Cap. 0

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No había falta especificar el carácter y la popularidad de dicho tipo. Su más relevancia era su orgullo sin igual y el incomparable atractivo que los propios ángeles le otorgaron.

Por la mente del pelinegro, existía risas traviesas y sin pena o algo no dudaba en dar unos discretos pasos de baile, como no hacerlo con las músicas tan coquetas y geniales de su gusto envidiable.

Luego los halagos de las mujeres, y por que no, los de los hombres...Él era fiel diendo de camino a su hogar luego de arduos días de estudios y trabajos.
Con playera de rayas, unos pantalones ajustados y sus inseparables gafas y audífonos se la pasaba vagando por las calles de su popular ciudad.
Ojos curiosos no dudaban en verle el cuerpo entero o su cabello peculiar en forma de flama, Él era el "galán" de galanes.

"Vegeta"

Hombre espectacular. Pero de nombre poco conocido, y llamado por su sobrenombre "gafoso", algo peculiar con su extraña combinación de accesorios.

Melodías cantaban a todo volumen para sus oídos, él gozaba de la música internamente, por fuera ni siquiera sonreía.
Acostumbrado a ver a mujeres murmurarle a sus espaldas, les dirigía una sonrisa burlona que las ponía feliz al punto de gritar chillonamente.

—Oye, oye...—una mano desconocida le tocó el hombro con amabilidad.

Éste se volteó tan rápido apartando esa mano. El nuevo hombre sólo sonrió nervioso.

Sólo le vio los movimientos de los labios, el volumen en sus oídos era tan alto que no entendió ni pío

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Sólo le vio los movimientos de los labios, el volumen en sus oídos era tan alto que no entendió ni pío. Tuvo que quitárselo interrumpiendo la parte favorita de su canción.

 Tuvo que quitárselo interrumpiendo la parte favorita de su canción

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—Ay Vegeta...¿De verdad no te acuerdas de mi?.—el sujeto se mostraba verdaderamente feliz. En un arrebato de su gusto quiso estrecharle con un abrazo, él se aparto rápido.

Los dos causaron la curiosidad de otros transeúntes. Entonces la hora de la verdad llegó, el nuevo hombre a quien juraría jamás haberle visto le sobrepasaba la estatura, era de piel blanca y un cabello rebelde oscuro, y con una sonrisa muy boba adornandole el rostro, por más llamativo y amable que pareciese...No le llegaría ni a los talones.

—Tenia razón, me dijo que serías muy serio conmigo.—en un acto de nerviosismo llevó su mano a la nuca.

Vegeta se hartó de ese; dio media vuelta colocándose sus audifonos..."I want to break Free...". La canción que le ponía satisfecho y le regresaba a su ego.
El otro sintió indignación y ofensa, le siguió el paso apresurado. Nuevamente tomandole del hombro con más brusquedad, cosa que fue mala idea.

Vegeta lo empujó simplemente.

—Deja de seguirme.—le señaló con el dedo, debajo de las gafas una mirada asesina apuntaba al hombre inocente.

Se alejó en la muchedumbre de las calles, éste desde el suelo le vio partir, suspirando hondamente se levantó sacudiendose su ropa

—Ay Vegeta, ay Vegeta...—repitió para si mismo.—Cuando podré entregarte esto...—sacó una pequeña caja que cargaba consigo en el bolsillo de su pantalón, y al observar su muñeca un susto tremendo le atacó.—¡Las 4 p.m! ¡llegaré tarde!

Se marchó corriendo y esquivando toda persona o costa, aunque sonreía sin razón por verle después de tanto tiempo, no culpaba su comportamiento, sin duda su antiguo amigo no cambió demasiado después de todo.

°°°

Quitó los zapatos para entrar a su hogar. Y se desgracio por completo su día, ahí dentro su compañero del hogar quien llegó antes del tiempo previsto al que solía estar.

—¿Qué haces aquí insecto?

—Aquí vivo, animal.

—No me digas que...—echó una risa con tintes de hipocresía .—Te despidieron.

Su acompañante desde el sofá le rió con sorna, cerró el libro que traía en manos y se levantó.

—Ya quisieras enano.—pasó de largo por un costado suyo.—Tú querida está aquí.

Vegeta sólo le miró de reojo y se despojó de las gafas.
Una muchacha traía consigo una risita coqueta, sentada en el sofá más pequeño se decidió a levantar.

—¿Y tú que quieres insecta?

Ella borró la sonrisa que llevaba. Se cruzó de brazos encarando a su novio.

—¿Qué no hay un Hola?

—Hola.

—Idiota...—su poca amabilidad con mostrar algo de empatia era un total desagrado, Vegeta no le veía nada de malo no querer saludarla si no estaba con ánimos de hacerlo.

Bulma, nombre de aquella joven de cabellos azulados y de una figura de envidia, era la afortunada de entre tantas de tener como pareja al "gafoso". Y si tan solos sus admiradoras de la calle supieran el tipo de hombre que era.
Se acercó muy provocativa, enrollando sus brazos en el cuello de éste, el devolvió el acto abrazando su pequeña cintura.

—Podríamos pedirle a Piccolo que nos deje a solas, sólo un rato...¿te parece?—le habló seductoramente al oído de su pareja, él le dedico una risa divertida.—¿y bien?—volvió a preguntar interesada en una respuesta positiva.

—Tengo que estudiar...—lo que se insinuaba empezar fue interrumpido por esa contestación tan cortante.

°°°

Por otro lado, en una pequeña oficina se encontraba el hombre de cabellos rebeldes con pilares de documentos que organizar, se quería arrancar cabello por cabello de sólo verlos, pero así era su amargado y mal pagado trabajo.

—Goku, ¿qué tal te fue?.—una compañera le habló muy entusiasmada a su amigo.

Goku sabiendo la referencia, se dedicó a sonreir recordando la cara de la persona que con tanto esmero buscó por tiempo.

—No ha cambiado en nada...—dijo en un hilito de voz, sintiéndose plenamente feliz en su interior.

La hora del trabajo empezó, pero lo que alegraba sus días de rehenes para los trabajos era la dichosa música que les ponían y que les acompañarian por una tarde más, más como de costumbre...ambos bufaron y rieron para volver de nueva cuenta a sus oficios.

El galán [AU-DB] #PacmanAwards2019 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora