22.

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Las clases estaban siendo un infierno en los últimos días, y Emilie tenía que admitir que todo se debía gracias a las pocas ganas que ella le estaba echando a sus clases, o mejor dicho, la distracción que estaba teniendo y que le impedía estar atenta

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Las clases estaban siendo un infierno en los últimos días, y Emilie tenía que admitir que todo se debía gracias a las pocas ganas que ella le estaba echando a sus clases, o mejor dicho, la distracción que estaba teniendo y que le impedía estar atenta.

Y justamente eso estaba pasando en aquel momento:

-Señorita O'Connor.

Emilie maldijo por lo bajo cuando escucho su apellido, el rostro totalmente rojo de la vergüenza al levantarlo y mirar al viejo profesor que le daba una mirada de reprobación. Ella sonrió apenada.

-¿Podría repetirme lo que acabo de decir, señorita O'Connor?

Su mente estaba haciéndole una mala pasada y los nervios no estaban ayudándola ni un poco cuando vio como sus compañeros la miraban a la expectativa. Algunos sonriendo burlonamente y otros dándole una mirada de pesar. Ella sintió como si varios pares de ángeles cantaban a su alrededor cuando estaba a punto (como tantas veces) de pedir una sincera disculpa y fue interrumpida y salvada por el sonido de la perilla en la puerta al ser girada.

Emilie tragó suavemente cuando la puerta estuvo completamente abierta y dio pasó a él, y su sonrisa fue lo primero que ella vio, seguido de una manada de risas y ruido que otros chicos hacían cuando lo empujaban y él les seguía el juego.

-Señor Bieber, espero y tenga una buena razón para interrumpir mi clase de esta manera tan abrupta. -La voz autoritaria del profesor provocó un ruido de risitas en los compañeros del recién nombrado y Emilie le fue inevitable no sonreír y sonrojarse al verlo.

¿Como era si quiera posible que siempre que lo veía podía gustarle más? Pregunta difícil si considerábamos que a Emilie le había gustado Justin por años y nunca había tenido la valentía de hablarle hasta ahora... O más o menos.

Ella solo le estaba enviando notas y aunque no fuera el mayor avance o lo que había esperado por años, ella no tenía nada de que quejarse y menos si ya había obtenido una probada de él, dos veces. Y justo en ese momento ella deseaba una tercera, totalmente consciente de que él estaba igual de dispuesto por las anteriores notas que le había mandado y que aún guardaba en su mochila.

-Si no fuera tan importante, profesor Smith, le prometo que los chicos y yo no estaríamos aquí molestándolo a usted y a su clase. -Él acababa de hablar, y Emilie sintió como su piel se erizaba.

Mientras los otros chicos le explicaban el por qué se encontraban presentes, Emilie estaba sonriendo divertida al ver como Justin asentía sonriente a una de las chicas que se encontraba en la parte delantera del salón. Sus propias manos sobando la piel erizada de sus brazos por lo que la voz de él había provocado minutos atrás, sus pezones doliendo al imaginar como él había rozado sus manos por su piel y la besaba, de la misma forma en como ella estaba sobándose con lentitud sus brazos en ese momento en que lo miraba desde lejos y trataba de escuchar que hacía ahí.

Hey, BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora