Capítulo único

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"¿Acaso es exagerado de mi parte sentir tanto miedo de esta invitación a cenar? Digo, es Kris, en ningún momento le hemos visto la cara y justo ahora quiere conocernos." JongDae planeaba convencer a su amigo de que era una mala idea aceptar la dichosa invitación, pero cómo negarlo si en primera fue más bien una orden.

ChanYeol estaba nervioso, sí, pero prefería comerse los nervios con la esperanza de que de esa manera JongDae no continuara con esa charla pero al parecer entre más silencioso era más hablaba su amigo. ChanYeol quería pensar en cosas bonitas como que luego de trabajar once meses moviendo cocaína por las calles de Miami al fin iban a conseguir un ascenso o un aumento de sueldo. Y es que era un trabajo difícil, muy arduo y peligroso, claro que eso no lo veía Kris porque él sólo recibía el dinero y se ocupaba de gastarlo en estupideces como aquellos vinos de quinientos dólares o esa estúpida cortina de ochocientos.

Llegaron a la mansión y guiados por SeHun, quien por cierto, era el intermediario entre ellos y Kris, les hizo pasar al salón principal, todo azul cobalto, marino y tonalidades grises, una mesa de vidrio y búhos de cerámica. JongDae busco en su bolsillo el brazalete purpura que MinSeok, su novio le había dado buscando en vano relajarse y detener el temblor en sus piernas.

"Esperen aquí, ya vendrá para reunirse con ustedes" y esa mirada glacial de SeHun fue lo último que recibieron de SeHun antes de que se retirará buscando a su jefe, sí, a ChanYeol le daba la sensación de que no le agradaba al ayudante del jefe, pero así fue desde el principio, nunca ninguna sonrisa se cruzó en sus labios, ni siquiera un titubeo, su rostro marfil puro.

Una mata de cabellos rubios, hombros anchos y 1,87 centímetros se hicieron presentes en la sala, y con una amistosa sonrisa se acercó a ambos, les saluda con un apretón de manos que planeaba hacerles saber la fuerza con la que podía fácilmente tomarlos de cuello y cortarles la respiración y terminar en segundos con sus insignificantes vidas de traficantes de quinta, o bueno, eso creía ChanYeol. Claro que aunque la sonrisa no vislumbraba ni una pizca de malicia o amenaza, ChanYeol sabe cómo funciona el negocio y las personas envueltas en la droga y claro que sabe que quien luce más tranquilo puede sorprender de manera no tan grata para ellos.

En el pasado ChanYeol ya lidio con gente como YiFan y quiere creer que por ello tiene la ventaja, él sabe que son todo sonrisas, palmadas, bromas, risas despreocupadas y generosidad, y a la menor provocación son capaces de reventar cuencas de los ojos con solo sus pulgares, es por eso que prefiere mantenerse quieto, sereno y ante todo obediente.

El rubio sentado en su lugar los veía con cierto brillo juguetón, quizá, piensa ChanYeol, los estaba viendo como seres inofensivos dignos de unas cuantas copas y una cena tranquila, o, que esta era la opción que más le aterraba, para YiFan eran potenciales enemigos y por ello buscaba reunirlos en un sitio alejado de la ciudad y por lo tanto de cualquier posibilidad de huida. ChanYeol veía a Chen y sabía que quizá ese era el detalle que más alteraba a su amigo a pesar de buscar alivio tocando ese amuleto que llevaba en la muñeca.

"Se estarán preguntando la razón de esta repentina reunión" afirmó mientras bebía un trago de vino tinto de su copa con total tranquilidad, y sí, ChanYeol moría de la curiosidad porque ante todo no sabía lo que ocurría en la mente de ese hombre para el que trabajó por casi un año y del que apenas entonces supo su identidad.

ChanYeol sólo movió un poco la cabeza, fue casi imperceptible pero lo suficiente como para que las velas de la mesas dejaran ver un poco la duda en sus ojos grandes. YiFan seguía sonriendo como si estuviese con antiguos amigos, parecía esperar por algo, el silencio se había prolongado lo suficiente para incomodar a Chen que se removía en su lugar, ya sin controlar los nervios. Había visto en películas de mafiosos que siempre era mala señal que el jefe mafioso invitar a casa a sus trabajadores y es que él era nuevo en el trabajo y lo cierto era que se había acostumbrado a vender droga junto a ChanYeol en total calma.

Belleza inaudita (ChanBaek)Where stories live. Discover now