Aquel fin de semana que tanto deseaban los dos chicos llegó más rápido de lo previsto, y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaban de camino hacia el pueblo donde pasarían aquellos tres días. Era viernes, y las carreteras, a pesar de que iban a un pueblo casi perdido, estaban llenas y en algunos tramos se formaban atascos. El bus en el que iban estaba prácticamente vacío, a excepción de una abuelita muy mona que miraba melancólicamente por la ventanilla. Yoongi reposaba su cabeza en el hombro del rubio, con los ojos cerrados y en un estado de trance, entre la vida real y el sueño.
Jimin lo miró, sonriendo y colocándose con cuidado para abrazar al chico. Miró por la ventanilla, luego a la señora mayor, y luego a Yoongi, y se acercó a su oreja, empezando a tararear muy bajito la nana que le enseñó su abuela antes de que muriera. El rubio cerró los ojos también al entrar en las últimas estrofas, la nana le traía muchísimos recuerdos y era muy doloroso para él cantarla, pero debía hacerlo para superar el dolor que causaba en él el pensar en su abuela.
-Jimin. -el peliazul se removió para mirarle.- ¿Estabas cantando tú?
Jimin asintió.
-Sí, era yo, ¿te he molestado?
-¡No, no! Es solo que... -suspiró.- ...cantas genial, bebé, cantas... Wow.
-Gracias. -Jimin se ruborizó levemente y apoyó su cabeza en el hombro de Yoongi, acariciando con suavidad el cuello del mayor con su naricita.
-Mira, estamos llegando.
Jimin, sin despegarse mucho, miró por la ventanilla, viendo como se desviaban hacia una carretera bordeada por hierba descuidada. El pueblo era muy rústico; con sus pequeñas calles empinadas, sus replacetas llenas de gente mayor paseándose y saludándose entre ellos, perros correteando persiguiendo algún gato... Los dos jóvenes se maravillaron ante lo bonito que era el sitio donde pasarían Navidad y decidieron que habían elegido bien.
Cuando bajaron del bus con sus maletas pudieron respirar profundamente el buen ambiente que había allí, con las montañas al lado, y no en la ciudad, con todos los residuos de las centrales. Caminaron por aquellas calles empinadas, sonriendo a los ancianos que les miraban con curiosidad hasta por fin llegar a su casa; una pequeña vivienda muy rústica de la que se enamoraron al instante.
Aquella tarde de viernes, lo único que hicieron fue dejar sus cosas y ordenarlas, y gastarse bromas entre ellos, decidiendo quién dormiría en la única habitación que había, quedando como ganador Yoongi.
A la noche decidieron salir, encontrándose con un panorama mucho más bonito que el que tenían de día. Las estrellas relumbraban mucho más bonitas allí que en la ciudad, las calles estaban desiertas y lo único que se oía era el rumor de algún río cercano. Caminaron maravillados por todo el espectáculo audiovisual que se extendía ante ellos y en algún momento se agarraron de la mano, yendo el resto del camino con sus dedos entrelazados.
Al cabo de un rato pudieron llegar al río que se oía desde su casa, era pequeño, pero llevaba mucha agua y tenía un pequeño puentecito para cruzar al otro lado. Tras oírle a Jimin decir que aquel sitio era precioso y espectacular, a Yoongi se le cruzó una idea por la cabeza y decidió llevar a Jimin sobre el puente, quedándose después parado observando el río. Jimin le miró curioso, pero después sonrió e hizo lo mismo que el peliazul, mirándolo todo con felicidad.
-Jimin. -empezó el peliazul tras un rato de silencio, empezando a andar de un lado para otro en silencio.- Tengo que preguntarte algo.
-Claro, dime. -Jimin le miró, con sus bonitos ojos en una perfecta raya que hizo que Yoongi quisiera lanzarse sobre él a besarle.- ¿Qué ocurre?
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let me love u {Yoonmin}
Romance-Soy un desastre. -dijo Jimin bajando la cabeza. -No, no digas eso, no eres un desastre. -Yoongi sonrió.- Y si fueras un desastre... Serías un desastre bastante perfecto, ¿sabes? Portada hecha por @xiu_kookie #302 en LOVEISLOVE (20-6-18) #18 en LOVE...