se acercó a mi haciendo una mueca que me saco una pequeña sonrisa.

-Ay amiga, ese chico tiene problemas me vuelve loca.

-¿Ahora que pasó Carls?.

-Habíamos quedado el viernes, a lo de Víctor para poder organizarnos de el proyecto de Ciencias, pero el tonto de Isaac no puede porque va a ir con su primo, ¿sabes que van a hacer?.

-¿No?.- conteste con sarcasmo

-Exacto ¡¡nada!! Me dijo que planeaban ir a comprar un videojuego y que tenía que cuidarlo, ¡eso no es justo! mi proyecto es más importante; Ay amiga ¿por que no me tocó contigo?-.dijo esto ultimo dando un suspiro de frustración.

-Esta vez no hubo suerte Carlee.

Dicho esto sonó la campana de regreso a clase y me dirigí a tomar mis cosas en el casillero para así ir directo a mi clase de biología.
Pase las dos últimas horas sentada en una aburrida clase en la que el profesor estuvo explicando algo sobre la reproducción, no puse mucha atención por que estaba perdida en mis pensamientos.
Después del Instituto tengo clases de ukelele, y no pienso llegar tarde por que tengo que ir hasta mi casa por mis cosas, no se por que me cambiaron mi horario normal.

Sonó la campana.

Todos salieron disparados del salón como si vendieran empanadas y yo me quedé ahí sentada.

-Oye Amy ¿vas a venir?-. En mi campo de visión se asomó la cabecita de Carlee.

- Si perdón.

Cuando salí del Instituto fui con Carlee a la parada a esperar el autobús, habíamos comprado unas paletas de chocolate, así que estábamos tranquilas.

Llego el autobús y nos montamos en el. Pase la mayor parte del tiempo entre mirando la ventanilla y comentando a la charla que de vez en cuando salía entre Carlee y yo. La verdad estaba un poco aburrida pero esta mujer hacia que me quitara el aburrimiento cuando empezó a decir sus bromas hasta lograr hacerme reír, no se como lo hace, somos tan diferentes pero sin duda las mejores amigas.
Hace unos minutos que Carlee se bajó de el autobús y aquí estoy sola, una señora se sentó a mi lado y iba hablando por teléfono, no veía la hora de bajarme así que cerré los ojos y me puse a escuchar.
-Hijo te dije que no podía llegar más temprano.- momento de espera en la otra linea.
-Si lo se hijo, pero ya voy a llegar...

No puse más atención pues abrí los ojos y vi que tenía mi parada en frente.
- Compermiso.- dije para intentar salir rápido.

Baje de el colectivo lo más rápido que pude, estaba lleno este. Camine un poco hasta llegar a la banca en la que siempre espero el siguiente autobús. Me puse mis audífonos y abrí mi carpeta, estuve un rato dibujando una pequeña bailarina, estaba tan concentrada que no noté cuando alguien se acerco y se sentó a mi lado.

-Linda bailarina.- dijo una voz lejana de hombre.
-Gracias.- me limité a decir, no mire a la persona que lo dijo y sólo seguí dibujando.

El hombre se levantó y se fue en el autobús que había llegado. De pronto me entró curiosidad y mire hacía el colectivo. Apenas se estaba bajando la gente cuando noté un rostro conocido de entre la multitud, sentí un calor extraño en mis mejillas cuando el chico miro en mi dirección, no supe que hacer. Era él, el chico de mi sueño, aquel con el que casi tropiezo.

En la parada de autobúsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora