Cap. 1

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La sirena de policía se va acercando poco a poco al colegio.

-Javi tío, ¿qué coño hacemos? No quiero ir a la cárcel.

-Tranquilo, aquí nadie va a ir a la cárcel. Sígueme.

Javi me cogió de la mano y echamos a correr detrás del edificio. Estábamos pegados a la pared, en cuclillas por si teníamos que correr. La sirena paró; los coches se detuvieron y los policías se acercaban. ¿Quién llamaría a la policía solo porque dos chavales estaban haciendo graffitis? Algún gilipollas amargado, seguro.

Uno de los policías se acercaba a la valla y la abrió. Estaba cerca, pero no demasiado.

-Tío, vámonos. Si nos quedamos aquí nos verán.- dijo Javier.

Asentí con la cabeza y empezamos a avanzar lentamente. No hacíamos ruido en absoluto, o al menos eso esperaba.

Paso a paso llegamos a una zona con arbustos bajos. Nos escondimos allí. Estábamos muy pegados. Estaba tan nervioso que mi corazón era lo único que se escuchaba ; no quería que nos pillaran.

Los policías se fueron y la sirena sonó de nuevo, en sentido contrario a nuestra ubicación.

-Izan venga ya está. Ya pasó. No te ralles anda.

Su mano seguía cálida. No me había soltado desde entonces. Es un buen amigo, cuida mucho de mí. Lleva haciéndolo muchos años.

-Javi de verdad que no me esperaba que pasara esto... ¿Podemos irnos, por favor?

-Claro hermano. Pero tenemos que volver a hacer esto eh. Dios la puta adrenalina es genial loco.

No lo podía negar. Es verdad que eso se sentía muy bien. Eres superior a todos ellos. A todos los que se metieron contigo en ese jodido colegio.

Él se soltó y empezamos a andar. No había nadie en la calle. Ya eran las once. No sé cómo nos vieron en primer lugar.

Fuimos a paso ligero hacia la valla y la saltamos. Es una valla muy baja, no tiene ninguna utilidad. Hasta un niño de ocho años podría saltarla. Pero claro, suelen ser demasiado buenos como para plantearse siquiera hacer pellas.

-¿Quieres que te acompañe a casa? Ya es tarde, no quiero que te pase nada. Ya sabes que tienes que tener cuidado después de lo que pasó con ella.-dijo Javier.

-Lo sé, pero no pasa nada. Seguro que ya está todo olvidado. Por lo menos yo ya la he olvidado. Sólo me hizo daño y lo sabes. Eres mi mejor amigo.

-Sí, soy tu mejor amigo. Y por eso mismo sé que sigues pensando en ella y te duele todo lo que pasó... En fin. Aunque te niegues te acompaño a casa.

No me puedo negar. Es demasiado sobre protector conmigo. Sé que me quiere mazo, pero hay veces que se pasa demasiado. No creo que su nuevo novio me pegue una paliza.

Pasamos por varias calles completamente vacías, otras con gente que ya estaba ebria. Algunos parques ocupados por parejas dándose el lote. En fin. Puede que sí eche de menos tener pareja, aunque nunca lo admitiría. Y menos a Javi. Seguro que haría un perfil haciéndose pasar por mí en Badoo para conseguirme una novia. Obviamente también mentiría en mi edad diciendo que soy mayor de edad aunque tengo 17. Tampoco es una gran mentira, no me queda mucho para cumplirlos pero aún así una mentira es una mentira. Seguro que también modificaría mi foto para que pareciera que tengo ojos azules; siempre dice que a las chicas les gustan los ojos azules y se queja de tener ojos marrones. A mí personalmente me gustan mis ojos verdes. Creo que le dan un tono de misterio a mi rostro.

-Bueno, ya hemos llegado.- dijo él cuando llegamos a mi portal.

-Gracias hermano. Ten cuidado volviendo. Sé que yo corro más peligro que tú gracias a ese puto subnormal, pero saben que eres mi amigo y también puede pasarte algo. Ya sabes cómo es Ruiz.

-Nah no te ralles. No me va a pasar nada. Y sino les meto una hostia y les reviento.

-Anda tio no fardes...

Nos despedimos con un abrazo y subí a mí casa. Mientras estaba en el ascensor miré mi móvil y vi unas llamadas perdidas de mi madre. Mierda se me olvidó decirle que me retrasaba. No es como si lo hubiera hecho a propósito. Yo no quería que llamasen a la policía. Joder, me va a tocar escuchar una laaarga charla.

Triángulo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora